El navío de línea español (guía visual de un navío)

Por Juan García (Todo a Babor)

Navío de línea español de 74 cañones
Modelo del navío San Genaro. Foto y modelo del Museo Naval de Madrid.

Introducción

En esta pequeña guía visual encontrarán un pequeño resumen sobre multitud de datos conocidos sobre el navío de línea español, de manera muy concisa e ilustrativa.

Empezamos con las principales partes de un navío español de línea de 74 cañones, el estándar de la época.

Partes de un navío de línea español de 74 cañones
Ilustración de Todo a babor

¿Qué es un navío de línea?

Navío de línea era todo aquel buque que podía combatir con un mínimo de potencia dentro de una línea de combate. No todos los navíos podían ser considerados de línea y generalmente no se consideraban como tales los menores de 64 cañones, aunque en numerosos combates de la Real Armada navíos de 60 o incluso de 50 cañones formaron línea con sus «hermanos mayores». Como en el caso de la batalla de Sicié de 1744.

Pero esto obedecía más a una falta de buques que obligaban a utilizar estos navíos, que habían sido concebidos en un principio como buques de escolta, para el corso o meramente como transportes armados.

El rey de la línea de combate era el navío de tres puentes, buques que en la Real Armada estaban armados desde 94 cañones los más pequeños, hasta 112 los famosos «meregildos». Aunque es bien sabido la excepcional figura del Santísima Trinidad de 136 piezas. Buque que se escapaba de cualquier clasificación gracias a sus únicos cuatro puentes.

Tras los hermosos y potentes navíos de 112 cañones le seguían los de 80 cañones, que por potencia de fuego y dimensiones parecían tres puentes rebajados a dos cubiertas.

Si el 112 era el rey los navíos de 74 cañones eran los más populares, debido a su gran presencia en todas las flotas dado su gran maniobrabilidad y potencia de fuego que podía dar. En España fueron clasificados en un principio como buques de 70 cañones. Por Real Orden de 25 de febrero de 1780, S.M. resolvió elevar sus navíos de 70 cañones a la clase de 74, tal como era común en el resto de Europa. Para ello dispuso que:

Se hagan los camarotes del alcázar de unos bastidores endebles que con facilidad se desarmen y sin catres de firme, a fin que en una acción puedan servirse de la porta que comprenden, pasando de una banda a la con que se baten el cañón correspondiente, como asimismo que en medio de la toldilla se lleven dos cañones de a 6, delante del palo de mesana prolongados de popa a proa, trincados con cabriones, y que se pongan alrededor de sus cureñas las convenientes argollas para su seguridad en caso de balances, haciendo en cada costado dos medios puntos, con sus cáncamos y demás utensilios para el manejo de esta artillería, cuya Real providencia se pondrá en práctica en el navío Terrible, y en los demás que sucesivamente se construyan o carenen.

Siendo por tanto el navío Terrible el primero de 74 cañones que figuró en las listas de navíos de la Real Armada.

A finales del XVIII prácticamente no se construían navíos de 64 cañones, que habían perdido su particular «batalla» con el de 74 cañones. De todas maneras los que seguían en servicio eran todavía ampliamente utilizados, principalmente por la Royal Navy y la Real Armada. Los franceses hacía tiempo que los habían desechado en la organización de sus escuadras.

Diferentes portes de cañones de los navíos de línea
Ilustración de Todo a babor

Los navíos de menos de 64 cañones, con portes variables que iban de los 60 a los 50, como hemos dicho no formaban parte de la amplia familia de los navíos de línea, y alguna vez fueron incluso rebajados a una sóla batería creando una gran fragata de más de 40 cañones.

Aunque esto se dió principalmente en la marina británica, que rebajó varios de sus buques de 64 cañones para construir grandes fragatas capaces de portar baterías de a 24 libras, lo cual las daba una gran superioridad frente a las mayores fragatas enemigas, que portaban cañones de a 18, y tenían mucho más andar que los navíos, de los que escapaban con gran facilidad.

El navío de línea claudicaría en el futuro en favor de las fragatas de este tipo, que cada vez se hacían más grandes y potentes, mucho mejor adaptadas a las nuevas formas de lucha en el mar, que los pesados buques de línea de combate.

Más información respecto a la clasificación de buques en la Real Armada.

Arboladura correspondiente a un navío de línea español de 112 cañones

Aunque en la ilustración no venga reflejado, los navíos españoles solían llevar en el palo de trinquete, mayor y mesana, encima de las vergas de juanetes, otras llamadas sobrejuanetes, en concreto sobrejuanete de proa, sobrejuanete mayor y sobreperico respectivamente. Estas pequeñas velas sólo se largaban con vientos bonacibles.

Más información sobre las velas principales de un navío y los cabos que la representan.

Partes de un navío de línea español de 112 cañones
Ilustración de Todo a babor
Nombres de las velas de un navío de línea
Nomenclatura del velamen de un navío de línea.

Hitos en la construcción naval española de navíos

Los mejores navíos de línea españoles
Ilustración de Todo a babor
  • A- El Santísima Trinidad. Navío de línea de 136 cañones, con 4 baterías de cañones que le hacían ser caso único en la historia. Aunque tal teórica fortaleza se veía mermada en cualidades marineras, ya que tumbaba tanto que cuando el mar estaba algo picada no podía utilizarse la primera batería. Aún así estuvo en activo 36 años. La imágen representa al navío pintado según la descripción hecha de él por los marinos británicos durante la batalla de Trafalgar. Estaba Armado como un 112 cañones más obuses de diferentes calibres.
  • B- Navío clase Santa Ana. Se construyeron a partir de 1784 una serie de enormes y, en general, magnificos navíos de tres puentes, que aunaban la gran potencia de fuego con una maniobrabilidad superior a los tres puentes extranjeros, y parejos en calidad a los franceses de 118 cañones del constructor Sané (que son vistos como los mejores tres puentes de la historia). Formaban esta serie además del mencionado Santa Ana, los Mejicano, Conde de Regla, Salvador del Mundo, Real Carlos, San Hermenegildo, Reina Luisa, y Príncipe de Asturias. Estaban armados con 30 cañones de a 36 libras, 32 de a 24, 30 de a 12, 20 de a 8. Aunque a principios del XIX se sustituyeron muchos cañones de a 8 por obuses de calibres pesados.
  • C- Navío de 74 cañones clase San Ildefonso. Al igual que los navíos de la clase Santa Ana, el constructor Romero Landa diseñó los planos de un navío de 74 cañones que supliera las deficiencias de los buques españoles en la última guerra, creando una serie de 7 navíos de excelente factura, que darían paso en sucesivas remodelaciones hechas por Retamosa a los mejores navíos de línea construídos en España, y de los mejores del mundo. Estaban armados con 28 cañones de 24 libras, 30 de 18 libras, 16 de 8 libras. Si bien en época de guerra se sustituían los cañones de a 24 por piezas de a 36 libras. Llevaban también un número proporcional de obúses de varios calibres.
  • D- Fragata de 40 cañones. Esta clase de fragatas eran las más grandes de la Real Armada, que portaban cañones de a 18 libras, mucho más potentes que las célebres «Mahonesas», de batería de sólo de a 12 libras. La incluímos en este apartado como comparativa de tamaño con los navíos de línea.
Navío de línea en construcción, con sus cuadernas a la vista
Plano de un navío español de 74 cañones. Original de 1797 en el que se aprecian las cuadernas de un navío de línea, con unas formas muy estudiadas para conseguir un buen velero sin perder sus cualidades como plataforma artillera.

¿Cómo era un navío de línea?

Distintos tipos de diseño de pinturas en los navíos de línea españoles

Patrones de pintura en navíos de línea
Ilustración de Todo a babor

Como hemos señalado anteriormente el tipo de patrón para pintar los navíos estaba ya regulado en la Real Armada desde 1776 y en sucesivas ordenanzas que no dejaban al arbitrio de cada comandante o ingeniero de arsenales pintar un buque fuera de las normas establecidas.

Pero estas normas no siempre se habían cumplido y muchas veces el pintado de los buques difería bastante a lo que tendría que ser una uniformidad deseada, siguiendo en muchos casos la moda reinante en las marinas de otros países. También es cierto que estos casos se habían dado con más frecuencia antes de las regulaciones oficiales o en los primeros tiempos de las mismas.

Así tenemos la ilustración (F) de un navío de línea español de los primeros años del siglo XVIII. Las baterías no están resaltadas con ningún color de fondo y la pintura negra se limita a una gruesa franja negra en la línea de flotación. En aquella época aún no se forraba de cobre la obra viva, con lo cual se pintaba, normalmente de blanco, la misma.

Las ilustraciones (C,D y E) representan distintos patrones de pintura, adoptándose el casco negro en todos ellos y cambiando solo en el diseño de la línea amarilla de las baterías, que podía ir desde una delgada línea entre los puentes, solo una batería o las dos totalmente sin diferenciarlas.

Navío español de 74 cañones
Navío español de 74 cañones de finales del siglo XVIII. Imagen del Museo Naval de Madrid. Este navío muestra uno de los patrones más utilizados por todas las marinas de la época y que perduró hasta finales del siglo XVIII

Estos tipos de diseño están basados en las pinturas o grabados de la época, normalmente de los periódos anteriores a las ordenanzas de 1776, que prescribían pintar el navío como muestra la ilustración (B), y que no fue cambiado, salvo alguna excepción sólo autorizada por el Rey (véase Santísima Trinidad), hasta 1810 aproximádamente en que se adoptó el color blanco en sustitución del amarillo que lucían las baterías, tal y como muestra la ilustración (A).

Por reglamentación había que repintar los buques cada dos años, pero esto estaba sujeto a numerosos imponderables, que hacían que los navíos no pudieran pintarse en un tiempo tan regular. Y de ese hermoso y lustroso color con el que salían de los arsenales podía llegar a convertirse, con el paso del tiempo y las duras condiciones marinas, en algo totalmente distinto.

El color amarillo de las baterías podía quedar simplemente en el recuerdo o en un color tan apagado que parecería de lejos que el navío no tenía sus líneas de las baterías marcadas. Así en tiempos de Trafalgar algunos espectadores británicos observaron que varios buques españoles lucían por completo el color negro en sus costados, siendo el Santa Ana y el San Justo dos de estos navíos, que bien pudiera ser la causa en que fueron de los últimos navíos aprestados a toda velocidad y que seguramente no dio tiempo siquiera a repintarlos, figurando sus bandas amarillas prácticamente invisibles en la distancia.

No obstante, también hubo en la misma época comandantes de navíos españoles que pagaron de su propio bolsillo el coste del pintado, para no desmerecer frente a los navíos franceses.

Más información sobre el diseño de pinturas en los navíos.

Embarcaciones auxiliares de los navíos de línea

En «El navío y las tareas a bordo» se explica más detalladamente el número de estas embarcaciones y sus diferentes funciones (cañoneras).

Tipos de embarcaciones menores de un navío de línea español
En la imágen superior tenemos, de arriba a abajo, la lancha, el bote y el serení. Ilustración de Todo a babor.

Las dimensiones de las embarcaciones menores de un buque de línea eran las siguientes, en pies de Burgos:

  • Lancha: 45 – 12 – 4 (unos 12 metros y medio de eslora).
  • Bote: 38 – 8,7 – 3,4 (cerca de 10 metros de eslora).
  • Serení: 30,2 – 8 – 3 (8 metros de eslora).

La estiba de las embarcaciones menores se realizaba normalmente como en el siguiente dibujo, metiendo dentro de la embarcación más grande a todas las demás y colocándo el conjunto en el combés.

Estiba normal en el combés de las embarcaciones menores de un navío
Ilustración de Todo a babor

Otra manera era estibar los botes en los pescantes en las aletas del navío, pero tal disposición se empezó a dar en los navíos españoles entrado el siglo XIX, cuando los británicos ya los llevaban así desde hacía unos años antes.

Estiba de un bote mediante pescantes en la aleta del barco
Ilustración de Todo a babor

En cambio, el botecillo en el pescante a popa sí era bastante común en nuestra marina y era utilizado normalmente por el comandante del buque.

Estiba de las diferentes embarcaciones menores en un navío
Ilustración de Todo a babor

Dotación de un navío de línea español de 74 cañones

La tripulación (gente de mar encargada del manejo del buque y su artillería) y guarnición (infantería de marina embarcada) correspondiente a un navío de 74 cañones según consta en el Reglamento General de las Guarniciones y Tripulaciones. 510 hombres, correspondientes a la dotación que sumados a los 29 oficiales de marina y oficiales mayores dan 539 de hombres totales embarcados.

Todos esos hombres estaban divididos de la siguiente manera:

Oficiales de Guerra:
1 Brigadier o 1 Capitán de Navío.
1 Capitán de Fragata.
3 Tenientes de Navío.
2 Tenientes de Fragata.
2 Alférez de Navío.
3 Alférez de Fragata.
Total: 12

Oficiales Mayores:
1 Contador.
2 Capellanes.
1 Cirujano de 1ª.
1 Cirujano de 2ª.
1 Piloto de 1ª.
1 Piloto de 2ª.
2 Pilotines.
Total: 9

Tropa de Infantería de marina
112

Tropa de Artillería
38

Oficiales de Mar
2 Primeros Contramaestres
2 Segundos Contramaestres
1 Primer Guardián
1 Segundos Guardianes
1 Primer Calafate
2 Segundos Calafates
1 Mozo
1 Primer Carpintero
2 Segundos Carpinteros
1 Tercer Carpintero
1 Cocinero de Equipage
1 Buzo
1 Armero
1 Farolero
2 Maestros de Velas
1 patrón de Bote
Total 21

Artilleros de Preferencia
15

Artilleros Ordinarios
80

Marineros
100

Grumetes
120

Pajes
2

Dotación de un navío español de 74 cañones
Ilustración de Todo a babor

Comparativa en medidas principales entre un navío español y otro británico del mismo porte, en el año de 1740

El navío español Princesa, de 70 cañones tenía las siguientes medidas (en metros):

  • Eslora: 50,32
  • Manga: 15,17
  • Calado: 6,7
  • Toneladas: 1.709

El navío británico Bedford, de 70 cañones tenía las siguientes medidas (en metros):

  • Eslora: 45,75
  • Manga: 13,31
  • Calado: 5,2
  • Toneladas: 1.230

Como se pude apreciar en la tabla, los navíos británicos eran más reducidos que un navío de línea español del mismo porte. Esto hacía que los buques británicos fueran, en general, de más andar, con menor número de tripulaciones y conservando la misma potencia de fuego que sus enemigos.

Los navíos de línea españoles solían tener más estabilidad, al ser más mangudos, y con más aguante al fuego enemigo. El Princesa fue un navío español capturado por tres navíos británicos del mismo porte en 1740.

Los británicos quedaron tan maravillados del aguante del navío español que adaptaron posteriormente los gálibos de este para la construcción de algunos poderosos buques británicos.

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