Por Carlos Parrilla
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Prácticamente desde el inicio de la conquista y expansión por América de la Corona de Castilla primero, y de la Monarquía Hispánica después, se organizó el intercambio de productos por mar en ambos sentidos, conectando la península ibérica con los nuevos territorios que se iban incorporando.
Aunque al principio en muchas ocasiones los barcos que procedían del nuevo continente lo hacían en solitario pronto se vio la necesidad de organizar un sistema que permitiese a los españoles defenderse con garantías de los posibles ataques de las potencias adversarias para apoderarse de las mercancías que transportaban.
Así nació el primer sistema de convoyes con escolta de la Historia, las Flotas de Indias.
Ya en época tan temprana como 1520 los barcos españoles navegaban formando flotas, pero no fue hasta 1561 cuando su organización fue institucionalizada por Felipe II mediante una real cédula.
Las flotas debían ser dos anuales que partirían una en enero y otra en agosto, las cuales a su vez se dirigirían, una hacia la Nueva España, con puerto base en Veracruz, y otra a Tierra Firme con Cartagena de Indias como puerto de llegada, aunque ambas flotas hiciesen escala en otros puertos como San Juan de Puerto Rico o Santo Domingo la primera, y Puerto cabello, Maracaibo o Portobelo la segunda.
Al regreso ambas flotas se juntarían en La Habana partiendo hacia España en una gran formación.
Las flotas de Indias llegaron a formar agrupaciones de hasta 140 barcos (se cree que la más numerosa llegó a sumar 150) de los que entre un diez y un quince por ciento eran sólidos galeones oceánicos de combate que se encargaban de su protección.
Teniendo en cuenta que prácticamente todos los barcos de la época iban más o menos armados para su autodefensa, más la poderosa escolta que les acompañaba, las Flotas de Indias eran en su apogeo virtualmente inexpugnables.
Para darnos una idea de la gran potencia marítima que España era en aquella época basta señalar que entre 1540 y 1650 se construyeron unos 11.000 buques para cubrir las comunicaciones imperiales, de esos se perdieron por diversas causas 519, y solo de estos últimos 107 por acciones del enemigo. Estas cifras dan idea de la pericia de los marinos españoles y de la eficacia de este sistema de flotas organizadas en convoyes.
Además, únicamente dos de ellas fueron capturadas por el enemigo, la primera en 1628 y la segunda en 1656, ambas por los holandeses, solo dos, digan lo que digan. Es decir que a pesar de lo que se piensa menos del 1% de los barcos españoles que comunicaban los dos hemisferios fueron apresados por los rivales de España.
La última Flota de Indias partió en el año 1776 pues el rey Carlos III abrió los puertos peninsulares al comercio directo con América en 1780, rompiendo el monopolio que primero tuvo Sevilla y después Cádiz, cuando se trasladó la Casa de Contratación de aquella ciudad a la segunda en 1717.