Por Juan García (Todo a Babor)
Índice
Introducción
La historia de la Urca de Lima que les traemos hoy es una más en la larga lista de naufragios que se dieron en la zona del Caribe.
Un desastre que terminaría con el buque en las costas de Florida, convirtiéndose desde 1987 en la primera Reserva Arqueológica Submarina de la Florida.
¿Qué era la Urca de Lima?
La Urca era un tipo de buque mercante de origen holandés (Hulk), que se caracterizaba por su amplia manga en la parte central, lo que le permitía estibar una gran cantidad de carga.
La Urca de Lima fue llamada así porque su propietario se llamaba Miguel de Lima y Melo. El buque en realidad se llamaba Santísima Trinidad y así constaba en la mayoría de los registros.
Era, pues, un buque mercante privado que transportaba género y efectos de particulares entre América y España. Esta nave, por tanto, no llevaba ningún dinero o efectos oficiales.
La flota de Juan Esteban de Ubilla
Partida hacia España
Los ingleses se enseñoreaban de los mares, haciendo que las comunicaciones entre América y España se resintieran. Aunque seguían llamándose flotas, lo cierto es que apenas llegaban a ser más de un buque los que arribaban a puerto.
No corrían buenos tiempos para las llamadas Flotas de Indias en aquellos años de la primera década del siglo XVIII.
En 1710 llegó solo un buque de guerra desde Veracruz cargado de azogues y otro buque mercante con el almirante Manuel López Pintado. En sentido contrario llegó la capitana de Andrés Arriola y dos mercantes.
Sin embargo, la suspensión de armas de 1712 animó la actividad comercial, otorgando el Rey asiento de registro a particulares, debido a la falta de galeones para tal efecto.
Entre todas las escuadras que se prepararon, la de Cádiz bajo el mando del general don Juan Esteban de Ubilla, fue la más numerosa. Más que ninguna otra en años. Y aún así, quedaba en ridículo si lo comparamos con las agrupaciones navales de otras épocas, en las que se podían concentrar hasta ochenta buques para cruzar el Atlántico.
Dicha flota llegaría a Veracruz en diciembre de 1712, pero hasta la primavera de 1715 no se pondrían en marcha de vuelta a España.
De los ocho buques con los que Ubilla había salido de España, solo le quedaban los siguientes:
- Nuestra Señora de la Regla, que era la capitana.
- Almiranta
- San Cristóbal de La Habana
- Santísima Trinidad (Urca de Lima)
Los demás, los más pequeños, fueron desguazados para que con sus restos se reparasen los otros de la flota.
En verano llegarían a La Habana, donde se les unirían los buques de Antonio de Echeverez y Zubita, caballero de la Orden de Calatrava, y partirían el 24 de julio a Cádiz. Eran once buques, contando también con el Grifon, un buque de guerra francés que era la escolta.
El naufragio
El 31 de julio, mientras salían del Canal de Bahamas les alcanzó un huracán.
El pavoroso huracán acabó con todas las naves, excepto el Grifon, que por ir muy adelantado se salvó. La casualidad hizo que dicho buque sorteara lo peor del huracán por muy poco. Gracias a esto se salvó el teniente general don José de Zúñiga y de la Cerda, que había sido gobernador de Cartagena, que iba a bordo del mismo.
Dos de los buques desaparecieron entre las ondas; ocho se estrellaron en los Bajos del Palmar de Ais (cerca de Cabo Cañaveral, en Florida).
Convirtiendo grandes esperanzas é ilusiones en desolación y muchas fortunas en miserias.
Así acabaron arruinados muchos comerciantes de Sevilla, Cádiz, Veracruz y Cartagena.
Estos fueron los resultados en cada buque de la flota, excepto el Grifon, que como hemos comentado se salvó:
- Capitana. Se abrió de improviso, sumergiéndose con el General y 225 personas; pocas se salvaron en tierra.
- Almiranta. Aunque embarrancó á un tiro de piedra de la costa, los golpes de mar barrieron á 123 hombres.
- Urca de Lima. Varó á la boca de un rio, y las olas se llevaron 60 hombres, de los que se ahogaron 35.
- Primer patache. No perecieron más que 25 personas por haberse desprendido la cubierta del casco y quedar flotando á manera de jangada.
- Segundo patache. Se ahogaron 12 hombres.
- Almiranta, de Echeverez. Se deshizo completamente y murieron 124 hombres.
- Concepción, de Echeverez. Pereció el capitán, D. Manuel de Echeverez, hijo del propietario, y 135 personas.
- La Holandesa, de Echeverez. La dejó en seco el huracán y no sufrió la tripulación.
- La Francesa, de Echeverez. Desapareció con cuanto llevaba.
- San Miguel, de Echeverez. Lo mismo.
En total murieron cerca de mil hombres, entre ellos su comandante general, Juan Esteban de Ubilla. Un desastre.
Operación de rescate
En cuanto se supo de lo ocurrido en la Habana, se dispuso el rescate de cuanto se pudiera.
Para ello se fletaron y armaron cuantos buques hubo disponibles. Para emprender rápidamente el buceo de los restos, fueron una fragata y siete balandras corsarias por delante, algo que después tendría sus consecuencias como veremos.
Se le confió el mando de operaciones al sargento mayor de la Habana, Juan del Hoyo Solorzano. Un hombre capaz y responsable. Y no era para menos, pues había catorce millones de pesos en plata. Eso sin contar los numerosos caudales privados.
Del Hoyo tuvo buen proceder, ya que logró sacar de los pecios más de cuatro millones para la Real Hacienda. Y, como no, los corsarios que participaron en el rescate se debieron llevar lo suyo, porque se notó un aumento repentino de circulación de monedas en la zona.
Vamos, que oficialmente se recuperaron cuatro millones, pero a saber cuánto sacarían extraoficialmente.
Del Urca de Lima sacaron todo lo que se pudo, y para evitar que otros inspeccionaran el pecio, lo quemaron hasta la línea de flotación.
Los piratas huelen el tesoro
Y, como no, en la época dorada de la piratería del Caribe, los famosos piratas con sede en las diferentes islas de Bahamas, escucharon que una flota española del tesoro había naufragado y les faltó tiempo para ir hacia allá.
El famoso pirata Henry Jennings, junto con Charles Vane, que habían apresado un correo español con la posición exacta de la Urca de Lima, armaron dos bergantines y tres barcos longos. Sabían donde estaba el almacén donde se depositaba lo rescatado para enviar a la Habana.
Cuando llegaron, Jennings y Vane desembarcaron con unos seiscientos hombres, matando o haciendo huir a la guardia y quedándose con un botín de unos 350.000 pesos que aún permanecían allí.
En realidad, la cantidad robada no era tanta según el total, pero era una cifra respetable para aquellos piratas, que solían vivir de lo apresado en barcos mercantes con género de valor diverso.
La totalidad del dinero sacado de la Urca de Lima correspondía a particulares, que inevitablemente acabaron arruinados.
El gobernador de la Habana se quejó a su homólogo inglés de Jamaica, pero este se excusó aduciendo que Jennings no era parte ya de su marina, sino que siendo pirata iba por su cuenta. Por lo tanto, los españoles volvieron a expedir patentes de corso para que persiguieran a estos piratas del Caribe y recuperar lo robado.
Al mismo tiempo, se iniciaron una serie de operaciones de represalia. De Veracruz salieron a finales de aquel año cuatro fragatas, dos pingues y seis embarcaciones menores con seiscientos soldados hacia la Laguna de Términos, donde habían ingleses cargando palos de tinte. Se les apresó doce fragatas, dos pingues y diez balandras.
También, cerca de la Habana, se apresó al combate al capitán Carpenter, uno de los lugartenientes de Jennings. Siendo como era pirata no tenía otro destino que acabar colgado.
El pecio de la Urca de Lima
Los restos de la Urca ya se conocían en 1800. Sin embargo, no fue hasta 1837 cuando John L. Williams publicaría Territory of Florida, un libro que se vendió bien y que equivocádamente señalaba el pecio de la Urca de Lima en los Cayos de Florida. Un error que llegaría hasta los años sesenta del siglo XX.
En 1928, un aventurero llamado William J. Beach llegó a la zona atraído por las historias sobre el oro español sumergido en aquellas aguas.
Equipado con un detector de metales, el hombre tuvo suerte y descubrió el pecio de la Urca.
De allí sacó algunos de los dieciséis cañones y cuatro anclas que llevaba la embarcación, varios de los cuales se pueden ver hoy en día en el Ft. Pierce City Hall.
Debido a que la mayoría de la carga de plata había sido recuperada por los españoles, apenas lograron encontrar algo de valor. Solo una barra de plata, dos trozos de lo mismo y cinco cañones de hierro.
En 1985 se logró que los arqueólogos mapearan el pecio, que tras tanto tiempo y saqueos estaba muy deteriorado. Y se logró protegerlo al designarlo en 1987 como primera Reserva Arqueológica Submarina de Florida.
Urca de Lima en la serie Black Sails
La historia de la Urca de Lima es un relato popular que ha sido utilizado hasta como base para una famosa serie de televisión llamada Black Sails. Y es que no hay nada como un buque con un tesoro para espolear la imaginación de la gente.
La serie consta de cuatro temporadas; se inició en 2014 y finalizó en 2017. Son 38 capítulos en total donde nos cuenta la «precuela» de la novela «La isla del tesoro«, de Robert Louis Stevenson.
Como digo, el naufragio de la Urca de Lima es uno de los pilares en los que se asienta la historia de esta serie. ¿Es muy realista? En cuestión de ambientación sí que está muy cuidada, aunque peca de retratar a los buques piratas como enormes buques, cuando esto no era así.
Por lo demás, está muy bien producida y los personajes bien desarrollados, sobre todo el pirata Charles Vane.
La historia más o menos sigue lo que pasó en realidad, aunque con muchas licencias en pos de la acción. Sí, tenemos el típico asalto a un buque de guerra español, como mandan los cánones de las producciones cinematográficas del género.
También desfilan todos esos piratas conocidos e históricos: Charles Vane, Jack Rackham, Anne Bonny, Barbanegra… junto con los personajes de la novela: capitán Flint, John Silver,… Pero vamos, que se deja ver.
No cuento más, por si alguno quiere verla. Yo la recomiendo sobre todo a aquellos que quieren ver una versión adulta de Piratas del Caribe.
Fuentes:
- Cesáreo Fernández Duro. Armada Española (desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón).
- Florida’s Museums in the sea. Florida’s Underwater Archaeological Preserves.
- Florida Department of State. Division of Historical Resources. Bureau of Archaeological Research.
Puede ampliar esta información en el artículo: El naufragio de las flotas de Ubilla y Echevers (1715), de Enrique Tapias.