El día que colisionaron dos submarinos nucleares (y no se reconocieron)

Por Juan García (Todo a Babor)

¿Cómo fue posible que dos de los submarinos nucleares más avanzados del mundo chocaran entre sí sin haberse detectado mucho antes?

¿Acaso los submarinos no están equipados precisamente para detectar lo que otros buques de superficie no pueden?

Primero conozcamos a los protagonistas.

Submarino Le Triomphant (SSBN)

Este gran submarino francés de propulsión nuclear SSBN (ballistic missile nuclear-powered submarine) tiene 138 metros de eslora, 12,5 metros de manga.

Tiene un desplazamiento en superficie de 12.640 toneladas, siendo 14.120 toneladas cuando está sumergido.

Le Triomphant fue el primero de su clase, de cuatro submarinos nucleares, y fue botado en 1994, entrando en servicio en 1997. Fue diseñado y construido por DCN’s Cherbourg.

Submarinos nucleares de la clase Le Triomphant
Submarinos nucleares de la clase Le Triomphant.

Puede alcanzar una profundidad operativa de 300-500 metros. Su tripulación consta de 110 tripulantes, incluidos 15 oficiales.

Además de los clásicos torpedos, este submarino lleva misiles balísticos, lo que quiere decir que lleva una aterradora carga de armas repletas de ojivas nucleares; en concreto 16 misiles EADS M45, con un alcance de 6.000 kilómetros.

Cada uno de esos misiles lleva seis MIRV, que son como compartimentos, y cada uno de ellos con una ojiva termonuclear de 110 kilotones.

Para que nos hagamos una idea, la bomba nuclear que explotó en Hiroshima era de 16 kilotones y la de Nagasaki era de 25 kilotones.

Submarino HMS Vanguard (SSBN)

El submarino nuclear HMS Vanguard comparte unas medidas muy parecidas al del submarino francés Le Triomphant, quizás algo más grande. Algo lógico, pues para poder llevar misiles balísticos, estos submarinos nucleares deben ser más grandes que uno normal de ataque.

El HMS Vanguard tiene una eslora de 149 metros, una manga de 12,8 metros y un desplazamiento sumergido de 15.900 toneladas.

Al igual que su homólogo francés, el Vanguard es también el primero de su clase, que la forman cuatro buques.

Tiene una tripulación de 121 hombres y 14 oficiales. Fue construido en Barrow-in-Furness en 1992 por Vickers Shipbuilding and Engineering Ltd (hoy BAE Systems). Entró en servicio en 1993.

Lleva también 16 misiles balísticos, pero estos de origen estadounidense: los Trident II D5, con 48 ojivas nucleares.

Submarinos nucleares de la clase Vanguard
Submarinos nucleares de la clase Vanguard

En definitiva, tenemos a dos submarinos nucleares muy caros, sofisticados y con un poder aterrador en su interior. Sin embargo, aquel 4 de febrero de 2009, ni se detectaron entre ellos.

¿Cómo se supo de este accidente?

Como es lógico entre las marinas militares, y más si hay submarinos de misiles balísticos de por medio, nadie se enteró de esta colisión que ocurrió en un punto indeterminado del Océano Atlántico hasta que, obligados por las circunstancias, las dos armadas implicadas tuvieron que poner sus cartas sobre la mesa.

Y lo hicieron cuando ni ellos mismos sabían qué es lo que había pasado.

Los primeros fueron los franceses, que reconocieron el 6 de febrero (dos días tras el choque), que uno de sus submarinos nucleares había sufrido una colisión con un «objeto sumergido (probablemente un contenedor)«. Aquel mismo día el Triomphant regresaba a su base en Ile Longue (Brest), escoltado por una fragata.

Mientras, el HMS Vanguard, reportó un incidente justo aquella noche del 4 de febrero.

Cuando ambas marinas vieron que ambos submarinos habían estado en el mismo lugar, en la misma fecha y en la misma hora se dieron cuenta de lo que había pasado.

El 16 de febrero, por medio del First Sea Lord, Jonathon Band, se anunció que los dos submarinos «entraron brevemente en contacto a una velocidad muy baja mientras estaban sumergidos«.

No había habido ningún herido, aunque reconocieron que si bien se mantuvo la integridad de los buques, estos sí que recibieron daños de distinta consideración.

Cuando el HMS Vanguard regresó a su base escocesa en Faslane se vio que la nave tenía daños alrededor de su compartimento de misiles y el costado de estribor.

Estos daños pudieron haber sido más graves.

Los grupos de botellas de aire a alta presión (HPA) estaban colgando y golpeando contra el casco presurizado. Tuvieron que regresar al puerto base lentamente, porque si uno de los grupos de botellas HPA llegara a explotar, habría creado una reacción en cadena y el submarino se habría ido a pique.

William McNeilly. Informante que sirvió en los submarinos nucleares británicos.

Los franceses, según declaraciones oficiales, indicaron que su submarino había recibido pocos daños: la cúpula de sonar «Thales», en el extremo de la proa a estribor.

Submarino nuclear francés Triomphant
Submarino nuclear francés Triomphant.

Sin embargo, un diario regional, detalló más tarde que el submarino había sufrido múltiples daños en su casco, incluida la torre de mando.

Todos estos daños indicarían que el Triomphant se topó con el HMS Vanguard desde arriba y en medio del buque.

Submarinos indetectables y peligrosos

Los submarinos nucleares tipo SSBN son armas de disuasión. Esto quiere decir que su misión es permanecer en el más absoluto secreto en alta mar a la espera de ser requeridos por sus gobiernos para hacer un ataque nuclear.

No son submarinos de ataque que persiguen a otros submarinos o buques de superficie. Su cometido principal es ser una plataforma de lanzamiento de misiles balísticos.

Para ello ambos submarinos accidentados llevaban 16 misiles con decenas de ojivas nucleares. No obstante, el peligro más inmediato en aquel accidente no hubiera sido las ojivas, ya que estas no son susceptibles de explotar por una colisión, aunque perder en el fondo del mar este material tampoco sería algo como para estar tranquilos.

Más bien el peligro vendría de los reactores nucleares que propulsan estos ingenios submarinos. No sólo irradiaría su contaminante carga a la tripulación; también lo haría en el medio marino circundante.

El desastre que pudo haber ocurrido habría sido, cuanto menos, casi apocalíptico.

La portavoz del grupo antinuclear francés «Sortir du Nucleaire», Stephane Lhomme, dijo:

Esto nos recuerda que podríamos tener una nueva catástrofe con un submarino nuclear en cualquier momento. Es un riesgo que existe durante las misiones, pero también en el puerto. Son reactores nucleares móviles.

Kate Hudson, presidenta de la Campaña por el Desarme Nuclear (en Gran Bretaña), describió el incidente como «una pesadilla nuclear del más alto nivel«.

La colisión de dos submarinos, ambos con reactores nucleares y armas nucleares a bordo, podría haber liberado grandes cantidades de radiación y dispersado decenas de ojivas nucleares en el fondo del mar. Según los informes, las abolladuras visibles en el submarino británico muestran que los barcos no estaban a más de un par de segundos de la catástrofe total.

También añadió:

Estos peligros son inherentes, mientras que el gobierno británico mantiene su política de 1960 de tener al menos un submarino con misiles nucleares navegando alrededor del Atlántico las 24 horas del día, los 365 días del año. Es probable que el HMS Vanguard esté confinado en su base durante meses con una factura de reparación multimillonaria.

Y lo fue. Según el Daily Telegraph las reparaciones de ambos submarinos ascenderían a 50 millones de libras.

¿Quién tuvo la culpa de lo sucedido?

En las marinas actuales toda la información que afecte a su arma submarina es estrictamente confidencial, y más cuando alguno de sus sumergibles ha estado implicado en algún accidente.

Los británicos aseguraron que nunca estuvieron cerca de este desastre nuclear, pero cuando hay problemas en un submarino de estas características, como hemos visto muchas veces, no siempre se cuenta lo que realmente pasó.

Y más cuando estas mismas fuentes del ministerio de Defensa británico dijeron que el Vanguard sólo había sufrido unos «raspones», cuando luego se supo que no habían sido unos daños tan leves.

Submarino nuclear británico HMS Vanguard
Submarino nuclear británico HMS Vanguard.

La opinión pública británica tampoco creía que el incidente hubiera sido tan nimio como querían hacerlos creer. El líder del partido SNP, Angus Robertson diría:

El Ministerio de Defensa del Reino Unido necesita explicar cómo es posible que un submarino que porta armas de destrucción masiva colisione con otro submarino que porta armas de destrucción masiva en medio del segundo océano más grande de la Tierra. En contraste con el secreto del Ministerio de Defensa, las autoridades militares francesas publicaron detalles del incidente en un sitio web. El Ministerio de Defensa no puede esconderse detrás del secreto operativo y debe hacer una declaración sobre esto de forma prioritaria.

Para contestar a la pregunta que hemos planteado es necesario que comprendamos que los submarinos portadores de misiles balísticos, como ya hemos señalado anteriormente, tienen en el sigilo a su mayor capacidad. El enemigo nunca debe saber dónde se encuentran o su función disuasoria estaría seriamente comprometida.

¿Y por qué no se detectaron antes estos submarinos antes de tener un percance?

Pues porque la tecnología de este tipo de buques se ha vuelto muy silenciosa, con cascos, hélices y elementos que absorben el sonido (como las placas anecoicas).

El mismo ministro de defensa francés Hervé Morin reconocería, no sin cierto orgullo:

Nos enfrentamos a un problema tecnológico extremadamente simple, que es que estos submarinos no son detectables.

Eso explicaría el por qué tanto el Triomphant como el HMS Vanguard no supieron con qué se habían chocado.

Cuando un submarino está sumergido puede utilizar dos tipos de sonares: el activo y el pasivo.

El pasivo implica el uso de audífonos para escuchar lo que ocurre a su alrededor. Simplemente se mantiene escuchando sin emitir ninguna onda que delate su posición a otros submarinos.

El activo sí implica una detección más agresiva, ya que el sonar de este tipo crea ondas de sonido que se propagan y rebotan en el entorno, proyectando en el interior del buque lo que hay fuera. Pero utilizar este método hace que sea posible su detección.

Y como ambos submarinos necesitan ser sigilosos, navegaron sin el sonar activo. Como consecuencia de ello, y su tecnología de sigilo, no se detectaron y la colisión fue totalmente fortuita y sin ningún culpable.

En todo caso, habría que repartir la responsabilidad de lo ocurrido a ambos buques.

Cuestión de mala suerte

No es ni mucho menos frecuente que pasen estas cosas bajo el agua. Afortunadamente, no conocemos casos muy graves, pero cuando han ocurrido normalmente han sido roces por el juego del gato y el ratón que se traen los submarinos de ataque cuando se encuentran.

Ese fue el caso del submarino de ataque USS  Grayling y el submarino de misiles balístico ruso K-407 Novomoskovsk, ocurrido en 1993 a 150 kilómetros al norte de la base naval rusa de Severomorsk.

Es posible que muchos piensen que la probabilidad de que dos submarinos nucleares choquen en un espacio tan enorme como es el Atlántico es prácticamente nula. Lo cual es en cierta medida cierto, pero también hay que comprender que estos sumergibles tienen la costumbre de patrullar siempre por las mismas áreas, lo que aumentaría esa posibilidad de colisión.

Una forma de evitar en lo posible este tipo de accidentes, sería que las marinas aliadas coordinasen sus movimientos, pero eso es algo que ninguna quiere hacer para no dejar en terceros una información tan delicada para su seguridad nacional.

A raíz de este suceso que les hemos traído, Francia, por medio de su presidente Sarkozy, sugirió en 2010 que quizás Reino Unido y Francia debían colaborar juntos e incluso patrullar alternativamente para reducir costes y eliminar la posibilidad de colisión.

Pero con el secretismo que hay en lo concerniente con los submarinos de misiles balísticos, no sabemos a ciencia cierta si hay o no coordinación alguna entre las diferentes marinas aliadas.

Mientras que esto no se confirme, tenemos que pensar que, a día de hoy, seguimos teniendo multitud de submarinos nucleares de ataque o de misiles balísticos, navegando sin que apenas alguien sepa dónde están.

Fuentes:

  • «The Guardian». Noticia del lunes 16 de febrero de 2009.
  • «The National Interest». Sebastien Roblin.

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