Por Carlos Parrilla
La corbeta mercante María Pita arribando a San Juan de Puerto Rico con la impresionante fortaleza de San Felipe de El Morro que defendía y defiende la entrada a la bahía.
La María Pita fue contratada por la Real Armada para la extraordinaria misión que el Dr. Francisco Balmis propuso al rey Carlos IV, la vacunación masiva de la población de las provincias de ultramar contra la viruela, la cual fue financiada por la corona en su totalidad.
El 30 de noviembre de 1803 zarpa de La Coruña la corbeta comandada por el teniente de fragata Don Pedro del Barco, y como pasajeros los médicos Francisco Balmis, José Salvany, y la enfermera Isabel Zendal, que cuidaría de veintiún niños encargados de “transportar” la vacuna de la viruela en sus pequeños cuerpos, ya que no había otro medio de conservarla por no haber sistemas de refrigeración por aquel entonces.
Los niños se irían contagiando de dos en dos con el virus de la viruela vacuna, mucho menos virulenta que la humana, pero que hacía que el organismo produjese anticuerpos capaces de frenar la versión humana de la enfermedad, tremendamente mortífera.
La expedición recaló primero en Canarias donde se vacunó a la población, para hacer los mismo dos meses después en Puerto Rico pasando a Caracas en Nueva Granada, allí la expedición se dividió, Balmis continuó hacia Cuba y después a Nueva España, partiendo Salvany hacia Perú, instruyendo a los médicos en la vacunación y difundiéndola por todo el imperio.
Desde Veracruz la María Pita volvería a España pero Balmis y Zendal continuaron hacia Filipinas en el Magallanes con veinticinco niños mexicanos a bordo. Después de vacunar a la población del archipiélago, Isabel Zendal volvió a Nueva España, continuando Balmis hacia la colonia portuguesa de Macao en la Diligente, recalando después en la ciudad china de Cantón, vacunando a la población en ambos lugares e instruyendo a los médicos locales como había hecho en América.
Pero ahí no quedó la cosa, ya que Balmis dio la vuelta al mundo proporcionando la vacuna a territorios en teoría enemigos, como la isla británica de Santa Elena ya en el Atlántico Sur.
El 14 de agosto de 1806 llegó a Lisboa, y el 7 de septiembre informó en persona al rey del feliz resultado de su misión, pues se había conseguido vacunar a más de medio millón de personas en cuatro continentes.
Francisco Balmis dio la vuelta al mundo vacunando a propios y extraños, a amigos y enemigos, expedición filantrópica como ninguna hasta entonces en la Historia ensalzada por el propio descubridor de la vacuna, el médico inglés Edward Jenner, que la calificó como:
El más noble ejemplo de filantropía que exista en los anales de la Historia.
Una vez más un español se adelantó al mundo, y una vez más esta proeza cayó en el olvido. Recordar y ensalzar a los héroes de una nación la ennoblece, honremos pues a los integrantes de esta hazaña como héroes porque héroes fueron.
A la venta el libro de Carlos Parrilla «La Real Armada del siglo XVIII» con sus mejores pinturas. Infórmate aquí.