Valiente corsario

Por Juan García (Todo a Babor)

Balandra española
Balandra española pintada por Rafael Monleón. Museo Naval de Madrid.

En la guerra contra Inglaterra de 1779 a 1783 se libraron múltiples combates en la mar, la mayoría de ellos combates de poca entidad por el número y porte de los buques implicados, pero que era una guerra sin cuartel y de oportunismo.

En ella participaban tanto los buques de S.M. como los corsarios. Estos últimos podían realizar hazañas tan importantes como los primeros. Esta es una de ellas.

El 13 de noviembre de 1780 la balandra corsaria española Villa de Reus, de 18 cañones de a 8 libras y mandada por don Martín Badía libró un intenso y desigual combate contra una fragata de guerra inglesa de 26 cañones de 12 y 8 libras, a 10 leguas del Cabo de Oropesa.

La fragata inglesa se hallaba dando caza a cuatro mercantes cuando advirtió la presencia del corsario español, poniendo proa hacia la balandra de inmediato. El corsario le esperó no obstante de saber que no era rival para una fragata de mayor tonelaje y porte. Puestas las banderas al aire, como se estilaba en la época, se inició la función.

El corsario viró sobre el enemigo y empezando el fuego con igual tesón de una y otra parte, durando este envite desde las 5 de la tarde hasta las 8 de la noche. En ese momento la fragata se separó y quedó durante casi una hora arreglando las averías más urgentes.

En la Villa de Reus se aprovechó para hacer lo mismo, volviendo a las 9 de la noche a la acción. Estaban tan juntas ambas embarcaciones que caían en el combés de la balandra algunos tacos encendidos de la fragata inglesa, al igual que mucha metralla que estos tiraban con un mortero.

Pero Badía no se quedaba atrás y gracias a un fuego continuo logró a las 11 de la noche hacer que la fragata se retirase de nuevo, alcanzando a ver con la luna mayor daño en ella y un pedazo de la popa incendiado.

Los ingleses lograron apagar el incendio volviendo obstinadamente a las 12 de la noche, y ya casi más por amor propio, a rendir a tan osada embarcación. Pero fue tal la resistencia de la balandra corsaria que por tercera y última vez obligó a los ingleses a huir a la una y media de la madrugada.

 Es más, a bordo de la Villa de Reus había pena por no poder perseguir a la fragata debido al aparejo y velamen tan dañado que tenían porque estaban seguros que podían haberles escarmentado más.

Increíblemente, después de tantas horas de combate y la intensidad de la acción sólo tuvieron diez heridos leves y uno de consideración. El propio Badía tenía una contusión en una pierna sin consecuencias.

El segundo de la balandra, Josef Bajandas, había tenido una destacada actuación gracias a su serenidad y acertadas disposiciones. Ni que decir tiene que estaban todos locos de alegría por haber ganado en duro combate a un enemigo mucho más poderoso y haberlo rechazado por tres veces con éxito.

El Rey se enteró de esta hazaña y nombró al capitán de la Villa de Reus Alférez de fragata de su Real Armada.

  • Fuente: Gaceta de Madrid.

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