Por Juan García (Todo a Babor)
Hace unas semanas relatábamos el combate naval del navío Montañés contra una escuadra francesa. En aquel artículo explicábamos que el navío español se vio envuelto antes en el apresamiento de la fragata francesa de guerra Iphigénie de 32 cañones.
Pues bien, hoy pasamos a contar cómo fue aquel apresamiento durante aquella guerra que mantuvo la Francia revolucionaria contra varias potencias europeas, entre ellas la otrora aliada España.
Índice
La primera fragata de su clase
La fragata Iphigénie fue la primera de una serie de fragatas de guerra construidas para la Marina Real francesa en el último cuarto del siglo XVIII.
Esta clase fue construida bajo los diseños del ingeniero Leon-Michel Guignance (1731-1805). Las fragatas de esta serie fueron botadas entre 1777 y 1779; dos de ellas en Lorient (entre ellas la Iphigénie, construida por Gilles Cambry), y en Saint Malo las restantes.
La clase Iphigénie constaba de nueve fragatas (1). No fue una serie muy afortunada para su marina, ya que siete de estas fragatas fueron apresadas por los británicos (aunque una fue represada al día siguiente, pero naufragó años después), otra lo fue por los españoles (la de esta entrada) y otra naufragó en Bantry Bay (Irlanda).
Dichas fragatas llevaban en su batería principal 26 cañones de 12 libras, además de seis cañones de 6 libras en el alcázar y castillo. En 1795 llevaba además dos obuses de 36 libras. Tenían una tripulación de 288 hombres.
Es curioso cómo las fragatas de esta clase, apresadas por los británicos, llevaron todas cañones de 18 libras.
Servicio en la Marina de guerra de Francia
La fragata Iphigénie, en su servicio en la marina gala, apresó varias embarcaciones británicas durante la Guerra Revolucionaria norteamericana (2).
Tras la guerra la fragata se mantuvo en reparaciones y en la reserva. Cuando en agosto de 1793 los británicos y posteriormente los españoles ocupan Tolón y posteriormente son obligados por los revolucionarios franceses a evacuar la plaza, los británicos prenden fuego a la Iphigénie, que había sido apresada junto al resto de la escuadra de Tolón, y a la que dan por perdida.
Sin embargo, esta pudo ser rescatada y salvada de la destrucción, siendo rehabilitada entre enero y mayo de 1794. Queda bajo el mando del capitán de navío Pierre-René Gouet.
Es en este punto, tras aquel episodio y su vuelta al mar, donde comenzamos a relatar lo sucedido con los españoles, siguiendo el parte oficial que dio el teniente general Juan de Lángara y Huarte a su superior Antonio Valdés.
Captura de la fragata Iphigénie por los españoles
Salida de la escuadra española
Lo curioso de este apresamiento es que lo hizo el propio buque insignia de Lángara, el navío Reina Luisa de 112 cañones y tres puentes de artillería. Un buque enorme que, no obstante, tenía fama en la Real Armada de ser el mejor de los de su clase.
También tuvo la colaboración inestimable de otro de los mejores navíos de línea del momento: el navío Montañés de 74 cañones.
La escuadra del Océano, bajo el mando del teniente general Juan de Lángara pasaba al Mediterráneo a operar en conjunción con la de los británicos de sir Samuel Hood. Tras ello, fue requerido para la defensa de Rosas (Gerona), frente al ejército francés.
El día 11 de febrero de 1795 salió la escuadra española de Rosas con algunos problemas en la salida de varias unidades, entre ellas los navíos Conde de Regla y San Isidro que rompieron un cable al levarlo.
El día 13, tras tratar de mantenerse en las inmediaciones del Golfo de Rosas, las corrientes hacen que se encontrasen al SE a siete leguas del Cabo de San Sebastián, en la localidad de Palafrugell.
Aquella misma tarde reconocieron a la fragata Mercedes, que venía de Cartagena con una urca con provisiones y reclutas para Rosas. El comandante de la fragata pidió permiso a su general Lángara para proseguir con su comisión, y este se lo concedió.
Al anochecer el tiempo empezaba a cambiar, para mal:
Al anochecer distábamos doce millas del cabo de San Sebastián por la parte del SE. a favor de haber abonanzado el viento que permaneció fresquito la mañana del 14 aunque con mucho frío, agua y apariencias de ventas. Por la noche refrescó más y conservando siempre la vela posible recalé en la mañana inmediata a sotavento del cabo de Tosa.
En aquel lugar arreció el viento al NE con tanta mar gruesa que se hizo necesario correr el temporal (capearlo).
El día 15 seguía el temporal con fuerza, aunque en algunos momentos pudieron divisar algunos buques de la escuadra. Esta había capeado bien la tormenta, ya que sólo la fragata Santa Cecilia parecía haber tenido una avería en la verga de gavia. No obstante, como más adelante veremos, hubo algunos buques que sufrieron más daños, aunque ninguno se perdió.
Al anochecer sólo había cinco buques a la vista mientras el temporal proseguía con inusitada fuerza.
Fue tal que al amanecer del día 16 el buque insignia de Lángara, el navío Reina Luisa, se encontró solo.
Se hallaban a 12 leguas al norte 1/4 NO de la parte oriental de Mallorca. Los daños en el buque se limitaban a seis curvas partidas y faltaba una cadena de la mesa de guarnición del trinquete.
El navío navegó hasta la costa española que pudo reconocer por la tarde. Al amanecer del día 17 de febrero descubrieron al navío Montañés, bajo el mando del capitán de navío José Jordán y Maltés, que se unió al insignia.
El apresamiento de la fragata francesa
A las diez de la mañana de aquel día avistaron por el NO un buque que navegaba a toda vela a lo largo de la costa.
El navío Reina Luisa inició la caza, haciéndole señales al Montañés para que procediera de la misma forma, aunque el navío de 74 cañones navegaba algo atrasado.
Todavía no sabían la nacionalidad del buque, pero era sospechoso por sus maniobras y por no contestar a las señales de reconocimiento.
Las sospechas de que se trataba de un buque enemigo fueron confirmadas a las cuatro de la tarde, estando ya a tiro de los cañones de caza del insignia, cuando la fragata enarboló la bandera tricolor francesa, justo cuando los españoles izaban las suyas.
Tras seis horas y media de caza, la fragata francesa Iphigénie se rindió sin más. Imposibilitada de escapatoria, visto el magnifico andar de aquellos navíos que la perseguían, no se arriesgaron a un combate desigual en el cual tenían todas las de perder.
Su capitán Pierre-René Gouet hizo bien en rendirse, pues a pesar de lo que relatos y películas del género suelen mostrar, una fragata sola no tiene nada que hacer frente a un navío, que con una sola andanada puede llegar a hundirla.
Ya hemos visto en otras ocasiones, sobre todo en lucha contra navíos argelinos, que obcecarse en una batalla perdida no traía más que desastres.
Recordamos que los navíos españoles tenían 186 cañones en total, de calibres de 36, 24, 18 y 12 libras, frente a los 32 de la fragata francesa, de calibres de a 12 y 6 libras.
Es de remarcar el sobresaliente andar de los navíos españoles, que tras un fuerte temporal supieron dar caza y alcanzar a una fragata que, en teoría, era más veloz y maniobrable.
La fragata Iphigénie era de 32 cañones y estaba tripulada por 280 hombres. Al parecer, dicha fragata se hallaba cruzando sobre el cabo Sicié, junto con otra fragata nombrada Vestale (3), y les sobrevino el temporal del día 15, llevándolas hasta cerca de la isla Dragonera, al oeste de Mallorca.
Lángara pensó que la Vestale habría naufragado según el apuro en que ella se vio.
El capitán Gouet informó a los españoles que en la mañana del día 16 habían avistado a doce leguas al norte de Mallorca, a un navío de guerra desarbolado del palo trinquete y del mastelero mayor. Al parecer otro buque grande parecía que iba a darle remolque. El general español creyó con acierto que se trataba de unidades de su escuadra que habían sido dispersadas por el temporal.
Aquel mismo día el navío San Isidro se incorporó al Reina Luisa y al Montañés.
El mando de la apresada Iphigénie le fue dado al teniente de navío Pedro Calvillo, quien se dirigió con la misma a Cartagena, ya que hacía una pulgada de agua a la hora y conducía a bordo a 69 prisioneros; el resto fue distribuido entre los navíos.
El viaje de la embarcación francesa transcurrió sin más incidente que el haber encontrado al navío Terrible por el camino.
La Iphigénie era una buena fragata y se dispuso que:
con la mayor brevedad se rehabilite y pueda volver a unirse a la Escuadra de Juan de Lángara.
Con el nombre de Efigenia (o Ifigenia según Fernández Duro) se integró en la Real Armada y participaría en numerosas comisiones y servicios, hasta que le sobrevino un fortísimo temporal en 1818, cuando regresaba de Veracruz hacia La Habana, estando al mando del capitán de navío Alejo de Rubalcaba, que la dejó muy maltrecha, llegando a duras penas a Campeche, donde se puso a salvo a la gente y el dinero que transportaba (dos millones de pesos).
La Ifigenia sería allí finalmente desmantelada.
Notas
- Esta clase constaba, además de la propia Iphigénie, de las siguientes fragatas: Surveillante, Résolue, Gentille, Amazone, Prudente, Gloire, Bellone y Médée.
- El 9 de julio de 1778 apresa la fragata ligera Lively de 20 cañones. El 17 de diciembre del mismo año apresa al sloop Ceres de 18 cañones y el 26 de abril de 1780 apresa otro sloop, el Fortune de 14 cañones.
- El parte de Lángara habla de la fragata Vestal, pero en la Marina francesa en aquellas fechas sólo estaba la Vestale de 30 cañones, que podría corresponder a esa embarcación ya que no fue hasta finales de diciembre de 1795 cuando fue devuelta a sus antiguos dueños para seguir haciendo el corso tras su paso en la marina de guerra, por lo que pudo encontrarse en aquella tesitura.
Fuentes
- Presas de la Armada española 1779 – 1828. Rubén Vela Cuadros.
- Three Decks – Warships in the Age of Sail.