Drake y Hawkins: sus tragedias

Por Juan García (Todo a Babor)

Carraca inglesa Jesus of Lubeck
Galeón del Rey Jesus of Lübeck 

Reúno en una sola entrada algunas de las peripecias que les salieron mal a estos dos corsarios de Su Majestad Británica contra los españoles. No tienen desperdicio, créanme.

De cómo Drake y Hawkins se la dieron en San Juan de Ulúa

En esta primera ocasión nos trasladamos a la localidad mexicana de San Juan de Ulúa, en 1568. El dúo «calavera» que hacían Francis Drake y John Hawkins se presentaron en aquel puerto con su flotilla compuesta por: el galeón del Rey Jesus of Lübeck que mandaba John Hawkins y que era el buque más poderoso. También estaban el galeón Minion bajo el mando de John Hampton, y los buques menores Judith bajo el mando del propio Francis Drake, el Angel y el  Swallow. Además les acompañaba una carabela portuguesa apresada y que habían renombrado como Grace of God.

Iban cargaditos con los beneficios producidos de sus correrías y contrabando y se disponían a regresar a Inglaterra, cuando anclaron en San Juan para reabastecerse y reparar daños cuando, casualmente, apareció por allí una flota de buques españoles con su escolta de buques de guerra al mando de don Francisco Luján. En aquel momento había una de esas treguas que no se solían respetar y menos por Drake. Pero este solicitó al virrey español que se respetase a su escuadra. Imagino que al ver aparecer a los buques españoles y no ser indefensos mercantes se le haría un pequeño nudo en la boca del estómago e intento arreglar el asunto en los «despachos» ya que ellos no estaban acostumbrados a pelear con buques de la Armada sino con mercantes y poblaciones pequeñas.

Luján, como buen marino de la Armada estaba al tanto de los desmanes de esa panda de sinvergüenzas con patente y no se lo pensó mucho cuando decidió atacarles de manera rápida (aunque no indolora). Por entonces era bien sabido que combatir al abordaje contra soldados españoles era considerado casi como un suicidio así que fue normal el resultado.

Y este no pudo ser más desastroso para los ingleses, que perdieron cuatro buques y medio millar de hombres. Las pérdidas españolas fueron de un galeón quemado, el Santa Clara que se hundió en el puerto y 20 bajas.

De los buques ingleses el Angel se hundió salvándose poca gente. El Swalow fue capturado por los españoles. El comandante del Grace of God viendo el mal cariz de la situación quemó su buque y escapó al galeón de Hawkins. Pero el galeón del Rey estaba también sentenciado. Haciendo caso omiso al dicho de que el capitán es el último en abandonar su barco,  Hawkins escapó junto con alguna de su gente y logró hacerlo en los dos únicos buques ingleses que quedaban, el Judith de Drake y el Minion. El galeón  Jesus of Lübeck  fue finalmente capturado con las bodegas llenas de oro. Atrás quedaron el resto de sus buques y sobre todo los tesoros que habían saqueados y que volvieron a manos españolas. El dúo «calavera» se quedó contemplando el espectáculo mientras huían con unas lagrimillas en los ojos de odio y desolación. Que pena, ¿verdad?

La vuelta de estos no fue nada fácil. Los dos buques sobrevivientes iban tan repletos de hombres rescatados de los otros buques que era imposible que llegaran a ningún sitio con los suministros que les quedaban. En una decisión que «honraba» a sus jefes se decidió dejar atrás a 110 hombres que fueron hechos prisioneros por los españoles. Ah, que gran gente eran los corsarios de Su Majestad. Llegaron a Plymouth en enero de 1569 con sólo un puñado de supervivientes derrotados y en la más completa de las miserias.

Retrato de Francis Drake
Sir Francis Drake retratado por Marcus Gheeraerts el Joven.

De cómo Drake y Hawkins se la dieron en La Coruña

Seguimos con nuestro ciclo más querido, al menos por mí. No es muy conocido este importante hecho de armas. Supongo que en España lo será porque … porque hay lo que hay y en el exterior porque al haber sido una «cagada» inglesa y perdonen la expresión tan vulgar, pues que les voy a contar que no sepan después de tantas entradas en estos artículos.

Año 1589, un año después de la fracasada ofensiva de la Gran Armada, los ingleses creen que el número de buques españoles está bajo mínimos y que se puede ir hasta la boca del lobo de los «papistas» y hacer algo más que asaltar galeones solitarios.

En realidad la mayoría de los buques de la Armada estaba en Santander en aquel momento, con lo que no se pudo rechazar el ataque a La Coruña, aunque por eso mismo tampoco sufrió pérdida alguna.

La reina Isabel apoyó esta «excursión» comandada por sus dos piratas almirantes de más renombre: Sir Francis Drake y John Hawkins, para atacar La Coruña. Y allí fueron rechazados.

Dejemos que este documento de la época, que aparece en un artículo de la Revista de Historia Naval, nos cuente lo que se dijo de aquel suceso, batalla, confrontación o como dirían otros: un episodio de mala suerte.

Relación de un hombre confidente católico que partió de la corte de Inglaterra a 2 de agosto de 1589 y confirma por juramento que no dice cosa que el no la tenga por verdad.Por relación de diversas personas, de las cuales se informó que se habían hallado en el armada algunos de ellos conocidos suyos entiende que se han muerto de 16.000 a 17.000 personas y de ellos cerca de 4.000 marineros, así, a la vuelta, no los había suficientes para governar los bajeles, y fue menester que los soldados que podían, ayudasen, y ellos mismos confiesan que si salieran galeras o bajeles de armada contra ellos que pocos bajeles volvieran a Inglaterra que la enfermedad no fue peste sino otra infección de hambre, necesidad y calores, y así no murió ningún oficial supremo que lamente el tesorero general de la Armada, todo cayó sobre los soldados y marineros, de los soldados que sacaron de Holanda han escapado muy pocos. Todavía dura la infección y mueren cada día los que han vuelto. No perdieron más de hasta 12 a 15 bajeles de toda su armada porque nunca encontraron bajeles de la armada de España. Una vez las nueve galeras. Don Antonio y Draques quedan malquistos en Inglaterra por este viaje. Las mujeres unidas de los marineros de Plimont exclamaron públicamente contra Draques y don Antonio cuando desembarcaron y de suerte que en fin fue menester pusiesen orden.Draques está al presente en desgracia de la reina y su Consejo acusándote Noris que no hizo su deber ni lo que habían concertado y era que Draques había de subir por el río arriba hacia Lisboa como y cuando Noris marchaba por tierra y asaltar la ciudad por tierra y agua. Draque no vino y así fue menester que Noris se reiterase y, como Noris dice, por culpa de él no se tomó Lisboa. Draque confiesa ser verdad tenerlo así concertado, mas que cuando quiso entrar en el río descubrió ciertos bajeles que le parecierou que serían de armada de España, y por no tenerlos a las espaldas, y los castillos después de entrado en el puerto quiso ir tras ellos y que estos bajeles eran de Ostlan. En llegando Draques a Plimont envió a pedir a los del Consejo más gente y que quería volver, más no le fue concedido y así preparaban con mucha furia otra armada, con la cual saldrán 14 ó 15 bajeles de la reina y ellos quieren embarcar como ellos decían 8.000 hombres con marineros y todo. Va por cabeza M. Furbincer émulo del dicho Draque, buen marinero y mejor soldado que él. Valsingan dijo que don Antonio había de volver con esta armada, la cual pretendía ir a las Terceras para tomar alguna de aquellas islas, y también a encontrar la flota de las Indias e impedir el tráfico de allá. A primero de agosto salieron las comisiones para tomar los soldados y marineros por fuerza para servir en el viaje como allá se usa, y este hombe vio tomar algunos. Después que Noris y Draque se retiraron de Lisboa fueron hacia las Terceras a donde no pudieron tentar nada por falta de gente que se les moría en gran número cada día, y así de allí volvieron en Inglaterra.

El autor del artículo, Hugo O’Donell y Duque de Estrada comenta:

Reembarcados y regresados a Plymouth los supervivientes, su derrotada presencia redundó en descrédito de Drake, que no volvió a la gracia de Isabel hasta 1594. Tras este fracaso, Inglaterra vuelve a la política de ofensiva pirática, ya que incluso el saqueo de Cádiz de 1596 revistió ese carácter. En opinión del historiador Lynch la piratería es un signo de debilidad, no de fuerza. Las acciones inglesas eran un tributo a la potencia superior de España, pues ésta poseía las colonias que Inglaterra sólo podía asaltar. España siguió controlando la travesía de las Indias y la eficacia de las nuevas defensas quedó demostrada en 1595 cuando Hawkins y Drake, siguiendo la ruta tradicional, dirigían una nueva expedición al Caribe. Los invasores fueron repelidos de Puerto Rico y Panamá y durante las operaciones ambos jefes perecieron.

Retrato de John Hawkins
Retrato de John Hawkins, National Maritime Museum, Londres.

De cómo Drake y Hawkins se la dieron en Puerto Rico

Terminamos con nuestro mini ciclo con nuestros piratillas más queridos. Y lo hacemos en Puerto Rico, en 1595, más concretamente un 22 de noviembre.

La sociedad formada por Drake y Hawkins estaba en las últimas. Quisieron sacar tajada de la Guerra anglo-española que desde 1585 (hasta 1604) había cosechado para ambos bandos sonoras victorias y derrotas pero no encontraron más que el final de sus vidas.

Después de fallar un ataque a Lisboa, Drake y Hawkins con sus 27 buques y 2.500 hombres decidieron probar suerte en América, esperando igualar los éxitos que en años atrás habían cosechado por allí. Pero no pudieron hacer otra cosa que cosechar una derrota tras otra.

Con el propósito de saquear la ciudad de San Juan de Puerto Rico allí se presentó con su escuadra y allí realizó varios ataques en los que no tuvieron ningún éxito. Incluso casi murió al ser alcanzado su buque por los artilleros españoles. Las penalidades fueron grandes y Drake terminó por ir dejando atrás numerosas bajas.

En su regreso murieron medio millar de ingleses a consecuencia de la disentería, entre ellos John Hawkins. Drake también contrajo la disentería falleciendo a principios del siguiente año frente a Portobelo, en Panamá, siendo arrojado al agua al igual que su compadre.

Y así, queridos lectores, acabaron las carreras de estos dos personajes, que en Inglaterra son considerados siempre como grandes corsarios (jamás como piratas), navegantes y grandes almirantes. En España, normalmente, se les considera como piratas y oportunistas. Yo por mi parte siempre les guardaré memoria con el apodo particular de el «dúo calavera».

  • Fuente: EL FRACASO DE LA CONTRAOFENSIVA INGLESA DE 1589. Hugo O’Donell y Duque de Estrada. Revista de Historia Naval, 1983
  • Imagen: galeón del rey Jesus of Lübeck. Wikipedia. Anthony Roll as reproduced in The Anthony Roll of Henry VIII’s Navy: Pepys Library 2991 and British Library Additional MS 22047 With Related Documents ISBN 0-7546-0094-7, p. 46.

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