Acciones navales durante el bloqueo de Gibraltar: 1779-1780

Por Juan García (Todo a Babor)

1779-1780 | 1781-1782

Aclaración

El siguiente artículo ha sido elaborado gracias a los fragmentos extraídos de la Gaceta de Madrid, al igual que hicimos en su día con los corsarios en la Guerra de la Oreja de Jenkins.

He buscado estos artículos, reunido y transcrito para que podamos leer algunas acciones navales, de entre tantas que hubo de haber, durante los largos años de bloqueo en la que los británicos lograron resistir no sin muchísimas dificultades.

La mayoría de las entradas que pueden leer tienen como casi únicos protagonistas a las unidades de la Armada. De las acciones realizadas por nuestros corsarios, aun siendo también numerosas e importantes, he preferido no ponerlas para dar más protagonismo a los buques de guerra que fueron en definitiva los verdaderos artífices y mantenedores del bloqueo.

Empezó el bloqueo de Gibraltar el 17 de julio de 1779 y terminó el 2 de febrero de 1783. A comienzos del mismo se situó en Ceuta un navío, una fragata y 3 jabeques.

En Algeciras también un navío, una fragata y 3 jabeques. El Teniente General Barceló cruzaba las aguas del Estrecho con 5 jabeques, 12 galeotas y 20 lanchas cañoneras. Mientras que los ingleses sólo disponían en esos momentos de un navío (el Panther), 3 fragatas y 2 bergantines.

Para evitar que estas fuerzas de bloqueo se vieran sorprendidas por las escuadras británicas había en Brest, bajo el mando de Miguel Gastón, 20 navíos españoles más otros 20 franceses. En Cabo Espartel se encontraba Luis de Córdoba con 16 navíos y Juan de Lángara en San Vicente con 10 navíos.

Lógicamente en el transcurso de la guerra estas disposiciones iniciales variaron sustancialmente.

Este bloqueo no fue satisfactorio del todo ya que varios convoyes pudieron llegar al Peñón para abastecerlo en los momentos más críticos, pero que tuvo a la escuadra ligera de Antonio Barceló como los adversarios más temidos por los británicos, tanto por el gran uso de las lanchas cañoneras, que se acercaban incluso a los muelles del enemigo, como los rápidos jabeques o bergantines que acosaban como lobos a las desprevenidas embarcaciones inglesas que querían entrar o salir de Gibraltar.

Buques mandados y tripulados por gente experta, y bien conocedora de su oficio, que puso en aprietos muchas veces a unidades mucho más poderosas. Baste la coplilla, que por entonces circulaba en Cádiz, sobre la efectividad de Barceló para hacernos una idea:

Si el Rey de España tuviese cuatro como Barceló,
Gibraltar fuera de España, que de los ingleses no.

No hay que olvidar que esta fue la ocasión que más cerca tuvo España de conseguir recuperar la Plaza por las fuerza de las armas.

Vista de Gibraltar desde el noroeste.
Vista de Gibraltar desde el noroeste. Grabado copiado de A History of Gibraltar and its Sieges (1870) de Frederic George Stephens y JH Mann. U.S. Navy Naval History and Heritage Command.

Ordenanza de Corso para la Armada, 1 de Julio de 1779

Ha salido a luz la Ordenanza expedida a 1º de julio de 1779, adicional a las generales de la Real Armada, sobre presas que hicieren los navíos y demás bajeles de ella; por la cual ampliando el Rey N. Sr. Al Cuerpo de su Real Marina las gracias que merece el incesante trabajo de aquella carrera, y para añadir a los empleados en el mismo servicio un estímulo que además del pundonor característico de la nación avive su esfuerzo a subyugar y destruir a los enemigos de la Corona.

Ha resuelto S.M. sin dejar de tener presente lo establecido sobre presas en el título 5, del tratado 6, parte I, página 418 de las Ordenanzas de la Armada, y sin perjuicio de lo prevenido en la Ordenanza de corso que se ha de observar por lo respectivo a los armadores particulares, dejar el valor íntegro de los buques de guerra y corsarios que se tomen a los enemigos a favor de los Comandantes, oficialidad y tripulaciones de los bajeles de la Real Armada que los apresen; y que si la embarcación apresada fuera mercante, los dos tercios del valor del buque y su carga quede a favor de los apresadores; destinándose el tercio restante a un fondo que deberá formarse en la Tesorería de Marina del Departamento donde entrare la presa para emplearlo en gratificaciones de las familias de los muertos en combate, todo bajo el método y reglas prescritas en los 17 artículos de que consta el mismo Reglamento.

29 de octubre de 1779. La constancia de Gravina

Advirtiéronse en la noche del 29 de octubre algunos fogonazos hacia la parte del Sur de la bahía de Algeciras, y el Comandante del bloqueo de mar de la Plaza de Gibraltar don Antonio Barceló dispuso que se pusiese a la vela a media noche el jabeque San Luis, que mandaba interinamente el teniente de fragata don Federico Gravina, el cual ayudado de remolques por el poco viento se puso en medio del canal, desde donde bordeando hasta el día descubrió desde sus topes una embarcación de vela redonda que se dirigía a la Plaza enemiga.

Inmediatamente emprendió su caza, llamándola cuando la tuvo a proporcionada distancia, con un cañonazo, y repitiendo hasta cuatro afirmó con el último la bandera española, pero la embarcación continuaba su rumbo sin podérsele aun distinguir su pabellón hasta que más próximo el jabeque, y reconociendo ser una fragata corsaria de 26 cañones, hizo señal de embarcación enemiga a la escuadra de bloqueo, en cuya consecuencia se levaron inmediatamente los nombrados el Murciano San Sebastián del mando de don Miguel Tacón y don Joseph Justiniani, haciendo todo esfuerzo para salir del canal, no obstante el vivo fuego que les hicieron las baterías de la Punta de Europa.

Seguía sin embargo su rumbo la embarcación enemiga con todo empeño, de cuyas resultas forzó de vela el San Luis y puesto ya en mayor inmediación la hacía un fuego vivo dando al mismo tiempo sus disposiciones para abordarla en momento oportuno.

Correspondía con su fuego el corsario inglés, y como halló imposible doblar la citada Punta de Europa para entrar en el fondeadero de Gibraltar se determinó a varar detrás del Peñón por la parte de Levante, eligiendo paraje que estuviese distante de las baterías de nuestra línea.

Pero reconociendo este designio nuestro jabeque hizo la correspondiente maniobra para lograr su primera intención, que había sido de cortar al enemigo o de obligarle a varar debajo de nuestro fuego, a cuyo objeto debían contribuir igualmente los jabeques Murciano y San Sebastián que se acercaban ya, sufriendo también por un largo rato un fuego vivo de las baterías del monte.

A las 9 de la mañana calmó notablemente el viento, pero a fuerza de diligencias siguió su empeño el jabeque San Luis hasta ponerse a tito de fusil de la fragata enemiga y debajo de todas las baterías de la montaña, las cuales disparaban sin intermisión balas y bombas contra los buques españoles.

Varó finalmente la embarcación enemiga a medio tiro de cañón de nuestro fuerte de Santa Bárbara, del cual se la hizo un fuego tan seguido que a pesar de todas las diligencias de los ingleses en enviar lanchas, con la mira sin duda de recoger la carga que llevaba, no les fue posible atracarse al corsario; y a aquel fuego correspondieron con mucho calor las baterías de la Plaza que hacen frente al mismo fuerte.

En este estado viendo el comandante del jabeque San Luis que la corriente le tiraba demasiado a tierra, exponiéndole a la continuación del fuego enemigo sin fruto alguno, determinó virar por la costa de España, y que le remolcasen los buques menores que iban en su compañía, dando fondo después en la Ensenada de la Funada.

Empleóse el resto de aquel día y todo el siguiente por parte de nuestras embarcaciones en observar de cerca de la enemiga, y por parte del Fuerte de Santa Bárbara en continuar su fuego para impedir la descarga de efectos que pudiese conducir: más en la siguiente noche por disposición del comandante general del bloqueo se puso fuego a la fragata inglesa por las lanchas del jabeque África y Trinidad sostenidas de algunas embarcaciones pequeñas, de suerte que a las 8 de la mañana de este día 1º de noviembre se halló enteramente reducida a cenizas.

2 de noviembre de 1779. Huida frustrada

En la noche del 2 de noviembre con viento este fresco, y a favor de la oscuridad, salió la fragata mercante Veneciana nombrada la Juventud del muelle de Gibraltar (a donde había entrado el 20 de octubre no obstante la intimación que la hicieron los jabeques del Rey de estar bloqueada aquella Plaza, y no poderse entrar en ella), con pliegos y la correspondencia del público para Londres, que había recibido el escribano de la embarcación.

Y habiendo sido descubierta y reconocida al siguiente día 3 por la fragata Santa Teresa, una de las de la escuadra del mando del Brigadier don Juan de Lángara y Huarte, la envió este comandante, y también una urca sueca que conducía artillería y anclas, escoltadas ambas por la misma fragata Santa Teresa, al puerto de Cádiz en donde entraron el 5 de noviembre.

Plano de la Bahía de Algeciras, con Gibraltar a la derecha
Plano de 1786 de la Bahía de Algeciras, con Gibraltar a la derecha. Pulse para verlo ampliado.

GM del 9 de noviembre de 1779. Un valiente mercante

El jabeque español Santa Teresa de Jesús, de buen porte, armado con 6 cañones, 24 trabucos, las armas y municiones correspondientes y 16 hombres de tripulación que habían conducido de Sevilla al Campo de San Roque pertrechos de guerra, se retiraba en lastre a buscar carga mandado por el patrón ibicenco Antonio Ferrer, a quien lo tenían confiado por su notoria experiencia y buena conducta los dueños del mismo buque que los hermanos don Jaime y don Joseph Requerols vecinos de Cartagena con expreso encargo de no perder coyuntura alguna de sacrificarlo en servicio de la Corona.

En consecuencia hallándose fondeado el 20 del mes último en los Corralotes costa del Cabo de Gata oyó combate en el mar y vio venir a la playa una lancha, cuyos marineros le informaron serlo de una saetía catalana que acababan de dejar en poder de una goleta o balandra inglesa que la había perseguido y apresado, pudiéndose escapar ellos.

Con esta noticia se hizo inmediatamente a la vela el patrón Ferrer tomando a su bordo 13 marineros más de dicha tripulación; y habiendo encontrado a la goleta apresadora (que era de 16 cañones y 100 hombres) se batió con ella 3 horas con la mayor bizarría hasta obligarla a huir a remo y vela, y soltar la presa, a la cual le había ya clavado los 4 cañones que montaba. Libertó también a otros 4 bastimentos españoles a que daba caza la goleta inglesa.

No contento con esto la persiguió haciendo y recibiendo un fuego muy vivo casi a medio tiro de pistola. La goleta se defendía con vigor; y el patrón Ferrer tuvo que desistir de la empresa por haberle calmado el viento y tener sus cureñas y velamen acribillados a balazos; pero no tuvo desgracia alguna ni siquiera un herido; y han entrado felizmente en el puerto de Almería así el jabeque como la saetía represada, que se nombre San Juan Bautista, su patrón Jaime Pasy, procedente de Barcelona con 3.000 fanegas de trigo, 50 barriles de harina y 200 fanegas de legumbres con destino a Málaga y Algeciras.

Son acreedores a elogio el patrón Ferrer y sus marineros por el valor, constancia y celo que han acreditado en esta acción contra un buque de muy superiores fuerzas, y por haber libertado aquellas 5 embarcaciones; como así mismo el patrón ibicenco Antonio Martiner por la inteligencia con que desempeñó la comisión de conducir la saetía represada a dicho puerto de Almería.

12 de noviembre de 1779. Sálvese quien pueda

En la madrugada del día 12 apresó el jabeque Águila de la dotación de Ceuta una tartana que salió de la Plaza y se dirigía a Tánger conduciendo algunas personas del vecindario.

La gente tuvo tiempo de saltar en tierra; pero se dejó a bordo la correspondencia de cartas que llevaba. Esta embarcación montaba 2 cañones de a 4 y 2 pedreros. Anteriormente se había tomado un bote de la misma Plaza por los jabeques armados de cuenta del Rey y se había pasado otro con algunos desertores.

GM de 30 mayo de 1780. Apresamiento de una gran fragata corsaria británica

El 21 de mayo entraron en Cádiz los jabeques del Rey el Mallorquín y San Sebastián del mando del capitán de fragata don Joseph de Salazar conduciendo a la fragata inglesa del porte de 36 cañones nombrada el Emperador (sic) que apresaron haciendo el corso en estos mares.

Habían salido de aquí estos jabeques el día 15 al propio tiempo que la escuadra francesa del mando de Mr. Bausset; y a la mañana siguiente avistaron a barlovento dos embarcaciones, de las cuales una, que fue la apresada, parecía navío de 50 cañones por descubrírsele portería en el entrepuente, y la otra fragata de 30; en cuya disposición conociendo eran enemigas, emprendieron la caza, como también lo hizo la escuadra francesa que estaba aun a la vista; y aunque se adelantaron la fragata Nereida de aquella nación y los dos jabeques, pudo la embarcación pequeña enemiga por su excesivo andar perderse de vista al anochecer.

El jabeque San Sebastián del mando del teniente de navío don N. de Justiniani logró acercarse a la fragata mayor, rompiendo a las 9 y media de la noche el fuego, a que correspondió el enemigo hasta las 11 que los separó una calma, y esta impidió se pudiesen acercar el jabeque comandante y la Nereida; pero volviendo el viento a media noche, y poniéndose el enemigo en fuga a un largo, continuaron la caza los tres buques; de los cuales los dos jabeques por su mayor ligereza le fueron alcanzando en términos que a las 5 de la mañana del 17 empezaron nuevamente a hacerle fuego con las miras, a que correspondía el con sus guardatimones, dirigiéndose los jabeques a sus aletas para abordarlo, cuya ejecución ansiaban a competencia ambas tripulaciones con el mayor ardor.

Vio sin embargo don Joseph de Salazar a las seis y media que se retardaba el cumplimiento de su idea, y como se hallaba ya a menos de medio tiro de cañón le presentó el costado de su jabeque, de suerte que a la segunda descarga arrió el inglés su pabellón y se arboló a las 8 el español, distribuyéndose seguidamente los prisioneros entre los jabeques nuestros y la fragata francesa la Nereida; cuya lancha llegó a las 9 con un oficial, y a las 10 y media el todo de la escuadra francesa, enviando su general otro oficial al comandante de dichos jabeques.

Esta fragata enemiga que trae rendidos su palo de trinquete y el tajamar, pasada la popa, desbaratado un jardín y haciendo agua, había salido de Bristol completamente equipada a corso con patentes del Rey Británico, consistiendo su artillería de 24 cañones de a 12, 10 como obuses que calzan balas de a 18, 2 de a 4, y además en la cofa 4 obuses de a 6, guarnecido el buque de pedreros y esmeriles, muchos fusiles, pistolas y demás artificios; su tripulación 193 hombres, de los que murieron 5 y hubo un herido.

Han sido tratados así los 9 oficiales que tenía como los demás prisioneros con la humanidad correspondiente, restituyendo a todos por lista sus equipajes; pues la gente que al mando del teniente de fragata don Antonio Pareja fue a marinar la presa, procedió con toda moderación.

Los jabeques sufrieron algunas averías en sus cascos y aparejos, pero sin desgracia en sus tripulaciones.

GM del 26 de junio de 1780. Probando las nuevas cañoneras inventadas por Barceló

La noche del 26 de junio de 1780 el general Barceló dispuso 2 de unos nuevos modelos de lanchas cañoneras, provistas cada una con un cañón de a 24 libras, para probarlas sobre el terreno.

Con estas dos lanchas especiales de nueva construcción más otras dos normales que vinieron de Cartagena, siguieron las instrucciones dadas por Barceló y aprovecharon la oscuridad de la noche poniéndose a medio tiro de cañón del navío de línea británico Panther, que se hallaba fondeado en la base de Gibraltar.

A las dos de la madrugada rompieron el fuego contra el navío, sin que este ni las demás baterías de mar y tierra pudiesen con el vivo y continuado fuego que hacían las lanchas, ya que gracias a su reducido porte ni las veían en la oscuridad.

Como a las tres y media ya empezaba a romper el día las lanchas cesaron el fuego, retirándose sin haber experimentado lesión alguna, y sí causándola al navío en su casco y arboladura como bien pudieron observar más tarde los vigías.

Navío británico Panther
Navío británico Panther (a la izquierda) en un encuentro contra holandeses en 1781. British Library.

GM del 7 de julio de 1780. Un nuevo ataque al navío Panther

Continuando en su crucero desde Ceuta a Punta de Europa los buques destinados por el Jefe de Escuadra don Antonio Barceló para impedir todo socorro a la Plaza de Gibraltar, y también para hacer la guardia al navío inglés Panther y cuatro fragatas que se hallaban en sus muelles, ocurrió en la mañana de ayer 24 que al rendir la bordada en la inmediación de dicha Punta de Europa el navío San Miguel del mando del capitán de esta clase don Juan Moreno y las fragatas la Rosario y Santa Gertrudis del cargo de los capitanes de esta clase don Baltasar de Sesma y don Aníbal Casoni formados en línea, les hicieron fuego las baterías enemigas, a que correspondieron dichos 3 buques con las suyas, en cuya continuación prolongó la bordada su comandante don Juan Moreno creyendo se le presentaba la ocasión de batir el navío enemigo; pero advertida por este la intención se atracó inmediatamente a tierra, acoderándose para presentar su costado, en cuya disposición así este como las 4 fragatas y las baterías de tierra hicieron vivísimo fuego que duró por una y otra parte más de una hora, y a no impedirlo la fuerza de las corrientes  y la calma que da el abrigo del monte, habría repetido don Juan Moreno las bordadas sobre los enemigos.

El comandante del jabeque San Luis don Federico Gravina, que se hallaba cruzando a la banda de Levante del monte y advirtió el fuego que hacían el navío San Miguel y las dos fragatas, fue a incorporarse con ellos pasando con la mayor inmediación a todas las baterías de tierra y buques hasta formarse con los nuestros y sostuvo el más activo fuego.

En los cuatro buques ha habido 5 heridos, uno de ellos gravemente, varios cabos principales y de labor cortados y otros daños de poca consideración.

GM, 3 de agosto de 1780. Apresamientos rutinarios

Esta mañana avistó el jabeque la Soledad del mando del Alférez de fragata don Esteban Joel un “canario”, y creyéndolo sospechoso le dio caza desde el Cabo Espartel haciéndole fuego hasta Punta del Carnero, en donde estrechado por este jabeque y por el nombrado la Fortuna, del cargo del Teniente de navío don Jerónimo Bueras, que le cortó el paso se vio precisado a rendirse.

Esta embarcación de que ya tenía noticia el Jede de Escuadra don Antonio Barceló, es inglesa y había salido ayer de Faro con aguardiente, aceite, ganado de cerda, aves y otros efectos destinados a Gibraltar.

Hoy, 7 de agosto, ha entrado en el puerto de Cádiz convoyada de la balandra del Rey la Trucha la fragata mercante inglesa la Trident, con 8 cañones montados y portas para 16, 13 hombres de tripulación y 5 pasajeros, entre ellos dos oficiales de infantería inglesa.

Había salido de Gibraltar el 30 de Julio por la noche y al día siguiente fue apresada por el navío del Rey el Terrible. El capitán de la presa declara que salió de aquel puerto con otras 3 embarcaciones obligándolas a ello el Gobernador de la Plaza a fin de que aprovechasen de un recio viento de Levante para desembocar el Estrecho.

18 de agosto de 1780. Apresamiento en el Océano

Viene entrando en la bahía de Cádiz, convoyado por la fragata Santa Lucía, el bergantín inglés nombrado Race Horse que, como los cuatro interceptados desde los apostaderos de Tánger y Punta Carnero se dirigía a Gibraltar con víveres, y fue apresado el 9 en el Océano por los buques del mando del capitán de navío don Antonio Valdés, quien en el propio día obligó a varar, y deshizo a cañonazos otros compañero del apresado.

GM, 25 de agosto de 1780. Apresamiento de cuatro bergantines

En los días 11, 12 y 13 de agosto han entrado en el puerto de Algeciras 4 bergantines ingleses, uno de ellos un corsario, que con considerable porción de víveres se dirigían a la Plaza de Gibraltar y han sido apresados por los buques al mando del Jefe de Escuadra don Antonio Barceló.

Oyendo el comandante del apostadero de Tánger, don Joseph de Herrera en la noche del 9 algunos cañonazos, se puso inmediatamente a la vela con el jabeque San Antonio de su mando, y los nombrados Mallorquín y Garzota, del cargo de los tenientes de navío don Nicolás de Estrada y don Joseph Butrón, y una escampavía al mando del alférez de navío don Francisco Nasio; y avistando a las 9 dos embarcaciones, de las que conceptuó enemiga la más aterrada, se dirigió a ella, y rompiendo el fuego con las miras de su jabeque, antes que se acercase el enemigo a la costa, lo rindió. Era un bergantín mercante con 8 cañones montados nombrado el Nancy, su capitán John  Wilson, con 8 hombres de tripulación y 3 pasajeros, es a saber un teniente del regimiento 56, un comerciante y una señora.

Por esta presa supo dicho comandante la acompañaba otro bergantín. De resultas destacó en la madrugada del 10 al buque Garzota y la escampavía, enviando también el del Mallorquín, su lancha y bote armado para reconocer y cortar el paso para el puerto a uno que se dirigía a él, a cuyo tiempo logró abordarlo y tomarlo el falucho del cargo del patrón Bautista Ayet. Nombrase la Poly armado con 10 obuses y un cañón, su capitán Josué Coffin con 11 hombres de tripulación; y era el mismo de que se había tenido noticia.

En la mañana del 12 las embarcaciones apostadas sobre la Punta del Carnero al cargo del teniente de navío don Federico Gravina descubrieron otro bergantín al que ya daba caza el jabequito el Carmen, del cargo del alférez de navío don Bartolomé de Torres y seguidamente, no obstante la calma que había, se levó el citado Comandante con el jabeque San Luis de su mando, destacando las galeotas GolondrinaSan Carlos y Brillante del mando de los tenientes de fragata don Fernando Ruiz Gordón, don Miguel Pedrueca y del alférez de navío don Fernando Bustillo, y una lancha cañonera que adelantándose hizo tan vivo fuego sobre el enemigo, que le maltrató su casco y aparejo, logrando con el mencionado jabeque el Carmen abordarle y rendirlo, estando y abajo el cañón de la Punta de Europa, cuyas baterías, las del escarpado del monte y la fusilería inglesa hicieron fuego para proteger su entrada; pero la gente que lo había abordado aproando la presa hacia fuera y dándola alguna salida proporcionó llegasen varias embarcaciones nuestras, que al remolque la sacaron. Se denomina el Delphin, su capitán William Grant, con 9 hombres.

Al siguiente día 13 avistándose desde el apostadero mencionado de Tánger el cuarto bergantín, que se dirigía a aquel fondeadero, perseguido ya por uno de nuestros faluchos se levaron inmediatamente el jabeque comandante San Antonio y la galeota la Concepción del cargo del alférez de navío don Ramón Marsilla, la que se adelantó con las lanchas armadas del jabeque Garzota al mando del alférez de fragata don Francisco Cerjas, y del patrón Ayet y la escampavía del patrón Fulgencio Laureles, cuyas embarcaciones lo atacaron y rindieron a pesar del fuego que les hizo el enemigo con los 14 cañones y algunos pedreros que monta. Nombrase este corsario el Sally and Rachel, su capitán Jeremy Hayes, con 40 hombres de tripulación.

De estas 4 presas las 2 primeras habían salido de Portsmouth el 30 de julio último con un numeroso convoy destinado a las islas de América del que se separaron en la latitud de 37 grados; la tercera de Lisboa el 9 del presente, y la 4ª de Plymouth el 3, destinadas todas a Gibraltar con porción considerable de harina, jamones, vino, aceite, manteca, queso, azúcar, cerveza y otros comestibles.

"His Majesty's Ship the Alarm", una quinta clase... conduciendo un premio español a Gibraltar en 1781.
«His Majesty’s Ship the Alarm», una quinta clase… conduciendo un premio español a Gibraltar en 1781. Grabado de 1870. National Maritime Museum, Greenwich. Aunque los españoles hicieron múltiples presas a los británicos, estos también lograron hacerse con algunos buques, tal y como muestra este grabado.

4 de septiembre de 1780. Más apresamientos

Viendo el capitán de fragata don Joseph Herrera, comandante de los buques de guerra apostados en Tánger que se disponía una lancha inglesa para introducir refrescos en Gibraltar, los destacó todos hacia Cabo Espartel para que se determinase esta a salir la noche del 23 de agosto, y previno a un falucho, una escampavía y una lancha armada que en anocheciendo bien se ocultasen en la costa fuera del puerto de Tánger.

En efecto se determinó a salir la misma noche, y aunque era muy oscura, la divisó la lancha del mando del alférez de fragata don Manuel Bobadilla, la batió y rindió, tomando 4 hombres y un muchacho. Los demás se salvaron a nado en la playa de África a favor de la oscuridad.

El día 30 del mes último cruzando en el Estrecho la escampavía San Joseph y el “canario” la Zorra al mando del alférez de fragata don Jaime Fábregas apresaron otro inglés nombrado el Despacho con 9 hombres de equipaje, que salió la noche antes de Gibraltar cargado de hierro, y pasaba a Tánger a buscar ganado y refrescos para la Plaza bloqueada.

Habiéndose inventariado los comestibles y efectos que llevaban para la Plaza de Gibraltar los 4 bergantines ingleses apresados por los bajeles del bloqueo, de que se dio noticia el 25 de agosto último, se han encontrado 860 barriles de harina, 42 de carne salada, 295 de manteca, 12 de salmón, 8 de tocino, 5 de lenguas, 240 barricas de cerveza, 100 de vino, 12 de aceite, 30 de gorgú, 20 de cebada, 200 canastas de quesos, 55 cajas de azúcar, 18 de té, 61 velas de sebo, 2 de mostaza, 7 de jamones y 5 docenas sueltos, un crecido repuesto de carbón de piedra, 2 baúles y 8 cajas de seda, hilo, pelo, botones y otras mercaderías, y muchos fardos de cueros, becerros, curtidos y encerados.

GM de 22 de septiembre de 1780. Memorable combate contra dos cutters ingleses

Una balandra española denominada la Activa de 12 cañones y 2 morteros mandada por el teniente de navío don Pedro de Argaín y Ugalde, trabó y sostuvo un combate contra 2 cutters ingleses, el uno llamado Resolution de 18 cañones y 6 morteros, y el otro Cospe Fogo de 16 cañones y 2 morteros, sin que la superioridad de fuerzas enemigas desanimase a los españoles para maniobrar y pelear hasta el último extremo.

A fin de conocer cuan vigorosa fue esta acción, más memorable por sus circunstancias que por la clase de los buques, basta saber que los ingleses dispararon hasta 558 cañonazos, y que los españoles consumieron 5 quintales de pólvora en el combate, el cual acaeció del modo siguiente.

La balandra española salió de Cádiz el 6 de agosto con destino a la escuadra combinada, y descubriendo que dichas embarcaciones enemigas le daban caza procuró evitar el encuentro reconociendo su superioridad.

Pero acercándose a tiro de pistola el cutter británico Resolution, a distancia de 20 leguas del Cabo de San Vicente, se resolvió al combate que duró 2 horas con vigoroso fuego por ambas partes.

Llegando entre tanto el Cospe Fogo continuaron los españoles en defenderse contra las 2 embarcaciones todavía 2 horas  más, hasta que viendo el comandante la suya enteramente destrozada haciendo mucho agua, con 5 cañones desmontados y un enemigo a popa y otro a proa, sin poder mudar de situación para defenderse con la artillería que le quedaba útil a causa de verse imposibilitada de gobernar; y finalmente receloso de que los enemigos lo echasen a pique, como era su designio irritados de una defensa tan porfiada, arrojó al mar sus papeles y se rindió.

Cesando así el combate que mantuvo mientras le asistió esperanza de lograr el abordaje a alguno de los buques enemigos, lo cual evitaron estos por 3 veces al tiempo que hacían la mayor diligencia por conseguirlo los españoles. De estos perecieron 2 en el combate y 8 salieron gravemente heridos. Los ingleses tuvieron 4 muertos y 18 heridos, y el cutter Resolution quedó muy maltratado con 7 cañones desmontados, y haciendo de 5 a 6 pies de agua.

Los mismos ingleses hacen los mayores elogios de los españoles, y cuando el comandante entregó su espada le dijo el capitán inglés que no merecía ser privado de ella. Un oficial tan valeroso, y que así la conservase hasta llegar al primer puerto, que se verificó ser Gibraltar, donde ha recibido dicho comandante español generales aplausos en todos los parajes donde se presenta.

30 de septiembre de 1780. Intento frustrado de huida

El día 30 del pasado entró en el puerto de Algeciras nuestra fragata de guerra Rosario, una de las del bloqueo con otra mercante inglesa que salió de Gibraltar en la noche del 25.

El día 2 de octubre arribaron al mismo puerto la fragata y urca inglesas, que también salieron de Gibraltar en la noche del 26, habiendo sido apresadas por la de guerra Santa Bárbara y Asunción, que cruzaban a la boca del estrecho hacia el O. El primero de dichos buques tenía 17 hombres de tripulación incluso el capitán además de un artillero, la mujer del Teniente Coronel del Regimiento nº 72 con 5 hijas, un hijo de una de estas y 2 criadas. La fragata llevaba 17 hombres con el capitán, 2 esclavos suyos, 3 oficiales de guerra y 2 comerciantes. En la urca iba 21 marineros, 20 pasajeros con un oficial, 10 mujeres e igual número de niños y niñas.

GM, 4 de octubre de 1780. Trabajo en equipo

El 4 de octubre entró en Algeciras la balandra inglesa la Carlotta del porte de 16 cañones del calibre 8 y 9 apresada por los buques del mando del Jefe de Escuadra don Antonio Barceló.

Esta balandra que armada en corso en la Coruña había sido apresada por dos corsarios ingleses, y se dirigía con carga de aguardiente, vino, azúcar y miel a Gibraltar, fue descubierta por las fragatas del Rey en el Océano la mañana del 3 del corriente; y emprendió su caza la nombrada Santa Bárbara, cuyo comandante don Pedro Winthuysen viendo que en todo el día no pudo alcanzarla a tiro por su mayor andar, propio de esta especie de embarcaciones, se propuso embocar el estrecho siguiendo la caza, y disparando de rato en rato un cañonazo para que sirviese de aviso a las embarcaciones del bloqueo y a las vigías

En efecto hicieron estas al anochecer la señal de buque enemigo; y destacó inmediatamente el comandante del Apostadero de la Punta del Carnero don Federico Gravina a los jabequitos San Blas y Carmen con la prevención a sus capitanes don Fernando Ruiz Gordón y don Onofre Barceló de que luego que encontrasen al enemigo hiciesen señal. La ejecutaron a las 10 de la noche, trabando seguidamente vivo fuego con la balandra, que correspondía continuando su rumbo a la Plaza.

Don Federico Gravina se levó inmediatamente con el jabeque San Luis de su mando para cortarla el paso; y a breve rato rompió también el fuego, que duró 3 horas por una y otra parte, a cuyo tiempo, ya bajo los fuegos de la Plaza, y cruzando sus balas los jabeques, resolvió dicho comandante el abordaje, y hallándose en aquel punto los más prontos en el alcázar de su jabeque el alférez de fragata don Andrés de Valencia y del Pontón, y el guardiamarina don Alonso Marín que se brindaron con instancias a ir al enemigo con el bote armado, los destinó en el; y dirigiéndose con la mayor bizarría por medio de los fuegos de los buques y de la Plaza, abordaron por la popa a la balandra, ejecutándolo casi al mismo tiempo por el costado el jabeque San Luis del cual entraron el alférez de navío don Joseph Domínguez y el guardiamarina don Manuel Filinguieri con la gente designada al abordaje.

Con esto quedó rendida la balandra, logrando también quitar de las manos de su Capitán varios pliegos que iba a echar al agua.

9 de noviembre de 1780. Apresamiento en cooperación de un corsario

Dirigiéndose a la bahía de Gibraltar una goleta inglesa la noche del 7 de noviembre, se levaron del apostadero de Punta Carnero diferentes embarcaciones del bloqueo al ruido de los cañonazos del jabeque corsario la Santísima Trinidad que la venía persiguiendo; y logró apresarla una de las lanchas cañoneras del mando del Piloto Práctico Antonio Miralles.

El buque apresado se nombra la Catalina, su capitán Alexandro Macallister. Su carga consiste en manteca y otros comestibles.

GM, 16 de noviembre de 1780. Apresamiento bajo los fuegos de Gibraltar

El día 14 fue apresada por los buques del mando del Jefe de Escuadra don Antonio Barceló una tartana inglesa que se dirigía a Gibraltar con tinajas grandes cerradas, cuyo contenido aun se ignoraba por estar encaladas y estibadas con avichuelas y también aceite, pimienta, papel y otros efectos.

Había logrado estar bajo el tiro de la Plaza cuando el teniente de fragata don Pablo Estepar con la balandra Fox de su cargo valiéndose de los remos, por haber calma, pasó por bajo el continuado fuego que se le hicieron de Punta de Europa y Escalerilla, y cortó el paso a la tartana cuya gente huyó en la lancha a la Plaza; y aunque después se vio este oficial en nuevo empeño con el fuego de cañón y granadas de la Caleta, a donde la misma calma acercó los buques, logró sacar la presa y conducirla a Estepona.

GM, 29 de noviembre de 1780. Corsario tenaz

Entró en el puerto de Algeciras el 4 de diciembre la balandra inglesa la Perseverancia con 12 cañones y 20 hombres de tripulación, apresada por el jabeque corsario la Santísima Trinidad, con carga de vino, aguardiente, azúcar, velas de sebo, manteca, carne salada, mostaza, cebollas, zapatos, cueros curtidos y leña para Gibraltar.

Se hallaba don Eugenio de Torres, armador y capitán de este jabeque sobre el Cabo de Trafalgar el día 29 del mes último, y divisando la balandra emprendió su caza, logrando hacerla fuego, a que correspondió, pero viendo la superioridad de el del enemigo determinó abordarle, y aunque este, puesto en fuga se atravesó hasta cuatro veces y dio otras tantas descargas al jabeque, logró nuestro capitán abordarle y rendirlo.

Un buque de guerra británico ante el Peñón de Gibraltar. Pintura de Thomas Whitcombe. Fine Art America.
Un buque de guerra británico ante el Peñón de Gibraltar. Pintura de Thomas Whitcombe. Fine Art America.

GM, 1 de diciembre de 1780. Rico cargamento

Advirtiendo el comandante del apostadero de Tánger don Francisco Xavier Muñoz el día 1º del corriente una fragata inglesa en el Estrecho, destacó los jabeques Carmen y África del mando del Alférez de fragata don Miguel Valero y del Teniente don Melchor de Mesa, quienes procuraron cortarla la tierra, pero advertido por la fragata forzó de vela, trabándose seguidamente el combate que duró desde las 2 hasta las 4 de la tarde que se vio precisada a embarrancar en la costa por el mucho fuego de nuestros jabeques donde quedó a la madrugada siguiente desmantelada y desfondada, escapando a tierra los 25 hombres que la tripulaban.

Se nombraba la Carlota con 10 cañones de 4 y 6 obuses de a 2 procedente de la Nueva Inglaterra con carga de bacalao y salmón que se gradúa de valor de 15.000 libras esterlinas.

GM,  21 de diciembre de 1780. Un Abordaje temerario

Hallándose en Ceuta el teniente de fragata don Pablo Estapar con el lugre Fox de su mando de 10 cañones de a 2 y 35 hombres de tripulación, reconoció al amanecer del día 21 de diciembre una embarcación que pareciéndole sospechosa salió a darla caza, logrando a las 2 horas aproximarse a ella con el auxilio de los remos por la calma que había en el Estrecho.

Reconocido el buque por el 2ª Comandante del lugre, expresado don Diego de Fuentes, al que se dirigió con antelación en una lanchita con 5 hombres armados, halló ser una balandra de guerra inglesa de 16 cañones de a 8 con 2 más de mirras a proa y 2 guardatimones.

Resuelto Estapar y animada toda su gente a impedir esta socorro a la Plaza bloqueada determinó el abordaje, ejecutándolo con el mayor ardimiento que resistió el enemigo con vivo fuego de cañón, y formados cerca de 80 hombres (número de su tripulación) en la borda con chuzos, trabucos, pistolas y balas de cañón que tiraban a mano, por la superioridad que les daba la mayor altura, desde donde se defendían.

Toda esta precaución avivó en el Comandante de nuestro lugre el deseo de ganar con su gente a toda fuerza aquella anterior superioridad; pero habiendo la balandra enemiga atracado a nuestro lugre, echándole a este la verga mayor abajo, se separó nuestro buque a reparar su incomodidad; y con el beneficio de una ventolina repitió 2º abordaje, que fue sangriento de una y otra parte.

Viéndose precisado Estapar a desistir de su 2º honroso intento por haberle el enemigo desarbolado del palo de trinquete con su gruesa y más numerosa artillería, desmantelándole todo el palo mayor y dándole varios balazos a la lumbre del agua, matándole al Piloto, al Práctico y al patrón del bote, y herido gravemente a 10 hombres y a otros 8 de menos consideración; no obstante lo cual huyó el enemigo y fue perseguido hasta debajo de los fuegos de la Plaza.

La calma no permitió a los jabeques que se hallaban en Algeciras llegar a tiempo oportuno, y cuando las lanchas cañoneras empezaron su fuego, tenía la balandra inglesa ganado el puerto.

Elogia el Comandante del lugre Fox el valor de su 2º alférez de fragata don Diego de Fuentes así en el reconocimiento que hizo con la mayor proximidad en una lanchita al buque enemigo como en la constancia con que animó la gente en la acción; que habiendo sido muy del Real agrado, se ha dignado el Rey promover  a don Pablo Estapar a Teniente de navío y a don Diego de Fuentes a alférez de la misma clase, mandando se libren a las familias de los muertos y estropeados de resultas de esta gloriosa función los subsidios que previene el artículo XV de la Ordenanza adicional de presas.

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