Por Carlos Parrilla
Miniatura sobre tabla de madera en la que se ve al navío Santísima Trinidad recién botado y alistado en la Real Armada volviendo a La Habana después de su primera salida a la mar. Construido en principio con tres puentes y 116 cañones, más adelante se le remontaría a 130, 136 y 140 piezas de artillería en sucesivas reformas, siendo el barco de guerra de mayor tamaño y más artillado de su tiempo.
Aquí lo vemos navegando en conserva de un bergantín y una balandra, que recogiendo trapo enfila el canal de entrada a la bahía habanera entre el Castillo de San Salvador de la Punta, al fondo a la izquierda, y el Castillo de El Morro, en primer término a la izquierda, mientras algunos soldados de su guarnición observan su impresionante porte.