El navío San Francisco de Asís contra cuatro fragatas británicas

Por Guillermo Nicieza Forcelledo
Autor del libro: «Leones del mar. La Real Armada española del siglo XVIII» y «Anclas y bayonetas»

Introducción

La Guerra de los Pirineos o del Rosellón, como frente ibérico en el contexto de las guerras revolucionarias de la Primera Coalición, había puesto contra las cuerdas al gobierno de Manuel Godoy y por ende a su rey Carlos IV de España, peligrando la monarquía y el reino al llegar las tropas francesas casi hasta el límite oriental de la meseta castellana.

En esta complicada situación militar y política, Manuel Godoy enseguida presentó una propuesta de paz a los franceses, firmándose la Paz de Basilea el 22 de julio 1795. Posteriormente, con el Tratado de San Ildefonso del año siguiente, España cambiaba de bando y pasaba a ser aliada de Francia, y por lo tanto enemiga de Reino Unido y el resto de las potencias monárquicas. 

Al estallar la guerra entre España y Reino Unido y sin tener el apoyo naval español de las bases marítimas de Mahón y Cartagena, los británicos realizaron un repliegue general de la Flota del Mediterráneo del almirante John Jervis a aguas más estratégicas para la defensa de las islas de Gran Bretaña.

La escuadra de Jervis al acecho

Así, la escuadra británica pasó a situar su base de operaciones en Lisboa para patrullar las aguas de influencia de la costa occidental de la península ibérica, fundamentalmente el trecho de mar entre el cabo de Finisterre y el Peñón de Gibraltar. Esto permitiría, en el caso de que una flota combinada franco-española, salir a la defensa de sus fronteras marítimas en el canal de la Mancha.

Sin embargo, la experiencia naval de la Royal Navy establecía que una posición pasiva defensiva era en general desfavorable y por ello John Jervis recibió órdenes del Almirantazgo de “(…) aprovechar cualquier oportunidad para hostigar al enemigo”, o, dicho de otra forma, atacar a los convoyes españoles que navegaran por aquellas aguas.

La orden también obligaba a Jervis a navegar más al Norte en busca de las rutas comerciales británicas que iban a las Antillas y a la India y protegerlas. 

Constantinopla. Vista norte, con los buques de Su Majestad Británica "Tigre" y "Bonne Citoyenne", bajo el mando de Sir Sidney Smith, 1799
Constantinopla. Vista norte, con los buques de Su Majestad Británica «Tigre» y «Bonne Citoyenne», bajo el mando de Sir Sidney Smith, 1799. John Thomas Serres y Joseph Jeakes. National Maritime Museum, Greenwich, Londres. La fragata de sexta clase (o corbeta) «Bonne Citoyenne» fue una de las unidades que participaron en el ataque al navío «San Francisco de Asís».

Cabe destacar que el invierno desde 1796 a 1797, se recuerda como uno de los más fríos y de mala mar de todo el siglo XVIII, coincidiendo tradicionalmente con las fechas de lo que se denominaba “mare clausum”, más o menos de noviembre a marzo, meses en los que por la meteorología no eran aptos para la navegación, frente a la primavera y verano que serían el “mare apertum”, donde la navegación era mucho más favorable.

En este contexto de tormentas la Royal Navy perdería dos navíos de línea, el HMS Bombay Castle hundido frente a desembocadura del río Tajo y el HMS Courageux en la ensenada de Gibraltar; otras dos fragatas naufragarían también en diversos puntos del litoral. 

Pero esta situación la sufriría también la flota francesa, fracasando la expedición de apoyo a los insurrectos irlandeses, en los que habían calado las ideas revolucionarias, y cuyo objetivo era expulsar al invasor inglés del suelo de Irlanda. Por su lado, la Real Armada, aunque no perdió ningún buque, sí sufrió varios garreamientos de ancla.

El San Francisco de Asís se encuentra con los británicos

Así, el navío San Francisco de Asís, de 74 cañones1, que estaba en comisión de servicios en Cádiz para escoltar y proteger desde el cabo de Santa María al cabo de San Vicente a los mercantes españoles que volvían de comerciar con América, se vio obligado a soltar el ancla y fue arrastrado mar adentro. 

El amanecer del día 25 de enero de 1797, cuando realizaba labores de patrulla a lo largo de la costa de Cádiz, a unas 11 leguas del litoral para evitar los peligrosos bajíos, los vigías del navío San Francisco de Asís informaban a su comandante, el capitán de navío Alonso de Torres-Guerra, que cuatro velas desconocidas habían variado su rumbo y se dirigían directas hacia él.

Entonces, como era la convención, el capitán de navío Torres ordenó realizar señales de banderas y salvas de saludo a las cuatro naves para que se identificaran como amigas o enemigas.

Al no recibir respuesta, el comandante del navío San Francisco de Asís ordenó pitar a zafarrancho y poner a su dotación en estado de presentar batalla si se pedía. 

Las cuatro naves que se le acercaban eran las fragatas LivelyNigerAndromache y la corbeta Bonne Citoyenne, siendo las fragatas correspondientes a la 5ª clase con 32 cañones y la menor de 6ª clase, porte de corbeta, con 20 cañones2.

Escuadra británica

A continuación añadiremos la composición de la escuadra británica:

  • HMS Lively: Botada en 1794. Armamento: 32 cañones (26 cañones de 18 libras, 6 cañones de 6 libras, 6 carronadas de 24 libras). Tenía una tripulación de unos 254 hombres. Estaba bajo el mando del capitán George Stewart. Insignia de la división.
  • HMS Niger: Botada en 1759. Armamento: 32 cañones (26 cañones de 12 libras, 6 cañones de 6 libras y 6 carronadas de 24 libras). Tripulación: unos 220 hombres. Estaba bajo el mando del capitán Edward James Foote.
  • HMS Andromache3. Botada en 1781. Armamento: 32 cañones (26 cañones de 12 libras, 6 cañones de 6 libras y 6 carronadas de 18 libras). Tripulación: unos 220 hombres. Estaba bajo el mando del capitán Charles John Moore Mansfield.
  • HMS Bonne Citoyenne. Botada en 1794. 20 cañones (18 cañones de 6 libras y 2 carronadas de 32 libras). Tripulación de unos 125 hombres. Estaba bajo el mando del comandante Sir Charles Lindsay.

Las fragatas pertenecían a la división de cinco fragatas del capitán de navío George Stewart, conde de Galloway4, como escuadrilla de vanguardia, descubierta y exploración de la Flota del Mediterráneo del almirante Jervis anclada en Lisboa. 

Retrato de George Stewart, octavo conde de Galloway, con el uniforme naval de "post-captain".
Retrato de George Stewart, octavo conde de Galloway, con el uniforme naval de «Post-captain».

El combate del Asís contra las fragatas

Contando con la gran ventaja numérica, de maniobra y de piezas de artillería, la división de Stewart confiaba en una victoria segura contra el solitario navío, y continuaron su rumbo a pesar de las advertencias de comandante español. Así, para las 13:00 h, una de las fragatas ya estaba en el rango de distancia de tiro de cañón.

El navío San Francisco de Asís entonces izó el pabellón del Rey confirmando su intención de presentar batalla, a pesar de su clara desventaja.

Las fragatas hicieron lo propio largando el pabellón azul británico, pues era el de la escuadra a la que pertenecía. Al ver izados los pabellones enemigos, el capitán de navío Torres ordenó romper fuego y batir a las fragatas enemigas con todas las baterías de su San Francisco de Asís, manteniéndose el fuego ininterrumpidamente.

Las fragatas pecaron de soberbia confianza y le presentaron combate por parejas, tratando de batirle con la metralla de las carronadas por la popa, cuando el navío español viró para intentar ganar distancia. Sin embargo, las fragatas eran naves más veleras y rápidas por lo que pronto se le colocaron cerca, a lo que respondió el navío español batiéndolas desde su popa con sus cañones guardatimones. 

Posteriormente, dejando que se le colocaran en paralelo para presentarles su costado, orzó de improviso sobre una, descargándole todas sus baterías, y al momento arribó sobre la otra para hacer lo mismo.

Los 74 cañones españoles rugieron y batieron los costados de ambas fragatas, obligándolas a arribar y buscar el viento para alejarse del fuego español, aunque con dificultad debido a los daños que presentaban en su arboladura y su casco. 

El navío "San Francisco de Asís" contra cuatro fragatas británicas.
El navío «San Francisco de Asís» contra cuatro fragatas británicas. Museo Naval de Madrid. Esta es la única pintura que existe sobre este episodio. Se puede apreciar el fuego del buque español con los cañones guardatimones.

A las 16:00 h, las fragatas buscaron la formación y se separaron del navío español, comentando de palabra y por banderas sus comandantes si era adecuado continuar el combate, volviendo a presentar batalla media hora más tarde. Sin embargo, tras otras dos descargas del navío español, a las 17:00 h, la división del capitán Stewart viraba para ganar espacio y maniobrar

Tiempo más tarde, cercana la caída de la noche, el comandante del navío San Francisco de Asís, tras comentar con sus oficiales las posibilidades tácticas con las que sacar ventaja, ordenó virar al Este para evitar quedar a merced de la bajura de la costa entre Huelva y Ayamonte y poner proa directamente hacia el enemigo.

Su intención era pasar entre la formación británica y batirla con sus baterías desde ambos costados para maximizar la eficacia y artillada de su fuego. 

Sin embargo, al ver los británicos la maniobra de virada y previendo las intenciones del comandante español, ordenaron arribar y dar la vela para ponerse en retirada. Aprovechando la caída de la noche, la división de fragatas se alejó en silencio del navío español, que las persiguió un trecho hasta expulsarlas de aquellas aguas. 

Poniendo en fuga al enemigo, el capitán de navío Alonso de Torres ordenó virar y poner rumbo al amparo de la bahía de Cádiz

Consecuencias

En el informe de bajas sufrida por este combate, el comandante del San Francisco de Asís estimó en doce los heridos y dos los muertos, siendo los daños estructurales menores en el palo mayor y algunos disparos de metralla en la jarcia y el casco.

El capitán de navío Alonso de Torres sería recompensado por su acción con la encomienda de la Orden de Alcántara, con una asignación de 15.800 reales, y posteriormente sería ascendido a grado de brigadier. Su segundo, el capitán de fragata Juan Topete también sería felicitado por su más que notable comportamiento. 

Por el lado británico, no sorprende realmente vista su frecuencia, no se conoce el recuento de bajas pero teniendo en cuenta que una de las fragatas salió muy mal parada y otra estaba bastante dañada, no sería raro estimar unas 50 bajas entre muertos y heridos.

Lo que resulta quizás más llamativo de todo el asunto, es que este suceso apareciera en la Gaceta de Madrid a fecha de 7 de febrero de 17975, y que no haya ningún dato ni descripción en las fuentes británicas, sobre todo teniendo en cuenta lo extraordinario de que un solo navío de línea se mida contra una división de fragatas de guerra y salga vencedor. 

Sin embargo, cosa curiosa en la Royal Navy, este sonoro fracaso no lastraría la carrera del capitán George Stewart, sino que sería elegido por el propio almirante John Jervis para llevar la noticia de la victoria a Londres tras la batalla del cabo de San Vicente el 14 de febrero de 1797.

Notas

  1. En la década de 1790 los navíos españoles de 74 cañones llevaban normalmente esta combinación artillera: 28 cañones de a 24 libras, 30 de a 18 y 16 de a 8, además de 4 obuses de a 24 ó 36 libras. Como comparación, el San Francisco de Asís llevaba en Trafalgar la siguiente artillería: 28 cañones de a 24 libras, 30 cañones de a 18 libras, 8 cañones de a 8 libras, 10 obuses de a 30 libras y 6 obuses de a 24 libras.
  2. Algunas fuentes citan al HMS Meleager como integrante de esta acción, sin duda debido a una equivocación, ya que esta fragata estuvo en el apresamiento, a principios de 1797, del buque mercante español nombrado San Francisco, cuyo nombre pudo ser confundido por algunos autores con el navío de línea de esta entrada.
  3. El autor Rubén Vela Cuadros, en su obra sobre las presas de la Armada española, hace referencia a la bitácora de la fragata HMS Lively donde figurarían los componentes de la escuadra británica. La HMS Andromache debió ser comisionada al Mediterráneo tras esta acción, ya que no figura en la escuadra de Jervis que se batió en San Vicente varias semanas después. Este autor sería el primero en dar a conocer con exactitud la composición de la división británica.
  4. George Stewart, era el octavo conde de Galloway. Nació el 24 de marzo de 1768, ingresando en la Royal Navy con 13 años. Fue ascendiendo paulatinamente hasta llegar a almirante en 1830, aunque se había retirado del servicio activo en 1806. Murió en 1834. Su historial operativo fue discreto aunque sin tacha.
  5. Pueden leer la noticia en dentro del historial del navío San Francisco de Asís.

Bibliografía

  • Fernández Duro, C. (1902). Historia de la Armada Española. Madrid: Museo Naval. 
  • San Juan, V. (2005). Trafalgar: Tres armadas en combate. Madrid: Silex Ediciones.
  • «Presas de la Armada española (1779-1828): Listado de buques de guerra apresados e incorporados a la Real Armada por apresamiento». Rubén Vela Cuadros.

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