Por Santiago Gómez Cañas
Autor del libro: «Historiales de los navíos de línea españoles, 1700-1850»
Esta entrada pertenece a la sección:
Historiales de las fragatas españolas (XVIII-XIX)
Índice
Historial de la fragata Hermione, advocación de Santa Mónica
Varias fragatas llevaron el nombre de Hermione en la Real Armada. Anteriormente sirvieron otras dos.
Lo más lamentable de sus pocos años en servicio, menos de una década, fue su triste final, aunque siguió prestando servicios como buque de guerra, como más tarde veremos, en una Marina extranjera.
Para aclarar la confusión, la primera fragata con este nombre es la que entró en servicio en 1716, de origen francés, y dada de baja en 1724. La segunda es construida en 1732 en La Graña y naufragada en el Cabo de Hornos en 1741. Ambas eran de dos puentes o batería de cañones, siendo por ello clasificadas como navíos en numerosos listados y fuentes.
La fragata que nos ocupa sería la tercera con este nombre, o la primera fragata pura llamada Hermione, es decir, de una sola batería de cañones.
Es construida en el arsenal de La Carraca, Cádiz, en 1752. Se ordenó su puesta en quilla el 2 de mayo de 1752, según el sistema de construcción de Jorge Juan. Recibe la advocación de «Santa Mónica» por real Orden de 17 de julio de 1752. Botada el 24 de noviembre de 1753. Tuvo una fragata gemela, la llamada Victoria.
El 14 de febrero de 1754 zarpa de Cádiz al mando del capitán de fragata Luis Vicente de Velasco con las fragatas de guerra Águila y Venus, dando escolta al navío Sª Ana, de la Compañía Guipuzcoana de Caracas, y la fragata mercante Concepción.
Las tres fragatas de guerra regresan a Cádiz y los dos mercantes llegan a Cumaná el 7 de abril con varios comisionados a bordo para tratar con los portugueses el Tratado de Límites, firmado en 1750.
Dos días después, el 18 de febrero, zarpan de nuevo de Cádiz las fragatas Flecha, Genovesa y Hermione, al mando del capitán de navío Luis de Córdova, para escoltar hasta cierta altura a un mercante destinado a Santo Domingo y patrullar después en los cabos San Vicente y Santa María contra el corso argelino. Regresan a Cádiz a finales de marzo de 1754.
En lo que sería su primera travesía a América, en febrero de 1755 zarpa de Cádiz para llevar azogue a Veracruz, acompañada por las fragatas Victoria y Flecha, mandadas por Luis de Córdova, escoltando a la fragata mercante Purísima Concepción.
Regresa a Cádiz en febrero de 1756 en conserva de la fragata Águila, ambas procedentes de Veracruz y la Habana. Ese mismo año de 1756 sale de nuevo con azogues rumbo a Veracruz.
El presidente de la Audiencia de Chile, el mariscal Manuel de Amat, y el virrey del Perú piden a Madrid en envío de artillería, armas y pertrechos para fortificar el puerto de Valdivia. Es elegida para dicha comisión la fragata Hermione. Tienen que descargar parte de su artillería para aumentar su capacidad de carga.
Zarpa de Cádiz el 24 de noviembre de 1760 al mando del teniente de navío Juan de Zabaleta, con 176 hombres de dotación y 16 pasajeros, entre ellos el TC Félix de Berroeta y Flores, nuevo gobernador de Valdivia, y también algunos polizones.
Lleva de transporte 20 cañones de a 24 libras, 8 de a 16 y 20 de a 4, 3.000 balas de 24, 49 de 18, 170 de 16, 224 de 10, 3.000 de 8, 616 de 6, 5.057 de 4 y 800 de 3 libras, 702 bayonetas, 712 pistolas, 150 espadas, 86000 piedras para fusiles, carabinas, pistolas, 4 chuzos, 58 azadas y 80 palas.
Después de 136 días de navegación, cuarenta de ellos empleados en doblar el cabo de Hornos, llega al puerto de Concepción el 8 de abril de 1761. Descargados los pertrechos y algunos pasajeros, se hace de nuevo a la vela el 27 de junio y llega al puerto de Callao el 13 de julio de 1761. Tres de los oficiales de la fragata se embarcan en el navío San José, alias Peruano.
Es alistada para su retorno a Cádiz, abriendo registro de caudales en septiembre de 1761. Zarpa de Callao el 16 de enero de 1762 con 4 millones de pesos a bordo de la Real Hacienda y particulares, además de 5.060 arrobas de cacao de Guayaquil, 1.194 quintales de estaño de Oruro, 25 arrobas de lana de vicuña y otros productos.
Embarca cinco pasajeros y dos criados. Al haber sufrido muchas deserciones, el virrey Amat dispone que embarquen 25 hombres de las compañías del Callao, zarpando con 172 hombres de dotación.
La captura
Sin noticias de la entrada de España en la guerra de los Siete Años, puesto que Gran Bretaña declara la guerra el 4 de enero de 1762, llega el 31 de mayo de 1762 a la altura del cabo de San Vicente, donde la fragata británica Active, 28 cañones, al mando del capitán de navío Herbert Sawyer, y el bergantín Favorite, de 18 cañones, al mando del capitán de fragata Philemon Pownall, salen a su encuentro y la intimidan a rendirse.
Los oficiales españoles quedan desconcertados y demoran en exceso la orden de zafarrancho de combate. A las diez de la mañana solo se había tomado la decisión de dejar libres algunos camarotes de oficiales y pasajeros para dejar sitio a la tropa. Faltaban tacos y mechas y el camino de la santabárbara a la batería estaba lleno de estorbos.
A la una de la tarde las dos naves británicas viran sobre sí mismas y se vuelven sobre la española. El teniente de navío Francisco Javier Morales de los Ríos, encargado de la artillería, advierte a las tres de la tarde a Zabaleta que había que ordenar zafarrancho de combate.
La respuesta de Zabaleta es desconcertante, ordenaría zafarrancho después de cenar, cuando ya se hubiesen retirado los pertrechos de los pasajeros.
Dos horas después insiste Morales, pero obtiene la misma respuesta de Zabaleta. Cuando se dispone a entrar en combate, la fragata enemiga se coloca por la aleta de sotavento, con lo que la batería española se queda sin blanco al que disparar.
La fragata española solo hace dos descargas completas, mientras Zabaleta ordenaba hacer vela. El entendimiento entre los oficiales españoles fue nulo. En un momento dado la bandera española es arriada, mientras el teniente Morales estaba listo para hacer fuego.
Al poco, escucha la orden de no hacerlo, y se dirige al alcázar para saber cuáles eran las órdenes reales del capitán. Le dice que los británicos le habían confundido con una fragata francesa.
Los británicos arrían sus botes y se dirigen a la fragata española. Zabaleta se rinde sin el acuerdo del resto de oficiales. Las tres naves llegan a Gibraltar el 5 de junio. Dos días después liberan a la dotación y el día 10 a los oficiales.
Los británicos nunca podrían haber imaginado lo que se iban a encontrar a bordo de la fragata. El valor del oro y la plata era de dos millones seiscientos mil pesos y el valor de las mercancías era de unos cinco millones.
En libras serían algo más de medio millón, 519.705 o 545.000 según las fuentes, que se desembarcó en Portsmouth y se llevó escoltado a Londres en veinte vagones decorados con los colores de la bandera británica sobre la española. Se estima que serían en la actualidad unos 78 millones de libras.
El botín fue repartido de la siguiente manera: el almirante y comodoro del escuadrón recibieron 64.964 libras, 251.010 para la dotación de la fragata Active (capitán: 65.053 libras, tres oficiales: 13.004 libras cada uno, ocho oficiales graduados: 4.336 libras cada uno, veinte suboficiales: 1.806 libras cada uno, 158 marineros y soldados: 485 libras cada uno) y 203.018 libras para el bergantín Favorite (capitán: 64.872 libras, dos oficiales: 12.974 libras, siete oficiales graduados: 4.324 libras, dieciséis suboficiales: 1.802 libras, 110 marineros y soldados: 482 libras).
El teniente de navío Juan de Zabaleta es juzgado y condenado a muerte en Consejo de Guerra, con cinco votos de los nueve del consejo, celebrado en Cádiz a bordo del navío Guerrero, aunque luego se le indulta, se le expulsa de la Armada y acaba en presidio por diez años.
Fue el rey el que intervino en su defensa al afirmar, en julio de 1763, que la pena de muerte no se ajustaba a las ordenanzas por no estar armada en guerra la fragata Hermione. Los paisanos vizcaínos de Zabaleta solicitan su perdón al rey Carlos III y ofrecen costear la construcción de una fragata igual a la perdida, pero el rey no acepta.
El teniente de navío Morales de los Ríos es suspendido por dos años, sirviendo en los jabeques de la Armada como aventurero, y el alférez de navío Lucas Gálves es suspendido por un año y destinado a un servicio similar a Morales.
En este caso, los oficiales británicos se comportan correctamente con los oficiales españoles y con los pasajeros, respetando los caudales y propiedades de estos últimos.
Un último servicio. La Marina de Cerdeña
Al finalizar la guerra de los Siete Años, la mayoría de los buques de guerra británicos son desarmados y numerosos buques capturados languidecían en puerto, a la espera de ser desguazados para aprovechar sus maderas o adquiridos por el comercio o una Marina de guerra extranjera. Este último caso es el de la fragata Hermione, adquirida por la Marina sarda en 1763.
La Marina de Cerdeña carecía de astilleros, instalaciones y capacidad para proveerse de buques de guerra, por lo que tuvo que adquirirlos en el extranjero.
La primera opción fue la vecina Francia. El rey Carlos envía a Marsella a Balbiano, coronel de infantería, capitán de las galeras y Caballero de Malta, pero la fragata que estaba a la venta no la consideró adecuada para las necesidades de su Marina
La segunda opción, más obvia, era Inglaterra, quizás por la amistad que existía entre las dos Coronas durante años.
Balbiano llega a Londres a primeros de febrero de 1763, donde el embajador sardo en la Corte británica, conde Francesco de Viry, ya tenía instrucciones de prestarle toda la ayuda posible.
Con instrucciones de adquirir fragatas robustas y con un buen mantenimiento para poder servir durante muchos años, fueron aconsejados por el almirante John Forbes, que no estaba dispuesto a vender buques nuevos, y solo ofrece buques menores y fragatas de no más de 32 o 36 cañones.
Para el 7 de marzo había comprado una fragata por unas tres mil libras, aunque necesitaba obras en el casco valoradas en otras mil libras. Era la fragata Hermiona.
En junio fue a Liverpool para inspeccionar otras dos fragatas, a las que no consideró adecuadas, por lo que Balbiano y De Viry tuvieron que esperar a que se pusieran a la venta los buques españoles capturados en América y llegados a Inglaterra.
Fue así como se compró la fragata Ascensión el 27 de julio, que tuvo un coste de cuatro mil libras, pero también necesitaba obras de mantenimiento.
¿Cómo sabemos que estos buques eran los buques españoles capturados? Cuando la Hermiona llega al puerto sardo de Villafranca lo hace armada con 26 cañones españoles, su artillado original.
Edward Gibbon, en sus Memoirs, página 168, en una carta fechada en Turín el 11 de mayo de 1764 afirma lo siguiente:
The King inteds to make a fine port of Nize, and has invite dan English captain, Atkins, to employ himself in his growing marine, which at present consists only of a vessel of 50 guns, and a frigate of thirty. Both of them are Spanish prizes purchased from the English. The frigate is the famous Hermione.
Traducción: «El rey tiene la intención de hacer de Niza un buen puerto y ha invitado al capitán inglés, Atkins, a trabajar en su creciente marina, que actualmente consta sólo de un barco de 50 cañones y una fragata de treinta. Ambos son premios españoles comprados a los ingleses. La fragata es la famosa Hermione».
Respecto a la llamada Ascensión, era el navío Asunción, capturado en la Habana en agosto de 1762, propiedad de la Compañía de la Habana, armado con 50 cañones de a 12 libras, salido de la Habana con el convoy británico a primeros de noviembre de 1762 y llegado a Spitheadd el 3 de abril de 1763.
Después de ser acondicionado en Deptford, la Hermione se hace a la vela y llega a Villafranca el último día de septiembre. A finales de enero de 1764 se realiza la ceremonia de entrada en servicio en la Marina sarda y pasa a llamarse San Vittorio.
Queda artillada con 26 cañones de a 12 libras y ocho de a 6 libras. Poco después de su llegada a Villafranca, son instalados en la fragata dos cañones adicionales de 8 libras, montados en el castillo de proa como piezas de caza.
El navío Asunción zarpa de Gravesend en 19 de febrero de 1764 con Balbiano a bordo. Estaba al mando de Whitewood, un marino de 67 o 70 años que había supervisado el reacondicionamiento de los dos barcos. Llega a Villafranca el 11 de marzo y pasó a llamarse San Carlo.
Sin experiencia en estos buques, la marina sarda emprendió un programa de adiestramiento intensivo de maniobra y uso de la artillería. Se había contratado al teniente británico Christopher Atkins, ascendido a capitán de navío, para supervisar el adiestramiento, pero el mando de los dos buques quedan a cargo del comandante de galeras De Blonay y del teniente Maccarani, inexpertos en el manejo de grandes veleros.
En noviembre de 1763 llegaron informes de la presencia al norte de Cerdeña de una escuadra argelina, unos diez buques, no mayores que un jabeque.
Con la dotación apenas entrenada, zarpan hacia Cerdeña a finales de julio de 1764 el navío San Carlo, al mando de Blonay, y la fragata San Vittorio, al mando de Maccarani, mientras que Atkins fue embarcado como consejero. Ese año realizan los buques dos salidas sin incidentes destacables, pero se demostró que eran necesarios oficiales más capaces.
En 1765 dejan sus responsabilidades en la marina sarda Blonay, Maccarani y Balbiano, sustituidos por oficiales británicos, reclutados por Atkins en Inglaterra, además de maestros veleros y carpinteros.
En 1766, la fragata San Vittorio es puesta al mando del capitán de navío James De Havilland, asumiendo el mando del navío y del escuadrón el propio Atkins.
Combatir a los corsarios norteafricanos seguía siendo el objetivo principal de la marina sarda. El San Carlo y el San Vittorio operaban igual que la flotilla de galeras, aunque con varias diferencias, la principal es que podían estar más tiempo patrullando en alta mar.
Rara vez tuvieron encuentros con el enemigo, pues éstos huían al verlos o se refugiaban en aguas poco profundas, por lo que era necesario que les acompañaran buques de menor porte.
Es por esta razón que en 1767 se establecieron en Cagliari, de forma permanente, un pingue y dos faluchos. Ese mismo año realizaron los dos buques un largo crucero de 74 días, el más largo, por aguas de Malta, Sicilia y la costa de Túnez.
El 3 de octubre de 1768, al regreso a Villafranca de un segundo viaje a Cerdeña, el navío y la fragata estaban en malas condiciones de conservación y no estaban en condiciones de navegar, los mástiles debían ser reemplazados, y el casco reparado, según afirmó el maestro carpintero Thomas Mearns.
El secretario de guerra conde Bogino quedó sorprendido, los británicos habían asegurado durante su compra, y después de la costosa reparación, que podrían navegar 15 o 20 años más.
Bogino ordena realizar un nuevo estudio de los cascos en febrero de 1769, pero los oficiales navales y el maestro carpintero no se pusieron de acuerdo y la conveniencia de la reparación ni en el coste.
Contrató en Tolón al maestro naval francés Jacques Luc Coulomb, para tener una opinión competente e imparcial. Examinados los buques en mayo, determinó que no merecía la pena repararlos y lo único que se podía hacer era desguazarlos y vender sus maderas.
Después de solo cinco campañas, todas con buen tiempo y de corta duración, los dos buques son dados de baja. Después de este costoso fracaso, el gobierno sardo decide, en agosto de 1769, reemplazarlos por dos fragatas, una comprada en Holanda y otra construida en Villafranca, donde se establece un astillero.
Dimensiones
En codos y pulgadas de ribera: 67 codos y 5 pulgadas de eslora, 56 codos y 8 pulgadas de quilla, 18 codos y 3 pulgadas de manga, 7 codos y 4 pulgadas de puntal, 7 codos y 14 pulgadas de plan, 7 codos y 21 pulgadas de calado a popa, 7 codos y 8 ½ pulgadas de calado a proa. Arqueo: 617 toneladas.
Artillado
24 a 26 cañones: en 1752, 24 de a 12 libras; en 1760 se aumentan las piezas con 2 cañones de 6 y 12 pedreros de 3 libras.
Bibliografía
- ANTONICELLI, Aldo.: «From Galleys to Square Riggers: The modernization of the navy of the Kingdom of Sardinia». The Mariner’s Mirror, 102:2, 153-173.
- GIBBON, Edward.: Memoirs of the Life and Writings of Edward Gibbon. Tomo I. London, 1827.
- FERNÁNDEZ DURO, Cesáreo.: Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y de Aragón. Tomo VII. Museo Naval. Madrid, 1973.
- GARCÍA-TORRALBA PÉREZ, Enrique.: Las Fragatas de vela de la Armada española, 1650-1853. (Su evolución técnica). Madrid, 2013, spanishnavalstory.blogspot.com.es.
- GUARDIA, Ricardo de la.: Datos para un Cronicón de la Marina Militar de España. Imp. y Est. de «El Correo Español». Ferrol, 1914.
- LAIRD CLOWES, William L.: The Royal Navy. Tomo III, Londres, 1898.
- PAULA PAVÍA, Francisco de.: Galería biográfica de los Generales de Marina. Imprenta de F. García y C. Mayor. Madrid, 1873, tomos II y III.
- PRASCA, Emilio.: La Marina da guerra di casa Davoia salle sue origini in poi. Notizie Storiche. Roma, 1892.
- QUINTERO GONZÁLEZ, José.: La Carraca. El primer arsenal ilustrado español (1717-1776). Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Naval. Madrid, 2004.
- SANTALÓ RODRÍGUEZ DE VIGURI, José Luis.: Don José Solano y Bote. Primer Marqués de Socorro. Capitán General de la Armada. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1973.
- Mercurio histórico y político. Julio 1762, página 220.
- Lloyd’s Evening Post and Brittish Chronicle, 6 de agosto 1762.
- AGS. SM, leg. 403, doc. 31. Ramírez a Arriaga. Cádiz, 24/11/1760.
- AGS. SM, leg. 406, doc. 542.
- AGS. SM, leg. 63. Consejo de Guerra. Madrid, 17/07/1763.