Por Carlos Parrilla
El 1 de noviembre de 1542 parte del puerto de Navidad, en el actual estado de Jalisco, la escuadra de Ruy López de Villalobos compuesta por cuatro naos, la capitana Santiago, San Jorge, San Juan de Letrán y San Antonio, y dos naves menores, la galeota San Cristóbal y el bergantín San Martín.
Su misión era llegar al extremo oriente, fundar una colonia e intentar el regreso a Nueva España por el Pacífico, ruta que se había intentado en varias ocasiones con un rotundo fracaso, cosechándose esta vez el mismo resultado, y que no se lograría hasta la expedición de Urdaneta de 1565.
En su travesía fueron reconociendo y descubriendo distintos archipiélagos e islas como las actuales Revillagigedo, Marshall, Carolinas y llegando a las Filipinas a las que bautizó con ese nombre en honor al entonces príncipe Felipe, que luego reinaría como Felipe II.
Pero sucedió que por el camino se topó con otro archipiélago al que bautizó como “Islas del Rey” y que figuraron en las cartas marítimas españolas a partir de 1555, identificándose por su ubicación con las actuales Hawái.
Su descubrimiento es atribuido a James Cook en 1778, aunque fuera Villalobos el que las avistó 235 años antes que el explorador británico, el cual navegó por el Pacífico guiándose con las cartas náuticas españolas que los ingleses habían saqueado de los archivos de Manila durante la Guerra de los Siete Años.
O sea, que el que los británicos consideran como el mayor explorador de todos los tiempos no descubrió nada, se limitó a seguir los mapas españoles trazados siglos antes, al menos en esa ocasión.
El cuadro representa a la flota de Villalobos navegando con viento de aleta por aguas de Hawái junto a una de sus islas que muestra sus escarpadísimas y frondosas laderas volcánicas, quizá Oahu.
Villalobos nombró a tres de ellas como Monjes, Mesa y Desgraciada, las Islas de Rey, Hawái.
A la venta el libro de Carlos Parrilla «La Real Armada del siglo XVIII» con sus mejores pinturas. Infórmate aquí.