Por Juan García (Todo a Babor)
Los lectores veteranos de Todo a babor conocerán algo de las andanzas del corsario español Espadarte, una lancha armada con un solo cañón propiedad de un armador madrileño llamado Pedro Antonio de Ibarra. Si no es así, lean el enlace que les he puesto, así comprenderán un poco mejor la forma de actuar de estos temerarios corsarios españoles, gallegos para ser exactos, de Bayona para precisar aún más.
Aquella valiente acción ocurrió en junio de 1800. La de hoy transcurrió un poco más tarde, a principios de 1805.
Primera campaña del corsario Espadarte en 1805
Además de nuestro corsario, el armador madrileño también tenía otros buques, el Buenadicha entre ellos. Todos salieron a su primera campaña de corso de tres meses.
El Buenadicha salió el 2 de marzo. Estaba capitaneado por Manuel Malvares y llevaba una tripulación de 28 hombres, amén de dos cañones. Como se ve, eran dos lanchas similares.
El Espadarte salió el 8 de febrero. Estaba bajo el mando del capitán Bernardo López. Su buque tenía dos cañones y 27 tripulantes.
El corsario Espadarte cruzaba Oporto el 23 de febrero, cuando se fijó en varios buques de un convoy que se dirigían a entrar en aquel puerto.
Empezó la caza sin más miramientos. Se dirigieron al más próximo, lo batieron, abordaron y apresaron. El mercante en cuestión llevaba cinco mil quintales de bacalao.
Los corsarios españoles, tras despachar a puerto la primera presa, que fue represada posteriormente por una fragata británica, se dirigieron a por otro bergantín al que apresaron.
Los del Espadarte se quedaron entonces con apenas 14 hombres, ya que el resto se había ido con las presas a puerto. Un exigua tripulación. Pero no era la primera vez que este corsario se las veía en tales circunstancias, como pueden leer en la anterior entrada que les hemos enlazado al principio.
Pero la visión de tantos buques disponibles por la zona debió ser un buen acicate para el capitán López, que ordenó dar caza a otro buque más.
Pero la presa a la que querían cazar no era precisamente fácil. Se trataba de una fragata de 8 cañones y 28 hombres. Claramente superior al corsario. Pero estos no se arredraron y estuvieron batiéndolos hasta que se les acabó la pólvora. Como no tenían suficiente gente para intentar un abordaje, terminaron por irse a otra parte.
Y no, no se fueron a puerto a descansar. Divisaron otro buque y a por él que se fueron. Como ven, la perseverancia era marca de la casa.
Se trataba de un queche, al que apresó y despachó con otra tripulación de presa, dejando al Espadarte con solo 5 tripulantes.
Y esta vez sí que no tuvieron más remedio que regresar a Bayona a por más gente y pólvora. Y tan pronto como se aprovisionó, volvieron a la mar el día 26. Ese mismo día capturaron otro bergantín que mandaron a puerto como a los anteriores.
Capturas de los otros corsarios
Al armador de Madrid le salió bien el negocio, porque además de lo ganado con el corsario Espadarte, se le sumó lo obtenido con sus otros buques: el Buenadicha del capitán Malvares, junto con otro de los buques de este armador, el Madrileño, bajo el mando del capitán Diego Eyriz, y otro buque llamado la Liebre, apresaron un bergantín que entró en puerto el 20 de marzo.
El corsario Madrileño, también de 2 cañones y 28 tripulantes, además, entraría en puerto un bergantín apresado el día 26 sobre la costa portuguesa, cargado de manteca y duelas. También apresaría, junto con el Buenadicha y la Liebre a otro bergantín cargado de fardos.
Llama la atención las ansias de apresar a todo lo que se les pusiera por la proa, aún a costa de sufrir importantes daños por falta de tripulación. Y es que muchos corsarios españoles fueron muy valientes e insistentes como ya hemos visto en otras ocasiones.
- Fuente: Gaceta de Madrid.