Presas españolas y británicas en el escenario maritimo americano en 1743.

La siguiente tabla muestra las presas de buques mercantes realizadas por españoles y británicos en un año concreto, el de 1743. Este año sirve como ejemplo para ilustrar la cantidad de barcos que por una y otra parte se capturaban cada año. El escenario maritimo es el americano, ya que era la ruta más rica en cargamentos, no contándose las rutas europeas y demás.


Buques
Valor en pesos
- Presas españolas a los británicos
262
576.000
- Presas británicas a los españoles
146
754.000
- Diferencia de barcos apresados a favor de los españoles
116
-
- Diferencia de botín a favor de los británicos
-
178.000
- Promedio por presa efectuada por españoles
-
2.198,39
- Promedio por presa efectuada por británicos
-
5.164,39
- Diferencia a favor de los británicos
-
2.965,92

A través de la tabla anterior podemos sacar varias conclusiones. Los barcos españoles estaban cargados con materiales más valiosos que los británicos, ya que al hacer la ruta de América venían a España con metales preciosos y otros objetos que los buques británicos no llevaban en la misma proporción que los españoles. En aquellos momentos la flota británica mercante era la más numerosa, junto con la holandesa, de ahí el mayor número de barcos británicos apresados por los españoles. Muchos de los barcos eran apresados por los guardacostas o navíos de guerra pero otros muchos eran capturados por los corsarios. Durante todo el siglo XVIII hubo un incipiente negocio de corso hospiciado tanto por los gobiernos británicos como por los españoles. Los estados daban una "patente de corso" a un capitán de un barco para que apresara en nombre de su Rey a los barcos mercantes de la nación enemiga, cualquiera que fuera la mercancía que transportase o el tipo de viaje que hiciese. A cambio, tributaba al rey una quinta parte de su botín, así estos corsarios se aseguraban que no serían perseguidos por los barcos de guerra de su nación. En España floreció este tipo de negocio, tanto en aguas de América como del Mediterráneo, donde las Islas Baleares, y más concretamente Ibiza fue un nido de corsarios al servicio de la monarquía hispánica. Practicar el corso era casi una necesidad de vida para estas gentes ya que en tiempo de paz se dedicaban al comercio legal, pero en tiempos de guerra había que capturar barcos enemigos para así paliar las pérdidas que suponían el interrumpir el comercio pacífico. El corso beneficiaba por tanto al que lo practicaba y favorecía también al monarca, que veía como se incrementaba su flota de guerra sin gastar nada y además embolsándose una parte del botín.

Se podía entender el corso como un método de piratería estatal, una especie de guerra paramilitar que trataba de socabar el modo de financiación o mercantil de las naciones contendientes, de este modo tanto británicos, franceses como españoles podría decirse que fueron los mayores piratas de la época, al igual que los que asolaron el Caribe en los dos siglos precedentes.

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Para saber más sobre el corso.