Pequeño pero matón. El corsario español Derrepentillo

Por Juan García (Todo a Babor)

Bergantines británicos
Grabado del Museo Marítimo de Greenwich

Si eras un corsario no hacía falta tener un buque grande para hacer fortuna, aunque los hubo, sino simplemente tener arrojo y suerte.

En 1798 los comerciantes de Santander quisieron ganar algo de dinero a costa de los enemigos que saqueaban su comercio, (los ingleses, como no), y armaron en corso una lancha, el tipo de buque más pequeño para tal cometido y que muestra el poco dinero que se dispuso para sólo poder aspirar a un conjunto de tablas como era esa embarcación. Llamaron a este buque con un nombre en consonancia, el Derrepentillo.

Con toda la dignidad posible la despacharon a Vigo para que fuera habilitada en aquel puerto, donde la armaron con un cañón, 4 pedreros y una tripulación de 20 hombres.

Visto el nombre que parecía una broma, el escaso porte, la poca cantidad de hombres y la poca gracia que debía tener la frágil embarcación, no se hubiera esperado mucho de sus incursiones. Pero lo que le faltaba a la lancha le sobraba a su tripulación. Al mando de esta se encontraba don Pedro Juan de Oyarzabalete.

Comienza la fructífera carrera del Derrepentillo

El 6 de diciembre de ese año de 1798 salió en su primera incursión y de noche, a 5 leguas al oeste de Villa Conde se metió, gracias a la oscuridad y a su reducida dimensión, entre cinco embarcaciones mercantes inglesas.

Oyarzabalete no se lo pensó mucho acometiendo y apresando a dos de ellas. Puso a 8 marineros en cada buque y regresó a Vigo con los 4 que le quedaban, maldiciendo la poca gente que eran, puesto que podía haber apresado sin problemas a las otras embarcaciones que quedaban y que le fue materialmente imposible llevar a cabo.

Las presas entraron en el mismo puerto el día 10 de diciembre. Una de ellas era el bergantín Venus, su capitán William Fuchon y la otra era el bergantín Mercurio, su capitán John Sinkins, que venían de Terranova para Oporto, la primera con 1.100 quintales de bacalao, y la segunda con otros 3.386 de lo mismo.

Pero no se vayan a creer que el pequeño Derrepentillo acabó su gloria con esas presas. Con el mismo capitán, tripulación y armamento el 17 de enero del siguiente año ya había apresado también a otro bergantín inglés llamado Denton, su capitán Richard Champman, que tenía 2 cañones de a 8 libras y 6 pedreros, con el que estuvo dos horas combatiendo.

Para rematar la faena, entró en Vigo el 4 de marzo con otra nueva presa; esta vez le tocó al bergantín inglés Price, su capitán William Sharp, que era infinitamente más grande que la lancha española.

El bergantín, de 180 toneladas tenía 4 cañones y 2 pedreros, y venía de Grinak en Inglaterra a Oporto, llevando 4.000 quintales de carbón y patatas. Después de tres horas combatiendo contra el Derrepentillo, y como no podía ser de otra manera, fue tomado al abordaje.

Desde luego, tras capturar 5 buques en menos de 4 meses, el rendimiento que los comerciantes de Santander sacaron a la pequeña lancha corsaria fue apabullante.

  • Fuente: Gaceta de Madrid.

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