Por Juan García (Todo a Babor)
No es la primera vez que se construye una réplica de un buque español de la época de la conquista de América. Tenemos la nao Victoria, el galeón Andalucía, las carabelas de Colón en Palos de la Frontera e incluso hay un galeón japonés. Hoy vamos a repasar la historia del galeón San Salvador, cuyo comandante, Juan Rodríguez Cabrillo, fue el primer europeo en recorrer las costas de lo que hoy es California, siendo el primero que puso un pie en la bahía de San Diego el 28 de septiembre de 1542.
Índice
¿Quién fue Juan Rodríguez Cabrillo?
Sabemos quien fue este hombre al servicio de España. Lo que no sabemos a ciencia cierta es dónde nació, pues hay controversia sobre su origen. Unos dicen que era portugués, mientras que otros mantienen que era español. Concretamente, las últimas investigaciones parece que definitivamente sitúan su lugar de nacimiento en Palma de Micergilio (Palma del Río), un pueblo en la provincia de Córdoba en España.
El caso es que, fuera de donde fuera este hombre, lo que es cierto es que navegó para España a bordo de sus barcos.
Cabrillo, ya desde jóven, se embarcó hacia América en busca de lo que todo el mundo por entonces: fama y riqueza. De esto último lo conseguiría en Guatemala al peor estilo de la época: esclavizando a los indígenas para que le sirvieran en las minas de oro.
Luego estuvo a las órdenes de Cortés, y siguiendo sus órdenes descubrió el Golfo de California, llegando al norte hasta el paralelo 30.
La primera exploración de la costa de California
El 27 de junio de 1542 partió Cabrillo desde la costa oeste mexicana con tres buques: el galeón San Salvador de 200 toneladas, que era su insignia, la Victoria, de la mitad de tonelaje y dos palos y el San Miguel, una pequeña pinaza con bancadas para remos. Era más bien una embarcación auxiliar que un buque como los otros.
Antes de septiembre habían pasado el llamado Cabo del Engaño, nombarado así por Ulloa en 1539, entrando a partir de entonces en aguas inexploradas.
El 28 de septiembre llagaron a la Bahía de San Diego, donde reclamaron las tierras para España. Luego seguirían con sus descubrimientos por toda la costa californiana hasta que las tormentas de otoño los obligaron a regresar.
Pasaron el invierno en Isla Catalina, haciendo reparaciones a los buques. La víspera de Navidad de 1542 Cabrillo se hirió en una pierna en un encuentro con nativos. La herida se infectó y terminó por desarrollar gangrena, lo que le llevaría a la tumba el 3 de enero de 1543. Su segundo en el mando, el piloto Bartolomé Ferrer, llevó de regreso a México a la expedición tras un nuevo intento de ir más al norte que no prosperó por las tormentas, llegando a La Navidad el 14 de abril.
La réplica del galeón San Salvador
Tras este somero resumen de Cabrillo y su aventura californiana, para que sepan cual era la historia de este galeón, pasamos a comentar la historia de la réplica que hicieron los norteamericanos del buque insignia del conquistador español.
El Museo Marítimo de San Diego, junto con el Monumento Nacional Cabrillo, quisieron conmemorar la llegada de los españoles a San Diego. El conquistador español tiene en California, y más en concreto en San Diego multitud de lugares con su nombre, como empresas, monumentos, calles e instituciones públicas.
Pero el nombre de su galeón, el San Salvador, aparece también con la misma frecuencia. Es por ello que ambos son muy reconocidos en aquella parte del mundo, algo que siempre es de agradecer por gente que tiene un profundo respeto a su historia.
¿Cómo era el buque San Salvador?
Como no quedó constancia de los planos del verdadero galeón, la réplica está basada en las descripciones y dibujos de la época. Se piensa que fue un galeón de tipo más bien pequeño, un buque mercante con velas cuadras en el palo mayor, trinquete y bauprés y con una vela latina en la mesana, con un castillo de proa bajo y una toldilla alta. Tenía dos cubiertas y se sabe que tenía unas doscientas toneladas, con unos 28 metros de eslora y 7,3 de manga.
Los relatos de la época sugieren que el buque llevó una veintena de marineros y otros tantos soldados. En total llevaría entre 40 y 60 personas, pero contando con los esclavos y algún que otro burócrata oficial, el número de embarcados ascendería a entre 75 y 90 personas.
La construcción del galeón
El principal propósito de las entidades mencionadas, era construir un buque como herramienta educativa icónica similar al Mayflower de la costa este de Estados Unidos y servir como símbolo de la historia de la costa oeste.
El proyecto para construir una réplica del San Salvador a escala real, en buenas condiciones para navegar, reconoce los aportes de Cabrillo a nuestra herencia marítima y proporciona una plataforma educativa única para los niños y aficionados de la historia de todas las edades. [Museo Marítimo de San Diego]
Al igual que en las réplicas de otros países de buques de esta época, se intentó hacer un buque en apariecia muy precisa al histórico en el cual se basaban, pero con los requerimientos de seguridad que se les exige hoy en día las autoridades marítimas.
La construcción se basó pues en métodos modernos. Los planos fueron elaborados por Douglas Sharp, un reputado arquitecto naval de San Diego. Este lo hizo tan bien, que incluso fue reconocido por la Embajada de España en Estados Unidos, condecorando a Sharp con la Orden de Isabel la Católica, reconociendo así a aquellos americanos que han hecho contribuciones importantes a la promoción de la cultura y la herencia españolas. Y es que buena parte de la historia de Estados Unidos es parte de la de España.
En este vídeo pueden ver algunos momentos de su construcción:
El 15 de abril de 2011 se procedió a unir las partes de la quilla de la proa y la popa en una ceremonia que marcó el inicio de la construcción del galeón San Salvador. Esta se llevaría acabo cerca de la Isla Harbor en el Parque Spanish Landing.
Las maderas utilizadas procedían de diversos lugares. Así, por ejemplo, la quilla estaba hecha en Teca de Guyana, proveniente de la Guyana francesa. Del sureste de Asia y Filipinas se trajo madera de Yaang Yuung, una madera muy resistente que se utilizó para el casco. También se utilizó la falsa acacia (para sustituir a los clavos y puntas metálicas), el pino de Oregón (para vigas de cubierta y entablado de las cubiertas principales), el alerce americano, sapele, roble de Encino, fresnos y otras maderas. Si bien no se utilizaron las maderas originales, las nuevas proporcionarán más longevidad y resistencia al galeón. Bastante más que al buque de Cabrillo.
A finales del 2012 estibaron 88 toneladas de lastre de plomo, además de instalar dos motores diésel, obligatorio por la normativa de seguridad marítima. A principios del 2015 ya tenían el 80% completado. Durante todos esos años de construcción la gente podía observar los trabajos, ya que estaban a la vista del público, lo que revertió positivamente en los objetivos educacionales del museo.
Finalmente, el 29 de julio de 2015 botaron al San Salvador, que se mudó a las instalaciones del Museo Marítimo de San Diego, donde sigue hoy en día a disposición del público.
En este vídeo está el momento de la botadura del galeón y su posterior traslado a las dependencias del museo:
En 2016 se trabajó en el interior del galeón, además de izar los masteleros y completar la jarcia.
Gracias a que los operarios del museo ya tenían experiencia, debido a que el museo es propietario de varios buques de vela de época, como el HMS Surprise (anteriormente llamado Rose y transformada en fragata de guerra del siglo XIX para la película Master and Commander), aquellos ya tenían la habilidad necesaria para terminar el galeón español. Este personal y 450 voluntarios hicieron posible el reto ¡más de 128.109 horas de trabajo!
El coste ascendió a 6.800.000 dólares, provenientes de fondos públicos y privados, más otros 6 millones en donaciones de mano de obra capacitada, materiales y servicios profesionales. La lista de donantes fue impresionante y dice mucho (y bien) del interés que tienen los norteamericanos y californianos en particular por su historia. No sólo donaron dinero, ya que algunas empresas donaron en especie, como los proveedores del lastre de plomo.
La réplica tiene literas para acomodar a 36 pasajeros, con una tripulación fija de 10 personas, pudiendo variar en 12 a 16 para travesías largas, ya que este buque puede navegar perfectamente. No es sólo un museo flotante.
Si algún día vais por California, dejaros caer por San Diego y visitad este hermoso galeón. Tiene un poco de nuestra historia.
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