Por Santiago Gómez Cañas
Autor del libro: «Historiales de los navíos de línea españoles, 1700-1850»
Batalla naval ocurrida el 1º de mayo de 1823 en las costas de la actual Venezuela, en las inmediaciones de Isla Larga, cerca de Puerto Cabello, entre las fuerzas navales de la Gran Colombia y los buques del capitán de navío Ángel Laborde y Navarro.
Índice
Antecedentes
A comienzos de 1823, durante las guerras de emancipación americanas, el bando realista resistía en varios puntos, en la costa neogranadina en la plaza de Puerto Cabello, convertida en apostadero desde 1804.
Tras la batalla de Carabobo en 1821, las tropas realistas se refugian en la plaza, convirtiéndose en un punto de gran valor estratégico. Asediada la plaza por tierra, la única esperanza de los defensores, al mando del general Francisco Tomás Morales, era la llegada de refuerzos, pertrechos y víveres por mar.
Pero es bien conocida la desastrosa situación de bancarrota, abandono y falta de medios de la Armada española. Varios buques mercantes salieron de Cuba para enviar socorros, pero algunos fueron capturados por la escuadra de la Gran Colombia que bloqueaba la plaza.
Se ordena al capitán de navío Ángel Laborde romper el bloqueo y llevar los socorros necesarios a las tropas asediadas.
Bloqueo de Puerto Cabello
Simón Bolívar decretó el bloqueo, por tierra y mar, de Puerto Cabello el 11 de septiembre de 1821. En enero de 1822 se colocó al frente de la escuadra de bloqueo al capitán de navío Sebastián Boguier, que no logró evitar que los buques españoles abastecieran la plaza con víveres traídos de Aruba, Curacao o Banaire.
Los buques al mando del capitán de navío Laborde tenían superioridad en el mar y las tropas colombianas en tierra, llevando al asedio a un punto muerto.
Esta situación iba a cambiar pronto. El general Soublette envía un agente a Gran Bretaña para adquirir dos buques de guerra y al capitán de navío John Daniel Danels a Baltimore a comprar una corbeta.
Este corsario, oriundo de Baltimore, comenzó a prestar servicios a los insurgentes en 1818. Estuvo a las órdenes de Luis Brión en 1820 y tomó parte en 1821 de los bloqueos de Cumaná y La Guaira.
Danels adquirió la corbeta Bolívar, de 30 cañones, con la que llega a la costa venezolana en octubre de 1822. Toda la oficialidad era de origen norteamericano.
Otro personaje destacado en el bloqueo era el corsario René Beluche Laporte, de origen francés, nacido en Nueva Orleans, que comenzó a colaborar con los insurgentes en 1815, nombrado capitán de navío en mayo de 1816.
El 17 de mayo de 1822, sustituyendo a Boguier, toma posesión de la escuadra que bloquea Puerto Cabello. Para finales de septiembre, Beluche, al mando del bergantín Independencia, avista frente a Curacao a la fragata Ligera, bergantines Valeroso y Hércules y goleta Cóndor, cargando víveres para Puerto Cabello, informando de ello en La Guaira.
Poco tiempo después, el 16 de diciembre, Danels captura cerca de la isla de Curacao a la corbeta española María Francisca, salida de la Habana el 6 de diciembre con dos mercantes rumbo a Puerto Cabello con todo tipo de socorros y dinero.
Para el mes de abril de 1823, el comodoro Danels era el comandante de la escuadra de bloqueo y el capitán de navío Beluche se encontraba en las operaciones en el lago Maracaibo, donde la escuadra del general José Prudencio Padilla había iniciado las operaciones navales para desalojar a los españoles.
Padilla ordena a Beluche partir en abril rumbo a La Guaira en busca de víveres, tropas y más buques para su escuadra estacionada en Los Taques.
Beluche consigue las goletas Leona y Manuela, 70 soldados y 4.000 pesos, que se encontraban el 1º de mayo en Isla Larga, al este de la asediada Puerto Cabello, con el bergantín Independencia, las goletas desarmadas Juana y Favorita y la barca Heroína, que en algunas fuentes aparece como Eronión.
Del lado realista o español, el principal protagonista fue el capitán de navío Ángel Laborde y Navarro. Siendo capitán de fragata, Laborde es nombrado comandante de la fragata Ligera y del apostadero de Puerto Cabello en diciembre de 1819, y de las fuerzas navales allí destinadas.
Al mando de dicha fragata, la corbeta Aretusa y los bergantines Hiena y Hércules llega a la costa venezolana en marzo de 1720, pero no se hace cargo del apostadero hasta enero de 1821.
Al mando de la Ligera, tiene que evacuar a familias españoles del puerto de La Guaira, con las que llega a Cuba en diciembre de 1822. Era capitán de navío desde finales de septiembre de 1821.
Al mando de la misma fragata se enfrenta en la bahía de Curacao en 1823 a cinco goletas insurgentes, y apresa a tres de ellas, con las que llega a Puerto Cabello.
Nombrado segundo comandante del apostadero de la Habana, se pone al mando de una división, formada por la fragata Constitución y corbeta Ceres, con órdenes de romper el bloqueo de Puerto Cabello y llevar a dicho puerto a dos mercantes con víveres y pertrechos.
Cumpliendo las órdenes, Laborde zarpa de la Habana el 3 de abril de 1823 con los dos buques de guerra y dos goletas mercantes.
Laborde recala en la Aguadilla, Puerto Rico, de donde sale el 27 de abril, llegando al amanecer del 1º de mayo a las inmediaciones de Puerto Cabello, donde divisa varias velas enemigas adentradas en el mar, a las que dio inmediatamente caza, mientras Danels se retiraba hacia la costa y reagrupaba sus fuerzas.
Orden de batalla
La escuadra colombiana, más numerosa que la española, estaba al mando del comodoro de origen estadounidense John Daniel Danells (o Danels), nacido en Baltimore, compuesta de tres corbetas, tres bergantines y cuatro goletas de guerra.
- Corbeta Carabobo. Capitán John S. Maitland e insignia de Danels, 28 cañones y 110 hombres. Adquirida en Gran Bretaña y llegada a La Guaira en noviembre de 1822.
- Corbeta Bolívar. Capitán James B. Murray, 24 cañones de a 32 y 2 de a 24 libras, 150 hombres. Adquirida en EE. UU.
- Corbeta María Francisca. Capitán William Christie, 22 cañones de a 12 y 9 libras y 98 hombres. Española capturada.
- Bergantín Pichincha. Teniente Mathews.
- Bergantín Vencedor (o goleta Vencedora, según las fuentes). Teniente Thomas M. Brotherton.
- Bergantín Independencia. René Belouche o Beluche, armado con un cañón en colisa de a 18 libras y 14 de 9 a 12 libras, con 130 hombres.
- Goleta Rayo. Teniente Woods
- Goleta Flor de la Mar. Teniente Samuel Wright.
- Goleta Leona. Capitán John MacKan, armada un cañón de a 18 en colisa y 3 de a 9 libras, con 80 hombres.
- Goleta Manuel. Un cañón en crujía y 50 hombres.
- Completan la escuadra otras dos goletas desarmadas, Juana y Favorita, y la barca Heroína, buques que estarían destinados al abastecimiento.
Las fuerzas navales insurgentes formaban tres líneas de bloqueo; la primera, con los bergantines Pichincha y Vencedor, situados cerca de Punta Tucacas, al oeste de Puerto Cavello; la segunda, formada por las tres corbetas, situadas en la ensenada de Puerto Cabello, entre Isla Larga y las fortificaciones; y la tercera, con las goletas Rayo y Flor de la Mar, situadas en la misma boca del puerto.
A estas unidades se une, desde el golfo de Venezuela, donde estaban operando, la flotilla al mando del capitán de navío René Belouche, formada por el bergantín Independencia y las goletas Leona y Manuel.
La escuadra española estaba al mando del capitán de navío Ángel Laborde, formada por una fragata y una corbeta de guerra y dos goletas mercantes desarmadas.
- Fragata Constitución. Capitán de fragata José Mª Chacón y Sarraoa, e insignia del capitán de navío Laborde, armada con 40 cañones (12 de a 24 y 28 de a 18 libras) y tripulada con 330 hombres.
- Corbeta Ceres. Teniente de navío Miguel Mª Espino, armada con 27 cañones (26 de a 18 y uno de a 12 libras, en colisa o montaje giratorio) y 200 hombres.
La batalla de Puerto Cabello
Cuando los buques de Beluche, el bergantín, las dos goletas y los mercantes, se disponían a hacerse a la vela rumbo al lago Maracaibo, el capitán Danels le hace señales de la aproximación de dos buques de guerra españoles.
Las unidades navales de Beluche se reúnen con las de Danels a las dos y media de la tarde, preparándose para la lucha. Reagrupadas sus fuerzas, Danels forma una línea de combate, encabezada por la corbeta María Francisca, seguida de la Carabobo y del bergantín Independencia; en segunda línea, a sotavento y a una distancia de dos millas, estaban las cuatro goletas armadas, y fuera de la formación, las otras dos goletas mercantes desarmadas.
Antes de hacerse a la vela, sobre las tres de la tarde, Danels da las órdenes a sus comandantes, atacar y desarbolar a la fragata española para después iniciar el abordaje con los buques mayores, mientras las goletas debían reforzar con sus dotaciones dicho abordaje.
Por su parte, Laborde pone rumbo directo hacia el enemigo. Mientras las dos formaciones se acercan, a las cuatro de la tarde abandonan la formación las dos goletas mercantes.
Los primeros disparos se inician sobre las cuatro y media (quince minutos después según Danels) a una distancia de tiro de fusil entre las dos corbetas y la fragata. La corbeta Ceres lanza una andanada de sus catorce cañones, dejando en lastimoso estado al bergantín Independencia, que solo podía oponer siete cañones por banda, de menor calibre, más el cañón de colisa y en general de menor calibre.
En una hora de combate, el bergantín tenía buena parte de su maniobra cortada y otros daños en el costado. En un momento crítico, la fragata española pasó entre el bergantín y las dos corbetas colombianas, recibiendo el bergantín todo el fuego de la fragata, quedando en peligro de ser capturado por la Ceres.
El teniente Espino pudo haber abordado y apresado al bergantín, pero decide dejarlo huir y apoyar a la fragata Constitución en su lucha contra las dos corbetas enemigas.
No era el único que huía, pues las cuatro goletas armadas forzaron la vela, huyendo del combate tras los primeros disparos, comprometiendo así el plan del comodoro Danels. Beluche, libre del acoso de la corbeta, pudo maniobrar con su bergantín para alcanzar el barlovento y abandonar el combate.
Mientras se desarrolla el combate, queda libre la entrada a Puerto Cabello, y las dos goletas españolas cargadas con provisiones entran sin dificultad, cumpliendo Laborde la misión encomendada de romper el bloqueo. Pero quedaba aún el combate entre las dos agrupaciones.
La fragata española, a una distancia de uno y medio o dos cables, rompe fuego contra las dos corbetas, que lo devolvieron animosamente.
Eran 20 cañones, por banda, de la fragata contra unos veinticinco de los corsarios. Aunque eran piezas de menor calibre por lo general, de 12, 9 y 6 libras, aparte de algunas carronadas de a 32 y de a 18, por esa razón eran más rápidos en el disparo.
El fuego de las corbetas se realiza principalmente contra el aparejo de la fragata, con bala, metralla y palanqueta, buscando desarbolarla para luego pasar al abordaje, que es rechazado desde la fragata, que hizo valer su mayor altura y robustez de los costados, además del superior calibre de sus cañones.
El oportuno refuerzo de la Ceres terminó por decidir el combate, teniendo que arriar bandera las dos corbetas sobe las 06.30 para Laborde o las 06.40 para Danels.
Las bajas americanas, según confesión del comodoro Danels, llegaron a los 37 muertos y 21 heridos graves, quedando él y el resto de sus dotaciones, unos 300 hombres, prisioneros junto con las dos corbetas.
Las pérdidas del bergantín Independencia fueron de cuatro muertos y cuatro heridos, según declaraciones posteriores del capitán Beluche.
En cuanto a las dos unidades españolas, sufrieron un total de bajas muy inferior: un muerto y 17 heridos graves, casi dos tercios de ellos en la corbeta, pero el aparejo de la Constitución quedó en muy mal estado, con un balazo que atravesó por entero el palo mayor y dejó todos los botes inservibles salvo uno.
Faltan varios buques de la armada insurgente en este relato. La corbeta Bolívar había sido destacada antes del combate, pero acude a la lucha.
Su comandante Murray decide mantenerse al margen y no apoya a sus compañeras, optando finalmente por huir de la zona y desaparecer.
El bergantín Vencedor había embarrancado accidentalmente en la costa y el Pichincha acude en su auxilio, por lo que tampoco tomaron parte en la batalla. Con estas sensibles bajas, las dos formaciones enfrentadas se habían equilibrado bastante.
Cuando empezaba a caer la noche, el capitán Beluche, que había optado por escapar, aprovecha el viento favorable y la ligereza de sus naves para cumplir el objetivo de reforzar a Padilla en Los Taques.
Llegado a Los Taques la noche del 2 de mayo, Beluche informa a Padilla. Sospecharon que Laborde llegaría pronto al Golfo con sus naves y las dos corbetas capturadas, por lo que deciden forzar la Barra y entrar en el lago Maracaibo, donde las naves realizas no podrían pasar por su mayor calado.
Laborde marinó las dos presas, poniendo la María Francisca al mando del teniente de navío José Maestre y la Carabobo al del teniente de fragata Antonio Pallera, que tras dos días de trabajo repararon las averías más serias.
Los prisioneros fueron bien tratados, según reconoció el propio Danels, y no tardaron en ser repatriados. Unos días después, la goleta española Rayo zarpa de Puerto Cabello y llega a La Guaira con Danels y otros cuarenta oficiales, liberados tras un acuerdo firmado entre Laborde y Danels.
La victoria había sido completa. Las tropas y la población de Puerto Cabello prepararon un recibimiento triunfal a Laborde, que había salvado la plaza, pero el modesto marino español prefirió desembarcar de noche y de manera discreta.
En los siguientes días se apuntó otra pequeña victoria al apresar otra embarcación enemiga que llevaba a bordo cuatro piezas de a 24 libras, seguramente para las tropas de tierra que asediaban la plaza.
Al día siguiente, 2 de mayo, fondea la fragata Constitución en Puerto Cabello, mientras las corbetas capturadas lo hacen en la costa del Golfo Triste, a unas nueve millas a sotavento de Puerto Cabello.
El capitán de navío Laborde reúne numerosas embarcaciones menores con pertrechos y las envía al punto de fondeo de las corbetas. Después de dos días de duro y arduo trabajo, consiguen hacerse a la vela y llegar a Puerto Cabello.
Unos días después, la goleta española Rayo zarpa de Puerto Cabello y llega a La Guaira con Danels y otros cuarenta oficiales, liberados tras un acuerdo firmado entre Laborde y Danels, que destacó que habían sido bien tratados.
Consecuencias
Después de la derrota, el general José Antonio Páez decide suspender el asedio a Puerto Cabello el 20 de mayo. Las fuerzas navales insurgentes, que solo contaban con los bergantines Urica y Pichincha, no podían hacer un bloqueo efectivo, solamente vigilar el puerto.
Pero la victoria en el combate de Isla Larga queda empañada por la derrota posterior de las fuerzas navales realistas en el lago Maracaibo, en el mes de julio de 1823.
Poco después se inicia un nuevo asedio a Puerto Cabello, el último enfrentamiento militar de importancia en esta guerra por la independencia.
Para primeros de agosto de 1823 el general Francisco Tomás Morales inicia las negociaciones de capitulación, abandonando el puerto rumbo a Cuba.
Parte de la guarnición resiste al mando del general Sebastián de la Calzada, atrincherándose en el castillo de San Felipe. El 31 de octubre ofrece el general Páez a Calzada una capitulación negociada, pero la rechaza.
Los españoles no recibían refuerzos por mar, bloqueado el puerto por dieciocho buques de guerra del almirante José Prudencio Padilla y del contralmirante René Beluche.
La noche del 7 al 8 de noviembre se inicia el asalto definitivo de unos 250 hombres. El general Morales se rinde después de una hora de combates.
Bibliografía
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- Fernández Duro, Cesáreo.: Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y de Aragón. Tomo IX. Museo Naval. Madrid, 1973, pp. 244-245.
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- Rodríguez González, Agustín Ramón.: «El combate naval de Puerto Cabello en 1823». RHªN, nº 119, año 2012, pp. 33-47.
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