Por Santiago Gómez Cañas
Autor del libro: «Historiales de los navíos de línea españoles, 1700-1850»
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Historiales de los navíos de línea españoles (XVIII-XIX)
Índice
Navío de 60 cañones
Último de los tres navíos construidos en los astilleros de San Feliú de Guíxols (Gerona) a comienzos del siglo XVIII. Con una corta vida de poco más de diez años, el navío Catalán realiza incontables travesías, algunas como capitana de la flota, servicios de transporte y escolta y combates con buques británicos, holandeses y corsarios argelinos.
Cuando finalizó la construcción en 1717 del navío de 80 cañones San Felipe el Real, también llamado San Felipe o El Real, se firmó un contrato con el asentista italiano Bernardo Cambi para la construcción de otros dos navíos en el mismo astillero de San Feliú de Guixols, aunque de menor tamaño que el anterior.
Se le puso el nombre, o advocación religiosa, de Nuestra Señora de Monserrat, y tenía por alias El Catalán. Cuando fue botado el San Bartolomé, alias Cambi, se coloca la quilla del Catalán en septiembre de 1718, siendo botado el 2 de junio de 1719.
Después de su botadura, se hizo cargo del navío el coronel de infantería Francisco Sordes (Fardés), mayor general de la Armada, siendo entregado oficialmente a la Armada el 19 de junio de 1719.
A pesar de esa entrega a la Armada, todavía se estaba trabajando en dejar al navío totalmente alistado, como las esculturas y otros detalles.
El director de las obras, Francisco Reyfard, de origen francés, había entregado a la Armada un navío sin acabar. La guerra de la Cuádruple Alianza contra España había comenzado y se temía que las tropas francesas entraran por los Pirineos, mientras la escuadra francesa y británica atacasen San Feliú de Guixols y otros puntos de la costa.
Se toma la decisión de trasladar al Catalán a Barcelona durante el mes de julio de 1719, donde había más tropas para la defensa. Fue una acertada decisión, dado que San Feliú fue atacada en el mes de agosto.
En el mes de diciembre de 1719 se encontraba en la bahía de Cádiz. Seguía al mando del coronel Francisco Fardés, mayor general de la Armada. Zarpa de la bahía de Cádiz con otros buques, de guerra y mercantes, para llevar pertrechos a Barcelona.
De este puerto zarpan rumbo a Mallorca para llevar al segundo batallón del regimiento de infantería Soria, regresando después a Cádiz.
El 23 de febrero de 1720 zarpa de Cádiz rumbo al Caribe al mando del capitán de navío Rodrigo de Torres y Morales, recién ascendido a ese grado el 6 de enero, con la división del jefe de escuadra Baltasar de Guevara, compuesta por el navío Cambi, insignia, y la fragata Fidela, al mando de Antonio Escudero.
Su segundo en el mando de esta escuadra era el también jefe de escuadra Antonio Serrano, que izaba su insignia en el Catalán. Armado para esta ocasión con 64 cañones, tenía una dotación de unos 500 hombres, entre los que había varios guardias marinas, y llevada a bordo a 400 tropas.
Llegan a la Habana el 1º de mayo y, según las órdenes que tenía Guevara, zarpan rumbo a Veracruz el 27 de junio. El propósito de esta escuadra era recuperar Mobile, Pensacola y otros territorios ocupados por los franceses durante la guerra de la Cuádruple Alianza.
Estaban ya a la vista de la Habana cuando los buques del jefe de escuadra Guevara avistan a dos naves de guerra británicas que estaban patrullando la costa.
Los buques británicos eran el navío Mary, de 60 cañones, al mando de Edward Vernon, y la fragata Ludlow Castle, de 40 a 44 cañones, al mando del capitán Edward Whitworth, que trataban de impedir la salida de buques españoles destinados al ataque a las Bahamas.
El avistamiento se produce el 29 de abril. Vernon maniobra durante esa noche para evitar que los buques españoles entren en la Habana, avistándolos de nuevo a la mañana siguiente. Durante los primeros disparos del combate, los buques británicos no pueden usar los cañones de su batería baja al estar el mar agitado por una fuerte brisa.
Vernon consigue acercarse, siendo su intención meterse entre la formación española. La fragata británica es dañada en su arboladura, perdiendo la cofa del trinquete, y cae a sotavento.
Al quedar en situación apurada, enarbola una señal de socorro. Vernon maniobra para proteger la popa de la fragata cuando los buques españoles hacen lo propio para atacarla.
Las maniobras del navío Mary obligan a los buques españoles a romper el contacto, después de cuatro horas de combate, y ponen rumbo a la Habana, a pesar de ser superiores de buques, cañones y hombres.
Estos datos están tomas de fuentes británicas.
El único relato de fuente española que he encontrado, el de Solar y Taboada, dice que los buques españoles no pudieron seguir a los buques enemigos cuando emprendieron la fuga, al impedirlo un recio temporal. El comodoro Vernon regresa a Port Royal, Jamaica, en el mes de junio.
Llegados los buques a Veracruz se ponen a las órdenes del virrey de Nueva España, realizando misiones de patrulla en el golfo de México.
Finalizada la guerra de la Cuádruple Alianza, el 5 de septiembre de 1720 zarpa de Veracruz la escuadra de Baltasar de Guevara para regresar a Cádiz con caudales y otros géneros.
Su comandante, Rodrigo de Torres, deja el mando del navío al haber sido destinado a dirigir la Armada de Barlovento, asumiendo el mando directo del navío Catalán el mismo jefe de escuadra Antonio Serrano.
Esta escuadra estaba compuesta por los navíos Catalán, Cambí y cinco fragatas, Príncipe de Asturias, alias Infante, Fidela, San José, Pingüe y Galera.
Fondean estos buques en la Habana el 5 de octubre, zarpando posteriormente rumbo a Cádiz con otras embarcaciones que se habían unido a su conserva. El navío Catalán, necesitado de reparaciones urgentes, entra en el arsenal para ser carenado, traspasando la carga que llevaba a bordo al navío Nuestra Señora de Begoña, alias Campanela, que acababa de ser carenado.
Una vez reparado, el navío Catalán parte de la Habana en solitario a primeros de enero de 1721 al mando del jefe de escuadra Serrano. Pocos días después se enfrenta en combate al navío británico de 60 cañones Mary, a los mandos de Edward Vernon, que regresaba también a Europa.
La mañana del 23 de febrero de 1721 entra en la bahía de Cádiz con una carga de tabaco propiedad de Su Majestad y otros productos de particulares.
Es importante destacar la falta de información que existe sobre este combate entre Vernon y Serrano ocurrido en enero de 1721.
En las fuentes españolas hay muy poca información. En el Museo Naval de Madrid hay un cuadro de Rafael Monleón titulado “El combate del navío español Catalán con el británico Mary, en 1719”. El año es erróneo, tuvo que ser en 1721.
En el mes de abril de 1721 son armados tres buques en Cádiz para realizar una campaña en el Mediterráneo. Una de las comisiones que debían realizar era llevar a Roma a los cardenales españoles Luis Antonio Belluga y Moncada y Carlos de Borja-Centelles y Ponce de León, y elegir al nuevo papa, al haber fallecido Clemente XI el 19 de marzo de 1721.
El 29 de abril de 1721 zarpa de Cádiz rumbo al puerto de Civitavecchia con otros dos buques de guerra al mando del jefe de escuadra Antonio Serrano, que tenía izada su insignia en el navío Conquistador. Antes fondean en Alicante el 4 de mayo, donde embarcan la tarde del día siguiente los cardenales Borja y Belluga.
A las cuatro de la tarde del 11 de mayo entran en Barcelona, de donde salen el día 13 escoltando a varios buques mercantes con tropas destinadas a relevar la guarnición de Longon (actual Porto Azzurro), isla de Elba.
Dejados en puerto a los cardenales y desembarcadas las tropas, regresan a Barcelona con el regimiento de Augusta, que habían embarcado en Longon, zarpando el día 15 de julio rumbo al puerto de Alicante.
El 10 de agosto salen de Cádiz cuatro compañías de infantes de Marina para embarcar en Málaga en los buques de Serrano. El 21 de agosto salen de Cádiz tres de los cuatro navíos holandeses para unirse en Málaga a los buques de Serrano y combatir juntos a los corsarios argelinos.
Los buques de Serrano fondean en Málaga y esperan a la escuadra holandesa. Las escuadra hispano-holandesa regresa a Cádiz el miércoles 1º de octubre, donde Serrano iza su insignia en el navío Catalán, mientras el Conquistador es reparado en la arboladura.
Reparados y avituallados, los dos navíos zarpan de Cádiz el 15 de octubre rumbo a las costas de Italia. El 5 de diciembre de 1721 entran los buques de Serrano en el puerto de Liorna para recoger y traer a España a los cardenales Borja y Belluga.
Los dos navíos, con la fragata Fidela, regresan a Cádiz el miércoles 7 de enero de 1722, después de permanecer fondeados tres días en Rota por el fuerte viento de Levante.
Desde el mes de abril de 1722 se habilita en Cádiz para realizar una campaña de corso que debía comenzar en la primavera de ese año, formando escuadra con otros cuatro navíos, cinco fragatas y cinco galeras. Estaba al mando del capitán de fragata conde de Montalet.
Zarpa de Cádiz con estos buques de guerra el 31 de mayo de 1722 mandados por el jefe de escuadra Antonio Serrano, para realizar una campaña de corso de tres semanas por el cabo San Vicente, regreso a Cádiz y continuar el corso en el Mediterráneo. Esta escuadra estaba compuesta por las siguientes unidades:
- Navío Catalán. 66 cañones. JE Antonio Serrano. CF Conde Montalet. 581 hombres (20 oficiales, 431 marinos, 130 soldados).
- Navío Conquistador. 64 cañones. CF Domingo Justiniani. 401 hombres (16 oficiales, 285 marinos, 100 soldados).
- Navío Cambí. 64 cañones. Capitán Andrés Reggio. 533 hombres (18 oficiales, 395 marinos, 120 soldados).
- Navío Lanfranco. 64 cañones. Capitán Conde de Clavijo. 503 hombres (18 oficiales, 385 marinos, 100 soldados).
- Navío Rubí. 56 cañones. Capitán Vicente de la Torre. 302 hombres (15 oficiales, 197 marinos, 90 soldados).
- Fragata San José. 30 cañones. Capitán Martín Chauz. 156 hombres (9 oficiales, 107 marinos, 40 soldados).
- Fragata Águila Volante. 24 cañones. Capitán Gerónimo Fontana. 142 hombres (9 oficiales, 93 marinos, 40 soldados).
- Fragata Fidela. 21 cañones. Capitán Sebastián de Villaseñor. 132 hombres (9 oficiales, 83 marinos, 40 soldados).
- Fragata Carmen. Capitán Baltasar Sherlock. 110 hombres (9 oficiales, 71 marinos, 30 soldados).
La escuadra de Serrano, a partir del 11 de junio, es empujada por fuertes vientos hacia el estrecho de Gibraltar. Otra escuadra holandesa de seis buques de guerra, artillados con 40 a 50 cañones, destinada a unirse a la escuadra de Serrano, llega a la bahía de Cádiz el 25 de junio.
Los buques holandeses se hacen de nuevo a la vela el 1º de julio rumbo al Mediterráneo para unirse a la escuadra española. La escuadra española patrulla frente a la costa de Argel a mediados de agosto, para evitar la salida de ocho buques de guerra que querían salir de puerto para unirse a los turcos, mientras los buques holandeses fondean en Gibraltar por esas fechas.
A mediados de septiembre se encontraban los buques de Serrano en Alicante, esperando la llegada desde Málaga de raciones de víveres y municiones, además de dos galeras, para continuar con su crucero.
A finales del mes de septiembre seguían fondeados en Alicante, mientras los seis buques holandeses regresan el Cádiz el 23 de septiembre. La escuadra de Serrano regresa finalmente a la bahía de Cádiz el 4 de noviembre de 1722.
El 31 de diciembre de 1723, al mando del capitán de fragata José de Herrera y Pizarro, zarpa de Cádiz con la flota de Galeones, que estaba al mando del teniente general Carlos Grillo, marqués de Grillo. Era la nave capitana, donde izaba su insignia el comandante Grillo.
La escolta la completa el navío Estrella de Mar, almiranta, y las fragatas San Francisco Javier, alias Hermione, y San José, alias Pingüe Volante, primer y segundo patache. Daban escolta a 14 mercantes que llevan a bordo un total de 3.127,79 toneladas de mercancías.
La flota llega a Cartagena de Indias entre el 17 y el 21 de febrero de 1724, donde desembarca de la fragata Pingüe Volante el nuevo virrey de Perú, el teniente general José de Armendáriz, marqués de Castelfuerte, que sustituye a Diego Morcillo Rubio de Auñón.
El marqués de Castelfuerte ordena que los buques de guerra dejen a los mercantes en Cartagena de Indias y patrullen la costa hasta Portobelo en busca de buques contrabandistas holandeses y británicos, de modo que los mercantes pudieran navegar tranquilos hasta Portobelo.
Tras zarpar de Cartagena el 3 de marzo, los buques de Grillo se encuentran el 10 de marzo de 1724 (el 16 de marzo, según Fernández Duro, o el 18 de marzo según Blanco Núñez) a seis fragatas holandesas (eran inglesas según Paula Pavía, Blanco Núñez y Baudot Monroy) haciendo contrabando en la ensenada de Tolú.
Dos fragatas consiguen escapar, pero las otras cuatro fragatas, llamadas Prudencia, 36 cañones, capitán Daniel Belde, Santiago, 28 cañones, capitán Adrián Moy, Adriana Catalina, 22 cañones, capitán Carlos Zans, y Catalina, 22 cañones, capitán Jorge Lonis, presentan combate al navío Estrella de Mar y a la fragata San José, mientras el navío Catalán se queda más alejado del combate, puesto que las fragatas enemigas se habían aproximado a tierra aprovechando su menor calado para evitar ser batidas por la superior artillería los dos navíos de línea.
Tras cinco horas de combate, el capitán de fragata Pedro Moyano, comandante de la fragata española, consigue capturar una de ellas, la llamada Catalina, que es incorporada a la Real Armada como Santa Catalina, mientras que las otras tres fragatas huyen al amparo de la oscuridad. Las bajas españolas fueron de 10 muertos y 30 heridos, sobre todo en la fragata. Estas cifras de bajas varían según las diferentes fuentes.
El 21 de marzo entran los buques en Portobelo, zarpan de nuevo el 7 de abril y regresan a Cartagena el día 13. Allí muere el general marqués de Grillo en un accidente de mar el 14 de abril de 1724, quedando el jefe de escuadra Cornejo al mando de los Galeones.
Permanecieron en el puerto de Cartagena durante casi dos largos años en los que no fueron pocas las penurias sufridas por los buques y sus tripulaciones, sobre todo por falta de fondos. Cornejo tuvo que enviar a Lima en busca de dinero a los capitanes de infantería Lorenzo Tablada y José Herrera.
A los cuatro meses regresa Tablada con cien mil pesos y después llega Herrera con otros setenta mil. Con estos socorros pudo recomponer los buques y zarpar el 6 de abril de 1726 para entrar en Portobelo tres días más tarde.
Mientras estaba Cornejo en Portobelo, llegan noticias de Madrid de la posible ruptura de relaciones diplomáticas con los británicos. Cornejo se puso a trabajar en la defensa del puerto y de los buques de la flota.
Construye un dique en la entraba al puerto y coloca una batería de cañones. En el interior de la bahía construye un fuerte con 18 cañones de a 18 libras. Los navíos de guerra y los buques mercantes son trasladados al interior de la ensenada donde estaban más protegidos, desarbolándolos por completo para evitar males mayores.
Una escuadra británica de siete navíos de guerra al mando del vicealmirante Francis Hosier había zarpado de Plymouth el 9 de abril de 1726 con órdenes del Almirantazgo de bloquear a la flota de Galeones española y capturarlos si se atreven a hacerse a la mar, además de interrumpir la acción de los navíos guardacostas del Conde de Clavijo.
La tarde del 17 de junio fondea la escuadra británica a la vista de Portobelo. Había incorporado a su escuadra otros ocho buques de guerra de la estación naval de Jamaica.
Según Marley, estaba compuesta por los navíos Breda, Berwick, Lennox, de 70 cañones, Superb, Dunkirk, Nottingham, Rippon, de 64, Leopard, Dragon, Portland, Tiger, de 50, la fragata Diamond, de 48, Winchelsea, de 36, Greyhound, de 20, y la goleta Happy.
Al ver el estado de defensa adoptado por Cornejo, el comandante británico fondea su escuadra a unas tres leguas de distancia, permaneciendo cinco meses sin atreverse a atacar.
Los españoles, que ya conocían la salida de la escuadra de Plymouth, envían varios buques de aviso para informar a las autoridades virreinales. Por tanto, al llegar los británicos a las costas de Tierra Firme los varios millones de pesos del producto de la feria habían sido enviados tierra adentro, a Panamá.
El gobernador español de Portobelo envía un bote al navío insignia Breda para conocer las intenciones de los británicos.
Las peticiones de Hosier eran que se le entregase el navío de permiso, el Royal George, que se hallaba con los galeones de Francisco Cornejo, además de cuatro millones de pesos del producto de la feria.
Cornejo y demás autoridades tenían órdenes de no provocar hostilidades, teniendo en cuenta que todavía no había comenzado oficialmente la guerra entre las dos naciones.
El navío de permiso es entregado con la absurda idea de que el británico se contentaría y se marcharía, pero la escuadra de Hosier queda en la boca del puerto bloqueando la salida de los galeones.
En represalia por estas hostilidades y la de los “pacíficos” comerciantes británicos, es capturado en el puerto de Veracruz el navío de permiso británico Prince Frederick con dos millones de pesos a bordo, además de otras muchas capturas que realizan los corsarios españoles.
Mientras esto ocurría, una feria paralela se monta con las mercancías que llevaban buques británicos y holandeses, siempre protegidos por los buques de guerra británicos.
El jefe de escuadra Cornejo tuvo que hacer grandes esfuerzos para mantener a sus naves en óptimas condiciones, mientras vigilaba los movimientos de la escuadra enemiga.
Durante este tiempo, el terrible clima había causado la muerte de ocho de los capitanes británicos y de no menos de 2.500 hombres. El 10 de noviembre tuvo que levar anclas y retirarse a Jamaica para reemplazar las dotaciones perdidas y reparar los daños en su escuadra.
A mediados de diciembre de 1726 la escuadra del vicealmirante Hosier regresa a Jamaica con 4 navíos y 8 fragatas. Cornejo aprovecha la ausencia del enemigo para hacerse a la vela y refugiarse en la mejor defendida Cartagena de Indias.
A pesar de tener los buques desarbolados, consigue alistarlos en breve plazo para poder zarpar el 24 de diciembre y entrar en Cartagena de Indias el 3 de enero de 1727.
El 13 de enero de 1727 pasó frente a Cartagena de Indias la escuadra británica de Hosier en su travesía a Portobelo. Fue un gran contratiempo para el británico ver a la escuadra española en Cartagena cuando la creía todavía en Portobelo.
La situación siguió inamovible hasta mediados de agosto. A primero del mes de agosto capturan los británicos un mercante español, del cual obtienen información sobre la captura y detención en Veracruz del mercante Prince Frederick, una fragata y cuatro paquebotes británicos.
Con cuatro navíos de su escuadra se dirige el vicealmirante Hosier a Veracruz para exigir su devolución. No ocurre lo mismo que en Portobelo, los españoles no ceden a sus exigencias, y los británicos solo consiguen apresar algunas pequeñas naves.
El insalubre clima vuelve a diezmar a las tripulaciones británicas en 1727. Ya habían perdido uno de sus navíos por naufragio y las enfermedades se llevan a cuatro mil de sus hombres entre los que se encontraba el propio Hosier, que fallece a bordo de su navío insignia el 13 de agosto, además de 10 capitanes y 50 tenientes, un auténtico desastre.
Su cadáver es enviado a Inglaterra a bordo de la goleta Happy, mandada por Henry Fowles. El mando de la escuadra del Caribe vuelve temporalmente al capitán Edward St. Loe, comandante del navío Superb.
Para sustituir a Hosier zarpa de Gibraltar el vicealmirante Edward Hopsonn, a bordo del Lion, el 17 de diciembre, llegando el 29 de enero de 1728 a Jamaica con seis navíos de línea.
Izó su insignia en el navío Leopard y zarpó rumbo a las costas de Tierra Firme el 4 de febrero, muriendo de fiebres el 18 de mayo a bordo del Leopard cuando navegaba con su escuadra cerca de la costa de Cartagena de Indias.
Retomó su mando St. Loe, que retiró la escuadra a Jamaica por orden del Almirantazgo. A este desastre se añade el que varios de sus navíos tuvieron que ser desguazados por el mal estado en que se encontraban.
Las conversaciones de paz comenzaron a primeros de marzo de 1728 y se envía una escuadra desde Cádiz al mando del teniente general Manuel López Pintado para escoltar de regreso a Cádiz a la flota de Cornejo, dada la poca fiabilidad de la Corte española hacia los británicos a pesar de las conversaciones de paz. La escuadra de López Pintado llega a Cartagena de Indias el 9 de julio y no encuentra a ninguna escuadra británica.
Después de permanecer cinco años en aguas americanas, a partir de 1726 por el bloqueo de la escuadra británica de Francis Hosier, la flota de Cornejo se prepara para regresar a Cádiz.
El 26 de julio de 1728 zarpa de Cartagena y llega a Portobelo el 4 de agosto. Tras cargar los caudales, vuelve a zarpar el 1º de septiembre y entra de nuevo en Cartagena cinco días después.
Allí se prepara para realizar la travesía de regreso cargando mercancías, agua y víveres. Salen de Cartagena de Indias el 1º de octubre para entrar en la Habana, donde se reúnen con los buques de azogue al mando de Rodrigo de Torres.
El 30 de noviembre y el 1º de diciembre de 1728 zarpan de la Habana los buques de López Pintado, con la flota de Cornejo y los azogues de Torres, pero los malos tiempos que encuentran retrasan su llegada a puerto y comenzaron a escasear los víveres y el agua.
En la costa portuguesa de Faro consiguen algunas pipas de agua y víveres, pagados con monedas de oro, lo suficiente para que la mayoría de los buques entre en la bahía de Cádiz la mañana del 22 de febrero de 1729.
Procedente de Vigo, donde había recalado el navío Catalán, llega finalmente a Cádiz el 25 de marzo de 1729. Después de varios años sin ser carenado de firme, con sus cuadernas pudriéndose en Cartagena de Indias y Portobelo, necesitaba reparaciones urgentes y muy costosas, por lo que se decide darlo de baja en La Carraca a finales de 1731.
Dimensiones
El proyecto de los dos navíos, Cambi y Catalán, se atribuye a Antonio Gaztañeta, por lo que sus dimensiones debían ser de 76 codos de eslora, 63,8 de quilla, 21,3 de manga, 10,13 ½ de puntal, con un arqueo de 990 ¾ toneladas.
Artillado
En el proyecto, su artillado era de 60 cañones, 24 de a 24 libras, 26 de a 12 y 10 de a 6, pero en algunas fuentes aparece con un artillado de 64 y 66 cañones.
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