Pinturas de Carlos Parrilla Penagos.
Proceso de creación del cuadro "Trafalgar".

Aprovechando que Carlos Parrilla me mandó, además de como hace habitualmente cuando termina uno de sus preciosos cuadros una imagen del mismo para ponerla en la web, también adjuntó varias imagenes más que correspondían al proceso de elaboración de dicho cuadro. En principio para que sólo las viera yo, lo cual le agradezco porque siempre me ha gustado la pintura y además me encantan los bocetos. Quise aprovecharme de su generosidad —y de sus imagenes— y le pedí que en pocas palabras comentara cómo se llegaba a pintar uno de esos cuadros que tanto nos gustaban. Dicho y hecho, así que por propia letra del autor nos comentará cómo es el largo y fascinante proceso para darle "vida" a un lienzo en blanco. En este caso de un nuevo cuadro titulado "Trafalgar", con su actor fetiche de protagonista: el Santísima Trinidad.
  • El cuadro refleja el momento en el que el Victory pasa por la popa del Bucentaure. En primer término el Santísima Trinidad, en facha, dispara a los navíos ingleses (fuera de la imagen) que siguen las aguas de Nelson. El Temeraire de 98 cañones pasa por estribor del Victory dirigiéndose directo al Redoutable que se intuye entre el Trinidad y el insignia francés. Más a la izquierda, sotaventado navega el Neptune francés de 80 cañones, y en últímo término una fragata de señales.

Voy a comentar cómo es el proceso de elaboración de un cuadro, en mi caso claro.

Comienzo siempre por imaginar la escena dibujándola a grafito a un tamaño de un folio o menor, lo hago así porque es más fácil dominar las perspectivas. Además mi estudio es muy pequeño y no tengo espacio para moverme hacia atrás, esa es la razón de porqué mis cuadros no son grandes.

Una vez que tengo el boceto a mi gusto, o casi, lo escaneo y lo paso al ordenador, ahí lo dejo un par de días sin mirarlo porque al cabo de ese tiempo es más fácil distinguir los errores que pueda haber cometido. En realidad estoy corrigiendo la pintura a lo largo de todo el proceso de elaboración, pero por lo menos evito los errores más gordos. Cuando veo algo que no me gusta lo enmiendo a base de Photoshop (no veas si es útil el Photoshop).

Una vez ya satisfecho, amplío la ilustración a tamaño del lienzo elegido, lo imprimo y lo traslado, primero calcando los rasgos más generales, y luego redibujándolo todo a lápiz. A tamaño definitivo suelen surgir más errores, generalmente de proporciones.

Después de tenerlo todo listo a lápiz lo repaso con bolígrafo, como lo oyes, bolígrafo, yo uso el Bic negro de punta fina. Lo hago así porque al pintar con acrílicos, si sólo lo dejara a lápiz, éste desaparecería al aplicar las capas de pintura, teniendo que redibujarlo todo una y otra vez. El bolígrafo, sin embargo, aguanta mucho este proceso, y se mantiene bastante visible por debajo del color aplicado. De todas formas en varias ocasiones he tenido que repasarlo.

Boceto

  • Primero, como no podía ser de otro modo, el autor realiza un boceto.

Pasamos al color:
Como hace muchos años me enseñó, el acuarelista Antonino Martínez Tavera, el color lo aplico dependiendo del plano que ocupe el motivo, pintando primero lo más alejado y finalmente lo más próximo. Aunque este proceso me lo salto en bastantes ocasiones, en términos generales lo sigo por razones lógicas y, sobretodo, prácticas. Por cierto, Antonino Martínez Tavera, ya fallecido, aparte de ser el mejor acuarelista que he conocido, y un dibujante como pocos, era el padre de mi gran amigo Ricardo Martínez, responsable de los chistes del periódico "El Mundo" y de las famosas historietas de "Goomer", también de lo mejorcito que hay.

Bien, lo primero que pinto es el cielo. Procuro siempre no recargarlo ni elaborarlo mucho para que no quite protagonismo al motivo principal que son los barcos.

El cielo es algo que parece una tontería de hacer, ya que bien podría reflejar que con cuatro pinceladas está resuelto, nada más lejos de la realidad, no recuerdo ni una sola ocasión en la que no haya sudado la gota gorda pintándolo.

Bien, una vez hecho el cielo, y esto que voy a contar es una manía que tengo, lo reconozco, pinto las banderas y los gallardetes. Sé que parece una estupidez, pero si no las pinto en ese momento del proceso no consigo concentrarme en el resto, así que pinto las banderas y me olvido.

Pintado del cielo

  • Carlos empieza pintando el cielo para posteriormente empezar con los navíos.

En este momento es cuando me enfrasco con los barcos. Pintar un barco no es tan difícil como a primera vista pueda parecer, por lo menos para mí, otra cosa es que sea laborioso, porque lo es y mucho.

En "Trafalgar" primero pinté el casco del "Trinidad", saltándome lo anteriormente dicho sobre los planos alejados y próximos (es que me encanta pintarlo), y luego los cascos de los otros navíos, y todo sin los efectos del combate acabados.

Una vez pintados los cascos me decidí a terminar al "Santísima Trinidad", en parte porque me apetecía pero sobretodo porque me lo permitía el hecho de que detrás de él sólo había cielo. Eso sí, al pintarlo seguí el proceso "plano alejado hacia primer plano", es decir, pinté la arboladura desde el mesana hacia el bauprés, y las jarcias de sotavento antes que las de barlovento.

Pintado del navío Trinidad

  • En contra de lo que es habitual el autor elabora completamente la figura del Trinidad, que está en primer plano.

Ya tengo al "Trini", vamos a por el resto. Primero los dos barcos a la izquierda de la composición, la fragata de señales y el "Neptune". Hay que tener cuidado para que al aplicar el color, estos dos elementos no pesen demasiado y se te vengan hacia adelante, para ello hay que matizar el color agrisándolo y rebajándolo con blanco, de esta manera se consigue que permanezcan en su lugar, o al menos eso es lo que se intenta.

Vamos a la derecha del cuadro. Primero la arboladura del "Temeraire", luego la de los barcos de la línea aliada del fondo, después la del "Victory", y finalmente la del "Bucentaure".

Una vez que tengo todos los barcos pintados a mi satisfacción comienzo a terminar los efectos del combate. No sin pena, lo digo de verdad, porque tapo con el humo y los cañonazos parte de lo pintado antes, aunque no demasiado. Aquí falseo un poco la realidad, me doy esa licencia, porque si pintara el resultado real de los fogonazos de pólvora negra los barcos prácticamente quedarían ocultos por el humo blanco, y no interesa, al menos a mí no.

Pintado de todos los buques

  • Tras terminar el Trinidad, se pasa a pintar el resto de buques.

Bueno, vamos con el mar.
Para mí, el mar es lo más difícil de pintar que hay. No hay un sólo cuadro con el que no me haya desesperado en este punto. Por regla general he tenido que pintar el mar como tres, cuatro o cinco veces, hasta que he quedado satisfecho. Es un proceso de pintar y tapar en sucesivas veces, y que en muchas ocasiones doy con el camino adecuado por simple casualidad, lo confieso, aunque también creo que estas casualidades sólo aparecen después de haber transpirado mucho. Hasta tal punto me he desesperado que he llegado a rajar el cuadro que estaba pintando en un par de ocasiones.

Yo cuando veo un mar bien conseguido de los marinistas que hay por ahí, me dan ganas de arrodillarme delante de él. Insisto, pintar el mar es muy muy muy difícil.

Y por último, pinto algo que siempre me divierte mucho, hasta el punto de que en ocasiones me descubro completamente infantilizado haciendo ruiditos con la boca, como cuando pintaba en clase de dibujo en el colegio; los salpicones de los astillazos en el agua. Qué le voy a hacer, en muchos sentidos, y afortunadamente, sigo siendo como un niño.

Cuadro acabado. Pulse en la imagen para ampliarla en una nueva ventana

  • Tras acabar de pintar el mar y algunos otros detalles ya tenemos la pintura terminada. (Pulse en la imagen para ampliarla).