Los guardacostas del Conde de Clavijo (1725-1726). Su composición

Por Santiago Gómez Cañas
Autor del libro: «Historiales de los navíos de línea españoles, 1700-1850»

La primera escuadra guardacostas, enviada en 1725 de Cádiz a las costas de Tierra Firme, al mando del conde de Clavijo, estuvo formada por dos navíos.

Averiguar el nombre de estos dos navíos ha sido un quebradero de cabeza. Trataré de explicar las razones por las que no estaba clara su composición, sus progresos para erradicar el contrabando, y el resultado de sus actividades.

Antecedentes. El contrabando

Las flotas de Indias y los buques de registro sueltos ya no bastaban para abastecer los mercados de ultramar. Desde el siglo XVII las flotas no son enviadas con regularidad.

A ello hay que añadir los altos precios de los productos, incapaces de competir con las mercancías que introducían en las costas los extranjeros.

También en el XVII, los ingleses, franceses, holandeses y daneses establecieron colonias en el Caribe, cambiando su actividad pirática por otra más pacífica, el contrabando, pacífico o forzado, pero dada la escasez de productos, los españoles recibían con agrado unas mercancías más abundantes y baratas. 

El comercio ilícito se afianzó durante la guerra de Sucesión al disminuir el tráfico comercial español por los peligros de la propia guerra.

Con el fin de la guerra y la firma del Tratado de Utrech, los británicos consiguen privilegios comerciales, el asiento de negros y el navío de permiso.

Lejos de solucionar el problema, los británicos se sirven de esos privilegios para realizar comercio de contrabando a través de las factorías que establecen en diferentes puertos. Jamaica era la base de su comercio ilegal y actividad corsaria, al igual que lo fue la isla de Curacao para los holandeses. 

España solo contaba con la Armada de Barlovento para combatir la piratería y el contrabando, pero era poco eficaz al no realizar patrullas de manera regular y sistemática, solo de forma ocasional.

Con la falta de unidades y continuos cambios en buques y personal, hubo momentos en que casi estaba desaparecida. Se tuvo que recurrir a los corsarios particulares, que provocaron un clima de tensión y guerra latente, sobre todo entre España y Gran Bretaña, dando inicio a varias guerras, como la de 1726 a 1729, conocida como guerra anglo-española, y la del asiento, de 1739 a 1748

Tras el fracaso de la feria de Portobelo de 1722, a causa del contrabando de los buques extranjeros, sobre todo británicos y holandeses, la Corona española decide poner fin a esa lacra.

El Consulado de Cádiz, muy perjudicado por el contrabando, pide en 1724 a la Corona un mayor esfuerzo. Felipe V autoriza la creación de la primera escuadra guardacostas y José Patiño, intendente general de Marina, se pone manos a la obra. Los comerciantes financiaron la escuadra con un impuesto del cuatro por ciento.

Creada por Real cédula de 10 de octubre de 1724, según las instrucciones dadas, los buques debían poner rumbo directo a la isla Trinidad y combatir a los numerosos contrabandistas, piratas y a sus cómplices españoles, costeando hasta Cartagena, unirse allí a dos balandras y navegar hasta Portobelo, quedando en aquellas aguas hasta la celebración de la nueva feria de Galeones. 

Composición

Todas las fuentes, libros, revistas, documentos, coinciden en que la primera escuadra guardacostas salida de Cádiz en 1725 rumbo a Tierra Firme estaba formada por dos navíos, sin mencionar el nombre de los buques en muchos casos.

Las fuentes que sí mencionan esos nombres coinciden en que uno de estos navíos, o más bien una fragata de dos baterías de cañones, era La Potencia, alias El Blandón.

Existen muchas discrepancias, errores y confusiones con respecto al navío capitana o buque insignia, el que montaba el capitán de navío Miguel de Sada y Antillón, conde de Clavijo y marqués de Auñón, designado para mandar esta división de guardacostas, pues se han mencionado hasta cuatro buques diferentes.

Por las cartas del cónsul francés en Cádiz Pierre Nicolas Partyet, los navíos del conde de Clavijo salen de puerto el 16 de noviembre de 1724.

Eran el navío Onetto, de 70 cañones, que era el alias del Gran Princesa de los Cielos, capitana del conde de Clavijo, que regresa a Cádiz el día 19 a causa de los temporales, y La Potencia, que cruza el estrecho arrastrado por los fuertes vientos y recala en Málaga. También es citado el navío Oneto en otras fuentes, como el artículo de José I. González-Aller o el libro de Lance R. Grahn.

Son reparados en el arsenal de La Carraca para su salida definitiva de Cádiz, que se produce en enero de 1725. El navío Oneto no vuelve a ser mencionado, luego es de suponer que fue sustituido por otro navío.

Fuente de indudable prestigio, como el profesor Celestino A. Arauz Monfante, menciona que los dos navíos que actuaron contra el contrabando en la costa de Tierra Firme en 1725 y 1726 fueron en Incendio y el Potencia, corroborado por otros autores como Torres Abrego, Britto García, y también mencionados en numerosos artículos.

Para mayor confusión, el cónsul francés Partyet menciona lo ocurrido con los buques del conde de Clavijo en la costa de Cartagena de Indias, tras ser informado por los patrones de varios buques llegados de Cartagena de Indias a Cádiz.

En dichas cartas, Partyet señala que los nombres de los buques guardacostas eran el Príncipe de Asturias, de 60 cañones, y La Potencia, de 56.

Al no ser fuentes directas, no podemos dar mucho crédito. Además, ningún navío de 60 cañones con ese nombre estaba en servicio en la Real Armada en 1725. 

Siempre he tenido dudas sobre la composición de esta escuadra o buques guardacostas. Algunas fuentes ya mencionaban al navío Infante (escrito «Ynfante» en algunos casos), como en el legajo 392 de la Sección Marina del Archivo General de Simancas, donde el conde Clavijo informa al Secretario de Estado de su arribada a Cádiz en 1724 a bordo del Infante.

Por tanto, este navío es el protagonista de la primera salida frustrada, y no el Oneto, y también, si no me equivoco, de la segunda salida en enero de 1725 con el Potencia, puesto que en las diferentes cartas enviadas por el conde de Clavijo se hace referencia al Infante, y en ningún caso al Oneto o al Incendio, donde solo aparecen en fuentes bibliográficas.

Los dos navíos, Incendio y La Potencia, sí que actuaron como guardacostas contra los buques que realizan comercio ilegal en la costa de Tierra Firme, pero fue en los primeros meses de 1733, ambos al mando del capitán de fragata Ignacio Dauteville, cuando servían en la Armada de Barlovento. 

Salida de Cádiz y sus servicios como guardacostas

Había comentado la salida de los guardacostas a mediados de noviembre de 1724 en la que, según las fuentes ya reseñadas, tomaron parte dos navíos, el Oneto y La Potencia.

Pero vamos a las fuentes directas, el relato del propio capitán de navío Miguel de Sada y Antillón, conde de Clavijo.

La tarde del 15 de noviembre de 1724 ordena Clavijo que su navío Infante sea remolcado desde su amarradero. Esa noche queda fondeado frente a Diamante a la espera de La Potencia. Se hacen a la vela la mañana del día 16 con rumbo suroeste.

Con fuertes vientos y alta mar, al mediodía entraba tanta agua en el navío, que en junta de oficiales se decide regresar a Cádiz para reparar las costuras.

Durante tres días y noches, los marineros no dejaron de hacer funcionar las bombas. Con muchos esfuerzos, pues estuvo a punto de hundirse, consigue fondear en la bahía de Cádiz el 19 de noviembre.

En cartas del conde de Clavijo a José Grimaldo, secretario de Estado, y a Antonio Sopeña y Mioño, secretario del despacho de Marina e Indias, critica a los oficiales y trabajadores de La Carraca, por sus chapuceras reparaciones antes de hacerse a la vela. 

Los dos navíos son reparados en La Carraca, el Potencia, llegado desde Málaga, como ya sabemos. En su segunda y definitiva salida, zarpan de Cádiz el 15 de enero de 1725, mandados por el capitán de navío Miguel de Sada y Antillón, conde de Clavijo.

El navío La Potencia estaba al mando del capitán Vicente de la Torre Tagle. Antes de llegar a Cartagena de Indias, su base de operaciones, registran las islas de Tobago, Trinidad, Tortuga, Cumaná y la costa de Caracas.

Entre Ocumare y Chuso capturan un navío francés y a las fragatas holandesas Sara Galey, de 18 cañones, Jardín de Tritón, de 28, y Dragón, de 22 cañones, siendo esta última hundida a cañonazos al presentar una fuerte resistencia, según relata el capitán Vicente de la Torre.

Con estas capturas entran en Cartagena de Indias el 13 de marzo de 1725, las cuales llevan una carga valorada en 100.000 pesos, cacao, ropas y diez mil pesos en monedas.

El conde de Clavijo se queja del mal comportamiento a la vela del navío La Potencia. Era un navío lento, incapaz de seguir al veloz Infante. Decía de el: «de poco servirá cuando los holandeses vengan a estas costas». 

El 19 de marzo de 1725 zarpan de Cartagena de Indias los dos navíos del conde de Clavijo, con una balandra al mando del teniente José de Zapiaín, con 80 hombres, y otra balandra (nave de aviso) a cargo de Pedro de Garaicoechea.

Modelo de un buque holandés de 1723 (East indiaman)
Modelo de un buque holandés de 1723 (East indiaman). Royal Museums Greenwich.

Con rumbo sur, navegan a la vista de la costa hacia Portobelo. Esa noche, al cesar el viento, quedan fondeados a unas dos leguas de la isla de Palma. De nuevo a la vela, a las diez de la mañana del 20 de marzo, avistan dos velas cerca del cabo San Bernardo, comenzando su caza en aguas del golfo de Morrosquillo.

Clavijo ordena al capitán Vicente de la Torre, comandante del Potencia, dar caza al buque de menor tamaño, mientras el Infante da alcance a la fragata que estaba mejor armada.

Era el holandés llamado Neptuno, que comienza a disparar con sus cañones de popa. Ya cerca de la desembocadura del río Sinú, la fragata holandesa vira para enfrentarse con el español.

A tiro de pistola, el Infante lanza varias andanadas con sus cañones de estribor, mientras el holandés apunta a los mástiles y velas. Una vez que se han rebasado, los dos navíos viran de nuevo y, al acercarse, comienza de nuevo el cañoneo, el español con los cañones de babor.

El buque holandés, ante la superior fuerza del español, trata de huir, pero es alcanzado una hora después. El español se acerca lo suficiente para intentar abordarlo, pero los holandeses cortan los cabos que los habían amarrado y consigue alejarse mientras disparan sus cañones.

El combate se prolonga por otras tres horas. El Neptuno se rinde a las ocho de la noche, tras quedar desmantelado y perder a muchos hombres, veinticinco muertos, entre ellos su capitán Cornelius Krincrains y su segundo al mando, y quince heridos.

Este pequeño navío o fragata de dos puentes, había salido de Texel en mayo de 1724 con 114 hombres. En el combate estaba armado con solo 34 cañones, aunque tenía portas para 52 piezas.

El Infante tuvo muchos daños en casco, aparejos y velas, y la pérdida de siete muertos y doce heridos. La fragata holandesa es llevada presa a Cartagena de Indias, con mercancías a bordo por valor de 500.000 pesos.

El combate es relatado en la Gaceta de Madrid del 28 de agosto de 1725 de la siguiente manera:

La tarde del día 19 de Marzo de 1725 salieron del Puerto de Bocachíca de Cartagena las dos Naos del cargo del Conde de Clavijo, nombradas el Infante y La Potencia, con una Balandra con 80 hombres , mandada por el Teniente Don Joseph de Zapiaín, y el Aviso del cargo de Don Pedro de Garaicoechea, haciendo derrota para Portovelo, y la tarde del día siguiente descubrió la Capitana, que iba adelantada, en la costa del Rio de Tolú dos Navíos Holandeses: y el más pequeño, que estaba en la Punta de San Bernardo, luego que avistó nuestras Naos aviso al compañero con un cañonazo, y se hizo a la vela paca huir; y le siguió la Balandra, y La Potencia de orden del Conde, el cual fue á dar con el grande, que al cañonazo del compañero y sin embargo de estarle comprando diferentes sujetos, cortó el cable, y se hizo a la veía, y al montar la Punta, llegó a él el Conde, y le precisó a ponerse en defensa, llegando a ponerse peñol con peñol, y el bauprés en estado de amarrárselo el Conde. Duró el combare más de tres horas, con tan horroroso fuego, que entraban en los bordos los tacos de uno, y otro; y habiendo muerto al Capitán Holandés, y su Teniente, y desarbolado el árbol de trinquete, se rindió á las ocho de la noche, y habiéndole traído en Bandolas a este Puerto, se está quemando su carga en esta Ciudad desde el día cinco, con la de las tres presas antecedentes; estando el Conde en animo de componer, y armar en guerra este Navío, con la tripulación de la Capitana de Azogues, que son más de 300 hombres, y el Capitán Don Lorenzo de Tablada, que lo era de dicha Capitana.

Otro relato del mismo combate, del propio conde de Clavijo, es citado en el libro de Manuel Moreyra Paz-Soldán:

Excmo. Señor. -Muy señor mío, salí de Cádiz a quince de Enero con dos navíos de 60 cañones a corsear por estas Costas, recalé a la Isla de la Trinidad, y de ésta hasta Cartagena; ha apresado tres navíos y echado a pique un otro; la resistencia no ha sido muy grande aunque lo he ejecutado solo, pues el navío de mi conserva no anda nada, y siempre viene a una vista larga; una noche me esperaron cinco en línea y tres Balandras, en todo ocho, tomé tres de ellos y no los cinco, por no poderme desembarazar de las presas. 

Llegué a Cartagena de donde salí el día de San José, el de San Joaquín di caza a un navío de 36 cañones muy bien tripulado, y muy velero; emborracháronse, vinieron como tales bárbaramente, duró el combate tres horas, échele abajo los tres palos, se combatió a tiro de pistola, rendilo, perdió él más de treinta hombres, yo tengo cinco muertos y diez heridos, pero el palo mayor, el bauprés y la verga de velacho pasados de modo que me es preciso volverme a Cartagena, a componerme; por mis despachos veo estoy al arbitrio de V. E. para detenerme uno o dos meses después de retirados los Galeones y no puedo dejar de representar a V. E. que habiendo de pagar ese Comercio esta demora quedo mal si no paga también la manutención de la fragata que tomé ayer, que puede montar 44 cañones, con ésta y mi navío podré desempeñarme, pero no con las dos Balandras y mis navíos como quiere el Rey, pues para los navíos que hay en esta Costa, las Balandras no me sirven, y siendo poco más el gasto de la fragata, o el mismo de las Balandras, he de ver mande V. E. al Comercio, ya que es el interesado ayude al Rey, que yo (como quede como digo) ofrezco exterminar los Holandeses, pero no con las dos Balandras ni el navío de mi conserva , pues anda tan poco, que ni aun me ve cuando riño; espero la mayor satisfacción en la disposición de V. E. y quedo para servir a V. E. Rogando a Nuestro Señor guarde a V. E. cuanto deseo. A bordo del Ynfante, y Marzo 22 de 1725. Excmo. Señor, me tiene como siempre para servirle, V. E. verá, si hacen con calor las diligencias, y que yo no duermo, en esta suposición he de deber a V. E. que en caso de que el Comercio (como manda el Rey) resuelva me quede a hacer el corso, sea con fuerza como suplico a V. E. pues aquí se baten muy bien los navíos, casi tan grandes como el mío. Excmo. Sr. –Besa la mano de V. E. su mayor servidor. El Conde de Clavijo y Marqués de Auñon –Excmo. Sr. Marqués de Castelfuerte». Es copia de la carta original que queda en la Secretaría de Cámara de mi cargo. Lima, 18 de junio de 1725 (fdo.) Don José de Muxica. 

Las patrullas de los dos buques guardacostas prosiguen durante ese año de 1725 y al siguiente, realizando nuevas capturas.

El 26 de mayo de 1726, al mando del conde de Clavijo, el navío La Potencia apresa en la costa de Tierra Firme a un navío holandés de 52 cañones, llamado Sint Franciscus, que será incorporado a la Real Armada con el nombre de San Francisco de Asís.

Este navío había sido obligado por los oficiales reales a abandonar las costas del Pacífico, consigue llegar a la colonia holandesa de Curacao, de donde había salido para vender sus mercancías en la costa. 

Conclusiones

A pesar de las numerosas capturas realizadas y el arresto de varios españoles que colaboran con los contrabandistas, el comercio ilegal era una lacra ya instalada en la costa, de la que todos se beneficiaban, excepto la Real Hacienda.

Unos pocos buques no bastaron para cubrir tan enorme extensión de costa. No es de extrañar que la feria que se lleva a cabo en Portobelo en 1726 fuera otro rotundo fracaso.

A los géneros introducidos ilegalmente, hay que añadir la llegada a aguas de Cartagena de Indias de una escuadra británica al mando del almirante Francis Hosier, que bloquea a los galeones en puerto desde mediados de junio, impide que los guardacostas del conde de Clavijo actúen con libertad y protege a los buques holandeses y británicos, que saturan el mercando con sus productos.

El Consejo de Indias decide el regreso de los buques del conde de Clavijo a Cádiz ese mismo año de 1726. Serán sustituidos por los buques del capitán Gabriel de Mendinueta, que comienzan su actividad a mediados de 1728, con los navíos Incendio, Paloma Indiana y fragata San José

En este contexto de actividades ilegales y tensiones diplomáticas, para abastecer la demanda del comercio, insuficientemente abastecido con el sistema de la Carrera de Indias, José Patiño impulsa la creación de compañías de comercio privilegiadas.

Así nace la Compañía Guipuzcoana de Caracas en 1728, que, a cambio del monopolio del comercio del cacao, tenía como contrapartida destinar buques y hombres a combatir el comercio ilegal en las costas de Tierra Firme.

Fuentes bibliográficas

  • Arauz Monfante, Celestino Andrés.: El contrabando holandés en el Caribe durante la primera mitad del siglo XVIII. Caracas, 1984, tomo I, pp. 278, y del mismo autor El Panamá hispano (1501-1821). Diario de Panamá, 1997, p 214. 
  • Artiñano y Galdácano, Gervasio de.: La arquitectura naval española (en madera). Madrid, 1920, p. 349. 
  • Baudot Monroy, María, La defensa del imperio. Julián de Arriaga en la Armada, (1700-1754), Madrid, Ministerio de Defensa, Cátedra de Historia Naval de la Universidad de Murcia, 2012. 
  • Britto García, Luis.: Demonios del mar: piratas y corsarios de Venezuela, 1528-1727. Comisión Presidencial V Centenario de Venezuela, 1998, p. 544. 
  • García-Torralba Pérez, Enrique.: Navíos de la Real Armada, 1700-1860. Fondo Editorial de Ingeniería Naval. Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos de España. Madrid, 2016, p. 102. 
  • González-Aller, José I.: «Los Príncipes en la Armada». RGMª. Mayo de 1990, pp. 614-615. 
  • R. Grahn, Lance.: The Political Economy of Smuggling: Regional Informal Economies in Early Bourbon New Granada. Avalon Publishing, 1997 p. 155. 
  • Moreyra Paz-Soldán, Manuel.: El Tribunal del Consulado de Lima. Cuaderno de Juntas (1721-1727). Tomo II. Lima, 1759, pp. 193-194. 
  • Moya Sordo, Vera, “Los corsarios guardacostas del Golfo-Caribe hispanoamericano a lo largo del siglo XVIII”, en Revista Universitaria de Historia Militar, 10, 2021, pp. 125-147. 
  • Saiz Cidoncha, Carlos.: Historia de la piratería en América española. Editorial San Martín. Madrid, 1985. 
  • Torres Abrego, José Eulogio.: Población, economía y sociedad en Panamá. Editorial Universitaria «Carlos Manuel Gasteazoro» (EUPAN), 2000, p. 303. 

Fuentes documentales

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  • Gaceta de Madrid, nº 25, 19 de junio de 1725, p. 100. 
  • Gaceta de Madrid, nº 35, Haya, 5 de agosto, publicado en Madrid el 28 de agosto de 1725, p. 139. 
  • Gaceta de Madrid, nº 35, Londres, 3 de agosto, publicado en Madrid el 28 de agosto de 1725, pp. 138-139. 
  • AGS, Sección Marina, legajo 292, doc. 158-159, 161-165. Clavijo al marqués de Grimaldo y a Antonio Sopeña, noviembre 1724; doc. 164, fol. 4. Clavijo a Sopeña. La Carraca, 20 de noviembre de 1724. 
  • AGS. Estado, legajo 7616. Vicente de la Torre Tagle a Antonio de Sopeña y Mioño. Bahía de Boca Chica, a bordo del Potencia, 16 de marzo de 1725. 
  • AGS, Marina, legajo 292, doc. 166, fol. 1-2. Conde de Clavijo a Antonio Sopeña. Cartagena de Indias, 15 de marzo de 1725. 
  • AGS, Marina, legajo 292, doc. 168, fol. 6. Relación de la captura del corsario holandés Neptuno
  • AGI. Santa Fe, legajo 475. Conde de Clavijo al rey. Cartagena de Indias, 31/07/1725. 

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