Apresamiento del Indiaman General Goddard

Por Juan García (Todo a Babor)

Buques en Spithead en 1797. Con el HMS Sceptre, HMS King George, Hudson's Bay Company Rodney, y los East Indiaman Ganges, Perseverence y General Goddard. Pintura de Nicholas Pocock.
Buques en Spithead en 1797. Con el HMS Sceptre, HMS King George, Hudson’s Bay Company Rodney, y los East Indiaman Ganges, Perseverence y General Goddard (a la derecha). Pintura de Nicholas Pocock.

El apresamiento que relatamos hoy, el del Indiaman General Goddard no está incluido en nuestro ciclo sobre apresamientos de buques de guerra británicos porque se trata de un mercante. Sin embargo, creo que la historia de este buque y su captura merecen un repaso.

¿Qué es un Indiaman?

El buque que da nombre a la entrada de hoy fue uno de los llamados Indiaman por los británicos. Es decir, un buque mercante que operaba para la Compañía de las Indias Orientales (East India Company).

Los Indiaman de finales del XVIII y principios del XIX solían ser grandes buques con gran capacidad de carga. Había de varios tamaños, pero los británicos solían desplegar fragatas y navíos de entre 1.100 y 1.400 toneladas, aunque los hubo en verdad mucho más grandes.

De hecho alguno fue comprado por la propia Royal Navy y clasificados como navíos de 4ª clase y más de 50 cañones. Tal fue el caso del Indiaman Warley, de 1.176 toneladas que al pasar a su servicio como buque de guerra se le llamó HMS Calcuta y llevó 56 cañones en dos cubiertas: de 32 y 18 libras, lo que nos da una idea de la recia construcción de este tipo de buques.

La Real Armada española también utilizó este tipo de embarcaciones como buque de guerra en algunas presas hechas al enemigo, tal y como ya vimos en el espectacular apresamiento que les hizo a los británicos en 1780.

En un principio este tipo de barco llevaba armamento ligero, lo suficientemente potente como para espantar a los piratas o corsarios, pero no para hacer frente a un buque de guerra.

La cosa cambió cuando a finales del XVIII se empezaron a construir Indiaman con cascos más anchos y reforzados capaces de portar artillería de más calibre que la acostumbrada hasta entonces.

El Indiaman General Goddard

El protagonista de nuestra historia es el General Goddard, un Indiaman de los normales, con 800 toneladas y eslora y manga similar a una fragata de 32 cañones de la Marina Real Británica.

Fue llamado así en honor al general Thomas Wyndham Goddard, quien sirvió en la Primera guerra anglo-maratha.

Durante su vida operativa este Indiaman tuvo una tripulación que osciló entre los 50 y los 100 hombres y una artillería de entre 20 y 36 cañones de 9 y 4 libras. Estas cifras variaban mucho en cada viaje por lo que no podemos dar una cifra exacta.

El General Goddard fue botado en 1782 y realizó seis viajes a las Indias Orientales para la mencionada Compañía británica comercial. Pero fue en el quinto de estos viajes cuando se labró una inesperada fama.

El Indiaman al ataque

Además de buque de la Compañía de las Indias Orientales, el General Goddard obtuvo su segunda patente de corso en 1794. Por aquel entonces el Gobierno británico tenía un plan para invadir la Isla Mauricio (Île de France) en el Océano Índico, y para ello requisó varios Indiaman como transportes de tropas, entre los que se encontraba el General Goddard.

No obstante, el plan fue anulado y la Compañía comercial pudo recuperar sus buques para el comercio.

Así, el General Goddard llegó a su destino oriental y por Santa Elena estaba en mayo de 1795 cuando el HMS Scepter de 64 cañones bajo el mando de William Essington llegó con un convoy de buques que iban a la India y China.

Allí recibieron la noticia de que los Países Bajos habían sido invadidos por Napoleón y que a partir de entonces se considerarían a los buques holandeses como enemigos.

El General Goddard navegó junto al HMS Scepter y los también Indiaman Manship, Busbridge (iguales de grandes que nuestro Indiaman) y Swallow (más pequeño y armado en exclusiva con carronadas).

Navegando por la zona estaba un convoy holandés de ocho buques de la Compañía de las Indias Orientales holandesa.

La escuadra británica mandada por Essington logró apresar uno de los Indiaman holandeses, que fue mandado a Santa Elena. Debido a un temporal el Manship y el Busbridge perdieron el contacto con los otros buques británicos.

General Goddard, HMS Scepter y Swallow capturando un "Dutch East Indiamen", por Thomas Luny; Museo Marítimo Nacional de Londres.
General Goddard, HMS Scepter y Swallow capturando un «Dutch East Indiamen», por Thomas Luny; Museo Marítimo Nacional de Londres.

El 14 de junio los británicos avistaron a los siete buques holandeses y el General Goddard se lanzó al ataque a la una de la mañana, navegando en solitario entre el enemigo que disparó contra ellos.

Aquello sirvió para desbaratar la defensa y que los otros buques británicos se unieran al osado Indiaman. Como consecuencia, todos los buques holandeses fueron apresados y mandados a Santa Elena.

Gracias a ello dos tercios del valor de los buques apresados fueron a parar a los oficiales y tripulantes de la improvisada escuadra civil y militar que había conseguido apresar a los holandeses.

Pero ojo, que el pago no fue inmediato, ya que en 1828 se hizo el último de los pagos debidos. Treinta y tres años después, que se dice pronto. Y es que no sólo en la marina española las cosas administrativas iban despacio.

Los españoles apresan al General Goddard

Y después de este largo preámbulo llegamos al momento del título de esta entrada: de cómo los españoles se hicieron con este magnífico Indiaman.

En 1799 el Indiaman General Goddard ya estaba retirado de su servicio con la Compañía de Indias Orientales y pasaba al servicio de la Occidental desde hacía un año antes.

Santa Elena emitió un sello de 6 peniques el 17 de diciembre de 1973, que muestra el uso del General Goddard de la Compañia de las Indias Orientales Británica, que capturó a siete homólogos de las Indias Orientales Holandesas frente a Santa Elena.
Santa Elena emitió un sello de 6 peniques el 17 de diciembre de 1973, que muestra al General Goddard de la Compañia de las Indias Orientales Británica, que capturó a siete homólogos de las Indias Orientales Holandesas frente a Santa Elena.

En esta ocasión se encontraba como transporte de mercancías al mando del capitán corsario John Bennet, por lo tanto tenía patente para navegar también como privateer (corsario).

Llevaba 60 tripulantes y un armamento de catorce cañones de 9 libras en batería y en el combés y dos de 9 libras y cuatro de 4 libras en el alcázar.

Iba en un convoy de 31 mercantes con destino a Jamaica, que estaba escoltado por la fragata HMS Crescent, de 36 cañones y la corbeta HMS Calypso, de 16 cañones.

El 14 de noviembre de aquel año los británicos se toparon con una división española que estaba bajo el mando de Francisco Montes, que cruzaba desde Puerto Rico a La Habana y que constaba de los siguientes buques:

  • Navío Asia, de 64 cañones.
  • Fragata Anfitrite, de 40 cañones.
  • Bergantín Galgo, de 16 cañones.

A las nueve y media de la noche de dicho día [8 de noviembre] di la vela (…) ejecutándolo al mismo tiempo el bergantín Galgo, cuyo comandante me pasó oficio en que me manifestaba su intención de regresar a La Habana. Este buque se separó la noche del catorce, aunque hice las maniobras oportunas de disminuir vela, y no variar el rumbo para conservarle.

La HMS Crescent arribó para reconocer a los buques y al ver que eran españoles se zafó de ellos. En su fuga pudo apresar no obstante al Galgo, que se había separado de los otros buques el día antes como hemos visto un poco por su cuenta, todo sea dicho.

El Galgo pasó a la marina británica pero acabó naufragando por una tempestad al año siguiente. Al parecer el bergantín era bastante endeble en su construcción y eso fue su perdición.

Así las cosas, sólo con el navío Asia y la Anfitrite se dio orden de ataque general. Pero el propio Montes se queda asombrado del andar de aquellos buques mercantes:

Es digno de la mayor admiración, el andar que tenían generalmente todos los buques de lo cual resultó que la Anfitrite no pudiese alcanzar ninguno.

Al parecer hasta los británicos quedaron extrañados por el poco andar de la fragata española, que lo tildaron de «enigma». Su comandante era Diego-Alfonso de Villagómez.

Por fortuna el navío Asia tuvo más suerte y logró apresar al General Goddard tras dispararle diez cañonazos. De haber estado el Galgo en la división quizás hubieran apresado alguno más.

Como decíamos, la tripulación del Indiaman era de 60 hombres, llevando además 11 pasajeros y dos mujeres.

Tras verificar la rendición, se sellaron las escotillas tal y como mandaban las leyes del corso y el comandante Montes pasó al General Goddard un oficial, doce marineros y cinco soldados como tripulación de presa. Antes se tuvieron que remediar varios destrozos en la arboladura.

Fue la única presa pero resultó ser de bastante provecho, ya que la carga era cuantiosa y era el que llevaba la carga más valiosa de todos. Tanto que se llegó a arrestar y clausurar a la compañía de comerciantes de La Habana «Levin y Fraile», encomendados en la custodia de aquellos efectos y que, al parecer, hicieron mal uso de ellos. Espabilados, como vemos, ha habido en todas las épocas.

Francisco de Paula Pavía y Pavía habla de que el valor del total de aquellos efectos era de 440.000 pesos.

La parte correspondiente a esta captura y que estaba estipulado que se repartiera entre las tripulaciones de los buques involucrados tuvo ciertas disputas. Normal cuando se tiene la oportunidad de «pillar» algo en un tiempo en el que las pagas a veces brillaban por su ausencia o escasez.

En el Asia iban embarcados como pasaje algunos soldados de infantería y otros pasajeros de transporte. El comandante Montes dijo que sólo sus oficiales y tripulación serían acreedores de la presa, dejando así bien claro que sólo los de su navío obtendrían su parte del botín.

El brigadier de infantería Benito Pérez, uno de los pasajeros, imploró al Rey que le diese también a él su parte (añadiendo que se tuviese su rango como equivalente al de un brigadier de la Armada y cobrar así a tales efectos) ya que había estado en el alcázar durante el apresamiento, lo cual fue verificado por el capitán de infantería Mateo Brickdale, es decir su subalterno.

Vemos que o se pagaba muy mal (lo cual era cierto) y si se podía sacar algo de donde fuera era siempre lícito hacer esta clase de maniobras o que el brigadier de infantería tenía muy pocos escrúpulos en adjudicarse un mérito que creemos que no lo merecía por ser un simple espectador.

Y bueno, el antaño glorioso General Goddard acabó desempeñando labores de urca de carga en La Habana, bajo el mando del alférez de navío José Gregorio Zaldívar hasta 1800.

Uno de los últimos propietarios del East Indiaman "General Goddard", Robert Wigram, mandó pintar a Thomas Luny el combate que sostuvo este buque contra el convoy holandés en 1795.
Uno de los últimos propietarios del East Indiaman «General Goddard», Robert Wigram, mandó pintar a Thomas Luny el combate que sostuvo este buque contra el convoy holandés en 1795.

Poco tiempo después el buque fue vendido a particulares. Uno de los cuales, un tal Robert Wigram, tenía 3/16 acciones del mismo desde febrero de 1811 hasta junio de 1815, por lo que sabemos que al menos hasta esa fecha el mercante seguía en activo y de nuevo en manos británicas.


Fuentes:

  • Ships of the East India Company por Rowan Hackman. (The St. Elena virtual library and archive).
  • Presas de la Armada española (1779-1828). Rubén Vela Cuadros.

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