Por Juan García (Todo a Babor)
Todas las marinas en cualquier época de la historia se han surtido de hombres de otras naciones distintas al propio país.
Principalmente por la imposibilidad de contar con el número suficientes de naturales del país. La Armada española, la Marina de Francia o la Royal Navy de Gran Bretaña,… pero es en esta última la que quizás más llame la atención por la variedad de nacionalidades que poblaban sus buques de guerra.
La mayoría de ellos obligados a servir a un Rey que no era el suyo, simplemente por hallarse en aquel momento en un puerto, o en un mercante inglés o prisionero en un pontón que «voluntariamente» se enrolaba.
Destacan los irlandeses, que no eran considerados extranjeros para la Royal Navy, aunque a nivel social tenían una pésima consideración entre los ingleses, lo que no impedía utilizarlos como carne de cañón a mayor gloria del Imperio Británico.
Vamos a poner algunos ejemplos. Nuestro colaborador Gerardo Etcheverry nos aporta algunos interesantes datos, a los que sumamos otros de la web Todo a Babor.
El Victory de Nelson tenía en Trafalgar la siguiente tripulación, dividida por nacionalidades:
441 ingleses, 64 escoceses, 63 irlandeses, 18 galeses, 3 Shetlandeses, 2 de las islas del Canal y 1 de la Isla de Mann. Había además 71 extranjeros: 22 norteamericanos, 7 holandeses, 6 suecos, 4 italianos, 4 Malteses, 3 voluntarios realistas franceses, 3 noruegos, 3 alemanes, 2 suizos, 2 portugueses, 2 daneses, 2 indios, 1 ruso, 1 de África y 9 de las West Indian islands.
Incluso había buques que llevaban una cantidad muy elevada de irlandeses que podían llegar a hacer sombra al número de ingleses. Según el escritor inglés Peter Goodwin en su obra «The ships of Trafalgar» el Temeraire tenía 220 irlandeses a bordo, que representaban el 30% de la tripulación, los ingleses el 49%, escoceses el 7,5%, galeses el 5,3%, americanos casi el 4%, alemanes otro 4%, suecos un 0,84%, portugueses un 0,70%, franceses (realistas) un 0,41% y….¡españoles!, también con un 0,41%, es decir unos 3 hombres.
Si, no se sorprendan, alguna vez «pescaban» algún español para servir contranatura a bordo de sus buques de guerra.
Los extranjeros en la Marina Real Británica era algo normal
En el libro de Michael Lewis «A social history of the Navy 1793-1815», hay información acerca de la tripulación extranjera en las naves de la Royal Navy, incluyendo un cierto número de españoles.
Por ejemplo, en mayo de 1808 el navío de línea HMS Implacable tenía la siguiente tripulación, que según su capitán «puede ser considerada aplicable a todo navío inglés, excepto que muy pocos tienen tantos hombres no extranjeros»:
Británicos (blancos): Inglaterra 285, Irlanda 130, Gales 25, Isla de Mann 6, Escocia 29, Islas Shetland 3, Islas Orkneys 2, Isla Guernsey 2, Canadá 1, Total 483
OTROS: Jamaica 1, Trinidad 1, Santo Domingo 2, Saint Kitts 1, Martinica 1, Santa Cruz 1, Bermuda 1 , Suecia 8, Dinamarca 7, Prusia 8, Holanda 1, Alemania (se trataría de algún otro de los países en que se dividía entonces esa nación) 3, Córcega 1, Portugal 5, Sicilia 1, Menorca 1, Ragusa 1, Brasil 1, España 2, Madeira 1, EE.UU. 28, Indias Occidentales 2, Bengala 2, Total 80.
TRIPULACION TOTAL: 563. Haciendo un porcentaje de 86% Británicos y 14% otros.
La fuente citada por Lewis es Sir T. Byam Martin, Journals and Letters, N.R.S., Vol. XII, p. 10.
En 1812, el HMS Warspite, con una tripulación similar a la del Implacable, tenía más de un 17% de extranjeros: 97 en total (83 marinos y 14 infantes de marina).
Los infantes de marina eran mayormente de origen alemán (no se aclara de cuál de los países en que estaba dividida esa nación). Los marinos podían ser divididos en dos grupos: 50 clasificados como extranjeros y 33 que eran «voluntarios de los navíos prisiones». Estos últimos eran mayoritariamente escandinavos y alemanes del Báltico, no franceses «a juzgar por sus nombres».
Eran probablemente marinos mercantes capturados en naves controladas por el enemigo o buques neutrales que no habían pasado las inspecciones británicas y habían sido condenados como presas. Los otros eran fundamentalmente de larga antigüedad en la Royal Navy («old-stagers» , incluyendo 30 forzados y 20 voluntarios, «un menorquín forzado y un voluntario noruego tenían ambos 20 años de servicio».
Los norteamericanos eran 10 (con 2 voluntarios de largo plazo, de 19 y 8 años), el resto mayormente europeos del norte (los suecos iban a la cabeza con 6, todos forzados). Había un francés voluntario de Orleans y 2 coloniales franceses, ambos forzados.
El capitán estaba preocupado acerca de la cantidad de extranjeros. Lewis dice que era evidentemente considerado demasiado alto para ser seguro.
Las fuentes citadas por Lewis son Keith Papers, N.R.S., Vol. XCVI, p. 321 y National Maritime Museum, MS.9281. Keith Papers, Admiralty Letter 19.1.1813
En 1799, el navío de línea Canada recibió al mismo tiempo sesenta españoles enviados por el Almirantazgo desde navíos prisión.
Después de Trafalgar, al capitán del navío de línea Conqueror se le ordenó entregar un cuarto de su cuidadosamente entrenada tripulación para tripular una de las presas y entre la mezcla (“riff-raff”) que recibió a cambio se encontraban 36 prisioneros españoles recién capturados.
El capitán protestó, pero no le permitieron rechazarlos. Pero era un hombre de recursos. Tan pronto como el navío regresó a su estación frente a Vigo, el capitán les permitió bajar a tierra y jamás regresaron.
Después del combate del 1º de junio de 1794, el Defence, donde servía William Dillon, recibió a bordo 56 franceses, prisioneros del capturado navío Northumberland, algunos de los cuales solicitaron ser aceptados como voluntarios pero en este caso fueron rechazados.
Lewis señala que algunos de los distritos marítimos de Francia, como Bretaña y Normandía, tenían poblaciones poco afectas al régimen revolucionario, lo que podría explicar su deseo de cambiar de bando.
En cuanto al rechazo de su oferta, el propio Dillon explica el motivo: durante el reciente combate, sólo uno de los numerosos extranjeros a bordo del Defence había servido debidamente su cañón, en tanto el resto había desertado.
Uno de ellos era capitán de un cañón y mostró una herida en su nuca, que le había sido en realidad inferida por el segundo capitán de esa pieza que trató de impedir que abandonara su puesto; otro era un infante de marina que desapareció hasta que lo sacaron de su escondite tras el fin de la acción.
Sir Charles Ekins indica algunas de las desventajas de usar prisioneros enemigos. En uno de sus buques había un infante de marina voluntario, que había ingresado por la recompensa. Por haber atacado a un compañero de mesa con un cuchillo, fue llevado a popa para ser castigado.
Pero antes de que se lo pudiera castigar, protestó oficialmente al capitán, negándole el derecho de ponerle las manos encima, porque él era súbdito de otro país y prisionero de guerra, por lo que reclamaba su regreso, sin ser castigado, al navío prisión.
Él tenía razón desde el punto de vista de hecho y de derecho. Era francés y después de que el Almirantazgo analizó su caso fue devuelto a su prisión, sin haber sido castigado y todavía en posesión de su recompensa de seis libras esterlinas.
Samuel Leech, un marinero que pasó al servicio de la marina estadounidense tras la captura de su fragata, menciona haber tenido como compañeros estadounidenses, un sueco, un malayo sirviendo como camarero, un joven portugués, un negro llamado “Black Tom” (no aclara su lugar de nacimiento) y algunos franceses, italianos y españoles que estaban excusados de luchar y de sufrir latigazos y habían sido tomados como banda de música (dado que Leech sirvió en la Royal Navy hasta 1812, estos españoles pueden haber servido cuando ambos países eran aliados).
- Fuente: Por Gerardo Etcheverry. Michael Lewis, “A social history of the Navy 1793-1815”, George Allen and Unwin, London, 1960, páginas 128 a 130 y 132, relata diversos casos de reclutamiento (forzoso) de extranjeros en la Royal Navy y sus consecuencias. Y datos de Todo a Babor.