Por Manuel Olmedo Checa.
Director de la revista PENDVLO, del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Málaga.
Este artículo apareció en el número XVI de dicha revista. Agradecimiento especial a su autor por su permiso para publicarlo.
En el escrito que abre este relato, firmado el 11 de julio del año 1784 en Madrid por el capitán general de Costa de Granada y marqués de Vallehermoso, don Nicolás Bucareli y Ursúa, se justificaba la necesidad de que nuestro Puerto tuviera un vigía fixo al haber quedado suprimido el servicio realizado hasta entonces por un jabeque bien armado, que debía patrullar las aguas próximas a nuestra bahía para prevenir posibles incursiones.
El protagonista de este trabajo había nacido en La Palma, jurisdicción de Cartagena, y fue bautizado el 17 de noviembre de 1756. Era hijo de Joseph Carrión de Mula Marín y de Isabel Francés Mexías.
Sus antepasados eran todos labradores en la citada población, y él ingresó en la Armada como meritorio el 5 de julio de 1775, permaneciendo en dicha situación casi tres años, pasando sucesivamente por los puestos de grumete, marinero y artillero, hasta que el 27 de abril de 1778 fue habilitado como Pilotín de la Armada.1
En su Hoja de Servicios figura también que siendo meritorio estudió facultades náuticas en la Escuela de Cartagena, y que posteriormente embarcó en el buque San Leandro, un navío de línea construido en Nápoles en los astilleros de Castellamare en el año 1776, que España adquirió aquel mismo año permutándolo por tres fragatas.
Dicho navío participó en varias singladuras, apostado primero en la zona del cabo San Vicente, y más tarde formando parte de la escuadra mandada por Lángara, que estuvo patrullando por las islas Terceras hasta que, en el año 1779, fue destinado al bloqueo de Gibraltar, tras el inicio de unas nuevas hostilidades con los ingleses.
En el gran asedio del Peñón, entre los años 1779 y 1783, Carrión de Mula ejerció de Inspector de Vigías en los puestos de observación de Canteras y Punta Mala.
De su notable labor durante estos años dan fe los documentos firmados por el que fue comandante general del Campo de Gibraltar, don Martín Álvarez de Sotomayor, más tarde conde de Colomera, y por el duque de Crillón, jefe de las fuerzas sitiadoras, que en atención a su comportamiento llegó a proponerlo para un ascenso, aunque no llegó a concedérsele.
Desde su puesto de vigía fue testigo de la desgraciada suerte sufrida por las 10 baterías flotantes diseñadas por el francés D’Arcon, que el día 13 de septiembre de 1782 fracasaron en su intento de rendir la plaza de Gibraltar bombardeándola desde el mar.
En el expediente personal de Carrión de Mula se cita que en aquella época realizó una vista de la Torre y Punta del Carnero y un dibujo de una de las baterías flotantes, que regaló al marqués de Montehermoso, aunque hoy se desconoce el paradero de ambos dibujos.2
Terminado sin éxito el asedio de Gibraltar, el 10 de marzo de 1783 Carrión fue ascendido a Pilotín de Número y destinado a Cartagena, en donde poco después embarcó en el navío El Terrible, que en julio de 1783, formando parte de una flota al mando del teniente general de la Armada don Antonio Barceló, realizó una expedición de castigo contra la piratería berberisca, que culminó con el bombardeo de la ciudad de Argel.
Al terminar esta expedición Carrión tuvo que ser desembarcado por enfermo, y el día 1º de mayo de 1784 se presentó en Aranjuez para solicitar un empleo acorde con sus facultades exponiendo los méritos contraídos hasta entonces, consiguiendo que el día 3 de aquel mismo mes fuera destinado como 2º vigía al castillo de Galeras de Cartagena, un puesto que era imprescindible cubrir porque el 1º en algunas ocasiones no podía separarse a oír Misa los días de fiesta y necesitaba este auxilio…
Al ser aprobada la propuesta que dos meses después formuló el marqués de Vallehermoso, con la que hemos abierto este trabajo, Carrión fue destinado a Málaga como vigía del Puerto por orden de 8 de octubre de aquel mismo año, con un sueldo mensual de 15 escudos, es decir 300 reales, correspondientes a su grado de Pilotín, y además 96 maravedíes al día por la ración de Armada. Descontadas las aportaciones a los montepíos de Inválidos y de Pilotos, le quedaban 7 reales y 24 maravedíes diarios.
Nuestro Vigía tenía al principio su puesto de observación en la Alcazaba, pero pronto consiguió autorización para trasladarlo a Gibralfaro, en donde la vista era mucho más amplia, y en cuya torre principal se le construyó un pequeño observatorio.
En otro orden de cosas cabe señalar que la pujanza de Málaga en aquella época tenía como consecuencia un elevado coste de vida, por lo que Carrión, al poco de llegar a Málaga, solicitó en un memorial fechado el 19 de julio de 1786 que se le aumentase el sueldo, alegando estar sirviendo en dicho cargo en unas condiciones que merece la pena conocer con sus propias palabras:
… con las mayores incomodidades por el corto sueldo que obtiene y estar los comestibles en el mayor grado de carestía, para poder asistir con concepto al trabajo y fatiga que diariamente tiene y poder presentarse a sus Jefes con la decencia que corresponde…
Atendiendo a su petición, por real orden de 6 de septiembre de 1786 se le concedió el aumento de 5 a 8 reales de vellón diarios, en atención a sus circunstancias personales y al buen concepto que siempre merecieron sus servicios.
El aumento de sueldo debió llegar muy oportunamente, porque en este mismo año de 1786 Joseph Carrión contrajo matrimonio con María Romualda Crespillo y Luna, nacida en Málaga y bautizada en la parroquia de los Mártires en febrero de 1768.
Ella aportó al matrimonio 2.000 reales, y él 12.000, es decir el equivalente al sueldo de tres años de trabajo, lo cual indica que, pese a sus quejas respecto al sueldo que percibía, se encontraba en una desahogada posición económica.
El matrimonio tuvo 6 hijos: José Vicente, Romualdo (que quedó cojo con 5 años y necesitaba medicación), Juana, bautizada en la iglesia de Santiago el 26 de junio de 1794, Vicente Benigno, nacido el 13 de febrero de 1798, Domingo Donato y Mª del Rosario y de la Paz.3
Cuatro años después, el 10 de diciembre de 1790, alegando los mismos argumentos sobre la carestía de vida y los méritos contraídos en el servicio al Rey, Carrión solicitó el ascenso a segundo Piloto, que le fue concedido el 7 de marzo de 1791 después de que su instancia, recomendada por el marqués de Vallehermoso, fuese favorablemente informada por don Francisco Xavier de Winthuysen, comandante en jefe del Cuerpo de Pilotos. Lo que este último escribía sobre el Vigía reflejaba muy claramente el concepto que de él tenía:
…el sujeto es dignísimo de lo que solicita. Hábil, inteligente, excelente Dibujante y con sobresalientes circunstancias en Vida, Costumbres y asistencia a su Obligación, que le es trabajosa por lo caro del País …
Las dotes artísticas del Vigía y su formación como piloto de la Armada, en la que la cartografía era disciplina fundamental, propiciaron que Carrión realizara numerosos planos de Málaga, labor que seguramente debió verse favorecida por el hecho de poder consultar los muchos levantamientos que se conservaban en la Alcazaba, sede en aquella época del mando militar de la plaza.
A nuestro personaje lo citaba elogiosamente el famoso canónigo don Cristóbal de Medina Conde, cuando en el diálogo que en sus Conversaciones históricas malagueñas mantenían el extranjero y el malagueño, puso en boca de éste, al describir la torre del Homenaje, las siguientes palabras:
… acerquémonos más a ella, donde vive el vigía don Josef Carrión, sujeto muy curioso y de buena aplicación, que me ha comunicado muchas de estas noticias…
La práctica totalidad de los planos realizados por Carrión que hoy se conservan están en el Museo Naval de Madrid, a cuyos responsables, y en especial a Dª Dolores Higueras y sobre todo a Dª María Luisa Martín Merás, Jefes de Investigación del mismo, pudimos hace casi 20 años el haber podido conocerlos y estudiarlos.
En la Biblioteca Nacional de Madrid existe otra obra del Vigía, fechada el 11 de mayo de 1793: un plano del puerto, copia de otro realizado en 1786 por don Cristóbal Rodríguez, padre de Onofre Rodríguez, que dos décadas más tarde fue maestro de dibujo del Real Colegio Náutico de San Telmo.
Igualmente, en el Cháteau de Vincennes, sede del Service Histórique de l’Armée de Terre, se custodia un plano del castillo de Gibralfaro, que se reproduce en el trabajo que sobre dicha fortaleza se incluye también en este número de PENDVLO.
Otra de las piezas cartográficas más interesantes realizadas por nuestro protagonista es la que representa Málaga y la costa de Poniente hasta la desembocadura del río Guadalhorce.
El plano mide algo más de 3 metros de longitud, y se levantó entre 1793 y 1794, constando que se realizó bajo la dirección del brigadier de la Armada don Tomás Muñoz.
Aunque no se menciona la importante intervención que en este levantamiento tuvo Carrión de Mula, Muñoz dejó escrito sobre el Vigía las elogiosas frases que seguidamente reproducimos:
… en el Cuerpo de pilotos hizo su carrera con crédito y brillantez hasta que pasó a la expresada vigía, en la cual, como en lo que yo le he ocupado y otros sujetos del cuerpo, le he encontrado un talento, aplicación y desempeño que me parecen sobresalientes…
Por todo ello Muñoz llegó a proponer al secretario de Marina, don Antonio Valdés, que Carrión embarcase en la escuadra que Lángara está aparejando con destino a América, al objeto de que realizase levantamientos de nuevas cartas de navegación, labor muy acorde con sus reconocidas cualidades y con su profesión.
Pero éste, en un razonado escrito, rehusaría el nuevo destino alegando:
… hallarse quebrado, en términos que a veces no me deja mover el dolor interior, desde que en la proclamación de nuestro Augusto Soberano, cuando con precipitación quise enarbolar un asta de bandera que se había caído, levantándola a pulso…
El acto al que Carrión se refería en el citado párrafo quedó recogido en el plano que refleja el combate naval simulado que se organizó en el puerto malagueño con motivo de la subida al trono de Carlos IV.
El plano está fechado el 3 de junio de 1789 y conserva la firma de Joseph Carrión, que en esta única ocasión firmó con su segundo apellido Francés en vez del habitual de Mula.4
Pero la obra cumbre de la producción cartográfica de nuestro ilustre biografiado es el gran plano mural realizado en el año 1791, que dedicó a don José Ortega y Monroy, director del Real Colegio de San Telmo.
Sobre su importancia basta con señalar que hoy difícilmente puede realizarse un estudio sobre cualquier faceta de la Málaga moderna o contemporánea sin al menos confrontar los datos documentales con esta extraordinaria obra cartográfica.
La primera referencia a este plano se la debemos al Dr. D. Manuel Rodríguez de Berlanga, que lo reprodujo en su obra Monumentos históricos del municipio flavio malacitano, publicada en el año 1864, y al que también se refería en un artículo fechado el 30 de abril de 1894, cuando citaba que vio por primera vez dicho plano en la casa de don Tomás Heredia Livermore. Nuestro amigo y compañero el catedrático de la Universidad de Málaga don Pedro Portillo Franquelo realizó en el año 1972 una magnífica reproducción de este gran plano de Carrión de Mula, que once años después fue publicado por la Universidad de Málaga junto con el que en el año 1805 dibujó don Onofre Rodríguez, maestro de dicha disciplina en el Real Colegio Militar de San Telmo.5
Las dimensiones de este plano, que hoy se conserva en el Archivo Municipal de Málaga, ocupando un lugar de honor, nos han obligado a reproducirlo ahora separándolo de su cartela, cuyo interesante contenido nos ilustra sobre lo que era nuestra ciudad en aquellos años finales del siglo XVIII: descripción, población, habitantes, calles y plazas, numeración de las manzanas, etc.
Los datos demográficos resultan muy acertados, porque en un padrón practicado el 24 de febrero de 1797, cuyo manuscrito se encuentra en la Real Biblioteca, en el total de los 16 barrios en los que estaba dividida nuestra ciudad el número de vecinos era de 9.693, es decir que la población rebasaría los 50.000 habitantes.
La cartela también nos muestra la humildad de su autor, cuyo nombre aparece en minúsculas letras bajo el dibujo del lienzo en el que Carrión puso el título y la dedicatoria de su extraordinaria obra.
En la zona inferior derecha del plano aparece el dibujo de un navío de línea, cuyo nombre pudo apreciarse una vez que fue restaurado: El Rayo
Este buque fue construido el 1748 en el Real Astillero de La Habana por don Pedro Torres siguiendo el sistema Gaztañeta.6
El 15 de agosto de 1804, bajo la dirección de don Honorato de Bouyon, finalizaron los trabajos que se realizaron en el arsenal de La Carraca de Cádiz para convertir al Rayo, el decano de los buques españoles de la época, en un navío de tres puentes, dotándolo de un total de 100 cañones y 4 obuses de a 24 en la toldilla de popa.
Junto a estas líneas reproducimos uno de los planos que se realizó para acometer dicha reforma, que se conserva en la Real Biblioteca de Madrid, a cuyas responsables Dª Mª Luisa López Vidriero y Da Arantxa Domingo agradecemos el haber podido publicar este plano.
El Rayo, que en el año 1805 era el decano de los buques de la Armada, intervino en la batalla de Trafalgar. Sufrió gravísimos daños en dicho combate naval, y dos días después, a causa del fuerte temporal que sobrevino tras dicha batalla, se hundió en la zona de Arenas Gordas, en la costa del Coto de Doñana.
El pasado verano sus restos fueron localizados por un equipo de investigadores de la universidad de Huelva.
Carrión fue un enamorado de Málaga, en la que encontró el lugar ideal para vivir. A esta motivación, de la que no dudamos, podría añadirse la circunstancia bien lógica de encontrarse muy a gusto en Málaga, suposición que resulta plenamente justificada en los versos que Carrión quiso incorporar a su plano mural:
Aquí no llega el frío, ni la nieve y corren apacibles de continuo los marítimos céfiros suaves a recrear los hombres dulcemente..
En el año 1794 Carrión solicitó el ascenso a primer piloto, y nuevamente Winthuysen, en un informe fechado el 3 de marzo, le reiteró su apoyo recomendando su ascenso en términos como el que muestra la siguiente cita literal:
…en el cuerpo de pilotos hizo su carrera con crédito y brillantez hasta que pasó a la expresada vigía en la cual, como en lo que yo le he ocupado y otros sujetos del cuerpo, le he encontrado un talento, aplicación y desempeño que me parecen sobresalientes, y acreedor a la expresión de que es un mozo tan general que es bueno para todo cuanto se le quiera encargar, y por esto, sus cortos haberes y mucho trabajo. muy acreedor a la graduación de primer Piloto con su respectivo sueldo…
Ante tan favorables informes, el 20 de mayo de 1794 se accedió a su solicitud de ascenso, concediéndosele el grado y sueldo de primer piloto de la Real Armada.
Buena prueba de la preocupación por su tarea de vigía es que, para mejorar sus observaciones desde la atalaya de Gibralfaro, Joseph Carrión llegó a construir él mismo una escala óptica, cuya descripción se recoge en la siguiente cita literal:7
…últimamente, continuando sus esmeros para el cumplimiento de su empleo, acaba de aumentar noticias de cálculo y conmensuraciones proporcionales inventando y colocando en su anteojo una escala óptica, dividida y subdividida en 420 partes iguales, con la que a distancia de veinte y siete millas mide los pies de arboladura o eslora que tiene cualesquiera embarcación reconociendo por estos datos sus portes en cañones o toneladas…
En sus tareas de vigía Carrión era ayudado por su hijo mayor Joseph, quien con su hermano Romualdo había ingresado el 9 de julio de 1795 en el Real Colegio de San Telmo, establecido en Málaga gracias a la decisiva intervención del ministro don José de Gálvez, y con cuyo director, don Joseph de Ortega y Monroy, Carrión mantuvo muy buenas relaciones, hasta el punto de que lo nombró uno de sus albaceas testamentarios.
Para el mayor de sus hijos llegaría nuestro protagonista a solicitar el grado de pilotín, en gracia a sus conocimientos y a venir desempeñando durante más de cinco años el puesto de segundo vigía junto a él, pero su petición fue rechazada, pese a las reconocidas cualidades del joven Carrión, por no contar con los necesarios años de navegación.
El 8 de septiembre de 1804, a consecuencia de la segunda epidemia de fiebre amarilla que asoló Málaga, y cuando el contagio estaba en su punto más álgido, con más de 9.000 personas enfermas, moría Joseph Carrión de Mula.
En su testamento dejó indicado que quería ser sepultado en la iglesia de San Lázaro, pero según indica su partida de defunción, que se conserva en el Archivo General castrense, fue enterrado en el camposanto.
Pese a las veces que en los documentos de su expediente personal aparecían sus quejas ante la carestía de la vida en Málaga y las dificultades que tenía para alimentar su numerosa familia, Carrión de Mula debió ejercer alguna actividad económica, de la que no conocemos detalles, pero como consta en la partición de bienes que se realizó tras su muerte, era propietario de cinco casas contiguas situada la primera de ellas justamente donde hoy está el Museo Municipal, además una casa y un solar en calle Picacho, y un almacén, todo ello valorado en casi 150.000 reales, que en la época era un auténtico capital.
Un último dato sobre el Vigía es que, según el erudito malagueño Díaz de Escobar, Carrión fue editor de un periódico semanal que comenzó a publicarse el 27 de septiembre de 1803 y en el que se daba cuenta de la entrada y salida de buques en el puerto y también observaciones meteorológicas.8
Respecto a su familia cabe decir que el 17 de diciembre de 1804, en un escrito fechado en Madrid, su viuda, doña María Romualda Crespillo, solicitaba plaza de colegiales en San Telmo para sus hijos Vicente Benigno y Domingo Donato.
Su otro hijo, Romualdo, murió el 14 de septiembre de 1803, durante la primera epidemia de fiebre amarilla. Doña María Crespillo debió fallecer a fines de 1805, por lo que los tres hijos vivos quedaron a cargo de su cuñado, que era oficial de la Armada. Juana, la hija mayor, contrajo matrimonio el 1°de junio de 1808 con el procurador don Diego de Nieva y Ayala.
Por último, Vicente Benigno profesó en el convento de los Capuchinos de Sevilla el 5 de octubre de 1816, después de haber estudiado en el colegio náutico de dicha población.
Al ordenarse el 23 de marzo de 1822 adoptó el nombre de Pablo, e inició una intensa actividad evangelizadora, que le llevó hasta Puerto Rico en el año 1842 tras pasar diez años de maestro de novicios en Vélez.
Era llamado el Padre Málaga, y su labor religiosa, llena de contenido social, mereció que fuera elegido obispo, siendo consagrado en Madrid el 7 de marzo de 1858.9
Fue conocido como el apóstol de Puerto Rico, ciudad en la que falleció siendo su obispo tras sufrir un accidente en 1871.
En el año en que se cumple el segundo centenario de la muerte de don Joseph Carrión de Mula no podíamos olvidar a una persona que tanto amó a Málaga, y que dejó plasmados su arte y su talento en unos planos que hoy constituyen piezas cartográficas de inestimable valor.
En homenaje a su figura y a su labor se ha realizado este trabajo.
Notas
- Los datos sobre Carrión de Mula están tomados de su expediente personal, conservado en el Archivo General de Marina, que se ubica en el que fue palacio de don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz; situado en la población manchega del Viso del Marqués. Agradecemos a Dª María Luisa Martín Merás y a Dª Dolores Higueras la ayuda que hace ya 20 años nos prestaron para difundir la biografía de Carrión de Mula, que publicamos en el n° 50 de la revista jábega.
- Quizá el dibujo de la batería flotante sea el que aparece sin especificar su autoría, junto con una sección de ella, en la obra de Carlos Martínez de Campos España bélica en el siglo XVIII, editada por Aguilar en Madrid el año 1965. Reproducimos también junto a estas líneas otros curiosos dibujos de baterías flotantes.
- Estos datos están tomados del Archivo Histórico Provincial de Málaga, escribanía de Ambrosio Cuartero, Leg. 3432, fol. 4.729r-4734r (testamento de Carrión de Mula), y Leg.3903, fol. 655r-684r (partición de sus bienes tras el fallecimiento de María Crespillo).
- Sobre dichos festejos se imprimió en Málaga un folleto en el que se describían todos los actos que se realizaron para celebrar la proclamación del nuevo soberano de España. El folleto y el plano fueron dados a conocer por el profesor García Montoro en el n.° 4 de la revista Jábega.
- El plano de Carrión de Mula llegó al Archivo Municipal en fecha indeterminada. En 1984, ante los graves deterioros que presentaba, don Rafael Puertas Tricas, a la sazón Delegado de Cultura, realizó las gestiones oportunas y pudimos enviar el plano al Archivo Histórico Nacional, en donde tras un año de trabajo fue restaurado. La restauración de dicho plano, que el ministerio de Cultura realizó sin cargo alguno, pudo tener un coste de unos 2 millones de pesetas.
- Dicha maqueta fue robada por los invasores franceses del dictador Napoleón durante la Guerra de la Independencia, y tras la la Guerra Mundial, reapareció en los Estados Unidos. Como depósito del New Bedford Whaling Museum de Massachussets la maqueta se encuentra expuesta desde el año 1985 en el Museu Maritím de Barcelona, en donde nos han facilitado la imagen que reproducimos.
- En la Real Biblioteca se conservan dos manuscritos conteniendo resúmenes de los trabajos de observación realizados por Carrión de Mula. El primero de ellos, un estado de sobre las embarcaciones que atracaron en el puerto en el año 1796, entre las que figuraban las corbetas Descubierta y Atrevida, en viaje de Barcelona a Cádiz, cada una con 22 cañones y una dotación de 150 hombres, que fueron los dos buques que entre los años 1789 y 1794 habían realizaron el famoso viaje de exploración científica por el Pacífico al mando de Alejandro Malaspina. En el año 1796 tocaron en el puerto de Málaga 1980 embarcaciones de comercio y 42 de guerra. El segundo documento firmado por Carrión es un resumen estadístico de todas las embarcaciones que entraron en el puerto entre los años 1786 y 1796, diferenciando los mercantes de los de guerra, y además los que él avistó desde su vigía en Gibralfaro. La media del número de atraques en este período superó los 2.000 buques al año.
- También en la Real Biblioteca se conserva un breve documento manuscrito en el que se explica la importancia de los importantes acarreos que tanto el Guadalmedina como el Guadalhorce arrojaban al mar en sus grandes avenidas, contribuyendo así al aterramiento del puerto. En el encabezamiento de este documento una mano desconocida dejó escrito: Josef Carrión, Bigia de Málaga, abil matematico, curioso observador: ha hecho el plano de la ciudad, las vistas y observaciones de varias alturas de Gibralfaro, sus vistas horizonte, etc y a mas este papel sobre Agualmedina.
- Sobre el obispo fray Pablo Benigno Carrión de Málaga hemos consultado la obra escrita por el licenciado presbítero Delfín Vecilla de las Heras que fue publicada por la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico, en la editorial Plus Ultra, Río Piedras, en el año 1960. La oración fúnebre que pronunció don Jaime Agustí y Milá el 19 de enero de 1972 en las solemnes exequias por el obispo Fr. Pablo Benigno Carrión de Málaga fue impresa también en Puerto Rico.