Por Juan García (Todo a Babor)
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Buques británicos de guerra apresados por los españoles en el siglo XVIII-XIX
El HMS Penelope fue un cutter de 16 cañones y 188 toneladas llamado que había sido botado en 1794 y estaba mandado por el teniente David Hamline.Tenía una tripulación de 60 hombres.
En 1799 toma el mando del Penelope el «commander» Frederick Lewis Maitland.
Este buque fue despachado por Jervis desde su base de Gibraltar para reconocer y espiar los movimientos de buques españoles o franceses que había por el Estrecho, así como para llevar a Mahón los efectos personales de un general y cinco cajones de pesos duros. Así que el 6 de julio de 1799 salió a cumplir la comisión.
A las 4 de la mañana del siguiente día se encontraba en las cercanías de Ceuta, y encontró por allí cruzando a 43 buques españoles. La escuadra española se percató del buque enemigo y despacharon una fragata, la Nuestra Señora del Carmen bajo el mando del capitán de fragata Francisco Bustillo y un bergantín, el Vivo bajo el mando del teniente de navío Juan-Domingo Deslobbes, para que le dieran caza.
El capitán del HMS Penelope viendo que su huida a Gibraltar era imposible, ya que le cortaban el paso, decidió escapar por el norte de África e intentar así despistar a sus incansables perseguidores.
Pero fue en vano ya que las embarcaciones españolas maniobraron correctamente para cortar continuamente la escapatoria del inglés. El primero en llegar fue el bergantín Vivo, que estuvo batiéndose con ventaja al cutter, hasta que llegó la fragata Nuestra Señora del Carmen, de 34 cañones, que tras un breve fuego rindió al cutter.
Al registrar el cutter se dieron cuenta de que llevaba un pequeño tesoro, la paga que llevaban a Mahón, así como los efectos personales del general Oakes. En concreto mil doblones de a ocho y 1.500 pesos.
El vicealmirante Jervis notificó a Mazarredo este particular, a lo que el español con caballerosidad apartó para devolver a su dueño, aunque se dieron cuenta de que antes de apresar el cutter, estos efectos ya habían sido en parte desvalijados por la propia tripulación del Penelope, hechos corroborados por los propios oficiales británicos.
William James dice sobre esto:
Cuando su tripulación descubrió que no había posibilidad de escapar de las flotas combinadas, intentaron saquear el tesoro, a lo que el teniente Maitland se resistió de la manera más honorable y exitosa, alegando que, como propiedad pública, era el premio legítimo de los captores.
Otra sorpresa, aunque ya hemos visto que era más habitual de lo que pensamos, fue descubrir a varios marineros españoles a bordo.
Entre los que había un guardiamarina de 13 años llamado Pedro Moya y cuatro marineros llamados José Gutiérrez, Roque Ribas, Rafael Roselló y Miguel Portella. Mazarredo ordenó encerrar a los marineros en la Carraca y al guardiamarina en la fragata Sabina, hasta que se aclarasen las condiciones de su servicio en buques británicos.
El comandante Maitland fue absuelto en el consejo de guerra preceptivo al perder un buque de Su Majestad y llegaría a ser contralmirante de la escuadra roja en 1837 tras una larga vida naval.
El cutter HMS Penelope fue llevado a puerto y adquirido por la Real Armada, que lo utilizó como guardacostas en Puerto Cabello.
Fuente:
- Gaceta de Madrid.
- Presas de la Armada española (1779-1828). Rubén Vela Cuadros.