Por Joan Comas
Ocurrió en 2018, cuando el pailebote Santa Eulàlia cumplía cien años y para celebrar tal efeméride, distintos buques de vela llegaron en el puerto de Barcelona.
Pese a que la climatología no era muy favorable, junto a unos muy buenos amigos, un servidor no quiso perderse tan señalado aniversario. Como era de esperarse, en primera instancia visitamos al buque homenajeado y charlamos un buen rato con la dotación.
La siguiente visita fue para otro conocido, el Shtandart, la primara fragata rusa diseñada, construida y capitaneada por el mismo zar Pedro I El Grande en el siglo XVIII.
Curiosamente su piloto era español, pues su tripulación no está familiarizada con el litoral y recurrieron a sus servicios.
También me comentaron que la fragata francesa Hermione estaba en camino. Famosa por haber transportado al continente americano al marqués de La Fayette, para que apoyara la revuelta de las trece colonias en contra Gran Bretaña.
Pero, tras una buena espera los franceses no aparecían por ningún lado. Sí lo hicieron otras naves destacadas como el Sirius y el Ciutat de Badalona junto a las otras embarcaciones del museo marítimo.
Entonces preguntamos por otro de los invitados el Kruzenshtern, pues tras pasearnos por todo el muelle tampoco lo habíamos visto.
Fue el gracioso momento cuando un marinero nos señaló el edificio del Maremágnum; afinando la vista se veía sobresaliendo el tope de unos mástiles y un bauprés. Aquello fue una sorpresa ¿Tan grande podía ser?
Sin perder un minuto fuimos siguiendo (como si se tratase de migas de pan) la fila de guardiamarinas, con unas gorras de proporciones considerables, que como setas, parecían estar en cada lugar del puerto.
Minutos después, toparnos con un enorme casco negro, cuyos mástiles parecían que llegaban hasta el cielo. Era en efecto el Kruzenshtern el buque escuela de la armada rusa.
Historia del Kruzenshtern
Considerado el segundo velero más grande del mundo, el Kruzenshtern inició sus andanzas en 1926 en los astilleros alemanes de Joh C. Tecklenborg en la localidad de Wesermünde (en la actualidad pertenece a Bremerhaven).
Pertenecía a una noble estirpe de buques mercantes de la compañía Flying P-Liner, una naviera de Hamburgo fundada en 1824 y que desde 1839 empezó con el transporte naval, en especial los nitratos de Sudamérica.
Siempre destacó por haber ordenado la construcción de grandes veleros, los cuales podían transportar grandes cargas a gran velocidad. Aunque sus dotaciones recelaban por su gran tamaño y complejo velamen, por lo que en buques más nuevos la compañía decidió reducir el tamaño de los mástiles.
Con la Primera Guerra Mundial, muchas de sus naves fueron entregadas como reparaciones de guerra. También se vieron obligados a vender alguno de sus buques más viejos y transportar otro tipo de mercancías. La nueva nave que iban a construir haría historia desde el principio, pues sería el último velero que encargaría la empresa, después solo utilizarían barcos a vapor.
Cada naviera tiene sus tradiciones y en la Flying P-Liner la gran mayoría de naves sus nombres empiezan por la letra P. El motivo radica en que “Pudel” era el apodo de la esposa del hijo del fundador (quien fue el que empezó con el transporte marítimo) y como homenaje nombró la empresa y los barcos con dicha inicial.
El nuevo velero se llamaría Padua y con sus 114,4 m. de longitud, 14,2 m. de ancho, 51,3 m. de altura, 6,8 m. de calado y un peso de 3.064 toneladas, se convirtió en un buque sorprendente.
Su primer viaje fue de Hamburgo a Talcahuano (Chile) para recoger distintos tipos de maderas, dicha travesía duró 87 días. Otra misión destacada, fue el transporte de trigo hasta Port Lincoln (Australia) en sólo 67 días.
Antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial llegó a realizar quince viajes más, siendo el más legendario el que realizó entre 1938-1939, haciendo la ruta Hamburgo-Chile-Australia y de regreso en 8 meses y 23 días. Un récord que otorgó fama a su capitán Richard Wendt.
Tras el fin de la guerra fue entregado a la Unión Soviética el 12 de enero de 1946 como reparación de guerra. El barco fue rebautizado como Kruzenshtern en honor al almirante Adam John von Kruzenshtern, famoso por sus labores como explorador y haber realizado la primera circunnavegación rusa del globo.
Comisionado como buque de la flota del Báltico para la armada soviética, estuvo anclado en la base de Kronstadt hasta 1961 excepto para ser pintado parte del casco con un patrón negro-blanco.
Pasado este periodo de letargo, recibió distintas reparaciones como la instalación de motores. Tras esta remodelación, fue asignado al Departamento Hidrográfico de la armada y realizó distintas travesías y misiones oceanográficas por el Atlántico, Caribe y Mediterráneo para la Academia de Ciencias de la URSS.
Hacia 1965 echó el ancla en Riga, para servir al Ministerio de Pesca como buque-escuela para la formación de oficiales de la industria pesquera. Entre 1968-1972 recibió otra gran remodelación, no solo en su casco sino en ser equipado con dos motores con una potencia de 1.000 CV.
A lo largo de los años continuó con su celebridad al participar en numerosas regatas y aparecer en distintas películas rusas y alemanas. En enero de 1981 fue transferido a la industria pesquera de estonia en Tallin y en 1991 lo comisionaron como buque de la Academia Báltica Estatal de Pesca en Kaliningrado (antigua Konigsberg).
Con la disolución de la Unión Soviética, la nave pasó por un periodo difícil, pues apenas existían fondos para su mantenimiento y por consiguiente, recurrieron a realizar transporte de pasajeros para costear su mantenimiento.
Finalmente halló su salvación cuando fue comisionado como buque de entrenamiento de la armada rusa. Tras este hecho, la nave continúa con sus célebres travesías y regatas, incluyendo una vuelta al mundo entre 1995-1996 para conmemorar el 200 aniversario de la circunnavegación del almirante von Kruzenshtern.
Aunque durante la visita, parte de la nave tenía su acceso restringido a la dotación, sí permitieron entrar en una pequeña sala situada en el centro del buque.
Se trata de la capilla, decorada con los dorados iconos característicos de la fe ortodoxa y destacaba un santo con uniforme naval de la época zarista, ni más ni menos que el almirante Ushakov, patrón de la armada rusa y más recientemente patrón de los bombardeos nucleares, el cual trataremos en otro artículo.
Como colofón final añadiré que la Hermione no llegó a su cita, pues el tiempo no era muy bueno, por lo que se detuvieron en Roses antes de dar media vuelta hacia aguas galas; lugar donde tenían que realizar su próximo evento.
Curiosamente, un viejo marinero se echó unas risas afirmando que para qué tener un velero si cuando hace viento no lo haces navegar y si los elementos son rebeldes, pues se navega de bolina y listos.