Cuidado con los insultos

Por Juan García (Todo a Babor)

Marineros

En octubre de 1793 llegaron al puerto de Génova varios buques de guerra españoles e ingleses (sí, eran aliados por una vez, aunque mal avenidos todo sea dicho). El caso es que en dicho puerto neutral había una embarcación francesa llamada Modeste.

La tripulación de este último al ver como algunos de los buques aliados fondeaban en su cercanía se pusieron a maldecir, insultar y gritar toda clase de barbaridades que puedan ser oídas. Los comandantes españoles e ingleses en un principio hicieron oídos sordos a los improperios lanzados por los franceses.

Pero la paciencia tiene un límite y viendo el Capitán de un buque inglés que los «frogs» (como así llamaban los ingleses a los franceses) no paraban de soltar lindezas por la boca, precisó oportuno contener tal denigrante verborrea. Así que ni corto ni perezoso les hizo fuego.

En la fragata inglesa había un pequeño grupo de franceses realistas que se pusieron de inmediato la escarapela blanca para no ser confundidos con los franceses de la Modeste, ya que se lanzaron todos al abordaje, con sable en mano, a por la maleducada tripulación francesa.

Tomaron prisioneros a los franceses, rasgaron la bandera de la Convención y trataron al buque francés como presa de guerra.

Quien les iba a decir a los «gabachos» (como así llamaban los españoles a los franceses) que unos ingleses les iban a dar una lección por la falta de educación y modales.

  • Fuente: Gaceta de Madrid del 1 de noviembre de 1793
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