Parte de campaña del navío San Juan Nepomuceno en la Batalla de Trafalgar

Por Juan García (Todo a Babor)

Este especial se compone de los siguientes artículos:
¿Cómo se llegó? | Antecedentes | Antes de la batalla | Escuadra británica | Escuadra combinada | Columna de Nelson | Columna de Collingwood | Tras la batalla | Epílogo | ¿Por qué se perdió la batalla?

Navío San Juan Nepomuceno. Parte de campaña dado por don Vicente Burugal por muerte de su comandante don Cosme Churruca

El navío San Juan arrió bandera a las cuatro de la tarde o algo más, después de batirse al principio de la acción, que empezó a las doce y cuarto, con tres navíos, y después hasta seis, uno de tres puentes por la mura de babor, los demás por las aletas, habiéndose quedado durante el combate sin una verga, mastelero ni vela; muy pocos obenques; los guardianes faltos, la rueda de timón rota, los palos rendidos por dos partes a lo menos; unos catorce cañones desmontados, destrozado el costado de babor, cuatro o cinco balazos a flor de agua; Comandante, Segundo y un Oficial muertos; cien hombres de la tripulación y guarnición igualmente; unos doscientos heridos, y casi todos los Oficiales lo mismo, levemente.

= Al momento de rendición fue marinado y después abandonado por haberse incendiado un cartucho de a veinticuatro en el entrepuente, lo que hizo tirar varios oficiales y gente al agua, que se salvó; fue de nuevo marinado y llevado a Gibraltar a remolque por un navío con una fragata de escolta.

Cádiz, 1.º de noviembre de 1805.

Vicente Burugal (rubricado).

Batalla de Trafalgar.
Batalla de Trafalgar. Pintura de Robert Dodd (1748-1815)

Parte dado por Joaquín Núñez

Dicho navío era el cola de la línea y rompió el fuego a las doce y media contra los navíos enemigos que arribados venían a atacar la retaguardia de nuestra escuadra.

El combate se fue empeñando con más viveza a proporción que los enemigos se iban acercando, a los que llegaron a situarse a tiro de pistola en esta forma: un navío de tres puentes para nuestra mura de babor, otro de igual clase para la aleta de igual banda y otro sencillo por la de estribor, sin contar otros dos que también nos hicieron fuego, aunque no con tanto empeño; en estas circunstancias, como a las tres y media, me avisaron que subiese a encargarme del mando del navío por haber muerto el Comandante y el Segundo.

Lo verifiqué inmediatamente, y habiendo subido al alcázar me encontré el navío en el estado más lastimoso. No obstante, continué la acción hasta después de la cuatro, a cuyo tiempo se hallaba el navío sin gobierno, por haberse hecho pedazos la rueda del timón y cortados los barones, desarbolado de los masteleros, partida la verga mayor, acribillados los palos a balazos, cortada la mayor parte de sus jarcias, el trinquete hecho pedazos, desmontados e inutilizados hasta quince cañones y varios balazos a flor de agua en el costado de babor.

En tan críticas circunstancias convoqué los Oficiales para tratar del partido que se debía tomar, y cerciorados del deplorable estado del buque y de las fuerzas tan superiores que nos batían impunemente, después de largo rato, por la falta de gobierno de nuestro navío y sin esperanzas de ser socorridos inmediatamente, fueron de parecer de que debíamos arriar la bandera, lo que mandé verificar porque se hallaba bien a cubierto el honor de las armas de Su Majestad y que cuanto se hiciese no sería más que un infructuoso sacrificio de unos soldados que con tanto valor se habían conducido durante la acción y que habían tenido la suerte de sobrevivir a tantos compañeros suyos que fueron víctimas de la superioridad del enemigo.

No puedo hacer un detalle de todas las averías ni dar una noticia circunstanciada de los muertos y heridos que hubo durante la acción, por haber pasado a bordo del navío Daaenought luego que éste nos marinó; pero por las noticias que me dieron inmediatamente después del combate los Oficiales encargados de los puestos infiero que el número de los primeros ascendía a cien hombres y el de los segundos a ciento cincuenta, debiendo contarse entre los primeros el Comandante del navío y Brigadier de la Real Armada D. Cosme Churruca, su Segundo el capitán de Fragata D. Benito Bermúdez de Castro, y entre los segundos el Alférez de Artillería de Ejército D. José Cabezas y el Guardia Marina D. José Bustillo. Además salieron contusos la mayor parte de los Oficiales.

Cádiz, 14 de noviembre de 1805.

Joaquín Núñez (rubricado).

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