La Batalla de Trafalgar, 21 de octubre de 1805

Por Juan García (Todo a Babor)

Este especial se compone de los siguientes artículos:
¿Cómo se llegó? | Antecedentes | Antes de la batalla | Escuadra británica | Escuadra combinada | Columna de Nelson | Columna de Collingwood | Tras la batalla | Epílogo | ¿Por qué se perdió la batalla?

Antecedentes

Con el establecimiento de la tercera coalición, entre Gran Bretaña, Austria y Rusia, la prioridad de Napoleón pasó de derrotar a los británicos a evitar su propia derrota por los nuevos aliados.

En vez de cubrir su fuerza de invasión, su marina fue requerida en el Mediterráneo para proteger sus fuerzas en Italia en previsión de ataques británicos y el ataque de los rusos en su retaguardia.

El 14 de septiembre de 1805, ordenó al Almirante Villeneuve pasar por el Estrecho de Gibraltar, junto con la escuadra española de Cartagena, y dirigirse a Nápoles para bloquear cualquier tentativa por los británicos de invadir Malta.

Los británicos habían mantenido a las flotas francesas y españolas separadas, bloqueadas en puerto. De los navíos de línea disponibles por Napoleón, 35 eran franceses y 25 españoles; aproximadamente un tercio de estos estaban en el Mediterráneo.

Escuadras británicas

En 1803, los británicos tenían 111 navíos, de los que 60 podrían ser desplegados en aguas británicas y en el Mediterráneo. El resto de la flota fue desperdigada en todas partes de las Antillas, Norteamérica, Caribe y las Indias Orientales para proteger los intereses británicos. Del resto, muchos fueron dispersados para utilizarlos en los bloqueos.

Distribución de los buques de guerra británicos en octubre de 1805

La flota británica en 1805 era en verdad impresionante.

LugaresNavíos de Línea de batallaNavíos de 50 a 44 cañonesFragatasSloops, etc. *
En puerto y reparándose1412677
Buques en trayectos3343
En los canales ingleses e irlandeses25329100
En las Downs y estaciones del Mar del Norte11213130
En W. I. Islands o en su ruta211225
En Jamaica3924
Estaciones del norte de América42917
Indias orientales o en su ruta721210
Costa de África11
España, Portugal y Gibraltar33102
Mediterráneo o en su ruta2615
Expediciones secretas2221
Total buques en comisión10616133404
En reserva, servicio en el puerto, etc..96198711
Buques de trasporte de tropas –31 – –
* Incluidos los buques menores y 93 buques alquilados por la Marina.

En general, los buques franceses y españoles eran vistos como mejores construidos y con calibres más grandes que los británicos, pero estos fueron bloqueados en puerto dejando en malas condiciones a muchos de ellos por la inactividad.

Navío HMS Victory en 1805
Pintura de Geoff Hunt que representa al Victory de Nelson navegando por el Mediterráneo, donde tenía su base. La tripulación de este buque se componía de un conglomerado de lo más variopinto, con 441 ingleses, 64 escoceses, 63 irlandeses, 18 galeses, 3 Shetlandeses, 2 de las islas del Canal y 1 de la Isla de Mann. Había además 71 extranjeros: 22 norteamericanos, 7 holandeses, 6 suecos, 4 italianos, 4 Malteses, 3 voluntarios realistas franceses, 3 noruegos, 3 alemanes, 2 suizos, 2 portugueses, 2 daneses, 2 indios, 1 ruso, 1 de Africa y 9 de las West Indian islands. Esto era algo normal, y no sólo en la marina británica, embarcar extranjeros aunque en esta se dio con más cantidad. Según el escritor inglés Peter Goodwin en su obra The ships of Trafalgar el Temeraire tenía 220 irlandeses en su tripulación, que representaban el 30% de la tripulación, los ingleses el 49%, escoceses el 7,5%, galeses el 5,3%, americanos casi el 4%, alemanes otro 4%, suecos un 0,84%, portugueses un 0,70%, franceses (realistas) un 0,41% y…. españoles, también con un 0,41%, es decir unos 3 hombres.

Problemas en las escuadras franco españolas

La Revolución Francesa había diezmado el cuerpo de oficiales de la marina francesa. La mayor parte de los oficiales eran personas asignadas por los revolucionarios, inexpertos en el mando y con muchas carencias en su capacidad de lucha, mientras que las tripulaciones no eran mucho mejores.

En 1793, el cuerpo de marineros había sido disuelto y los soldados del ejército de tierra tuvieron que acostumbrarse a luchar a bordo de los barcos.

Los españoles tenían grandes oficiales, expertos en navegación, pero debido a la escasez de tripulaciones expertas, se «reclutaban» mendigos, campesinos y demás gentes del interior, con nula experiencia ya no sólo en el manejo de armas si no en navegación.

La fiebre amarilla mató en España entre 1802 y 1804 a casi 60.000 personas, la mayoría de zonas costeras. Esta fiebre era originaria de las zonas tropicales y fueron traídas a España por los barcos que venían del Caribe.

Además estaba el hecho de que España era un país poco poblado; con apenas 10 millones de personas, frente a los 20 millones de Francia y 15 de Gran Bretaña, que continuamente emigraban a las colonias de ultramar haciendo una sangría de mano de obra que hacía muy difícil el reclutamiento masivo que la Armada requería.

En un informe del teniente general Mazarredo al primer ministro Godoy, este le informa de que aunque hubiera dinero para poder mantener una flota tan grande como la británica sería imposible encontrar gente para tripularlas.

Este informe le costó el cargo a un almirante que era de los pocos que había en la Armada capaces de cambiar en algo la situación.

Quizás ante todas estas carencias, se debía haber tendido a crear una flota más reducida en número de barcos pero más profesionalizada y preparada, con menos requerimientos en cuanto al número de hombres pero bien entrenados y con medios modernos, tal y como hicieron los norteamericanos más adelante, basando su creciente poderío naval en fragatas fuertemente armadas y tripuladas por expertos marinos que dieron más de un quebradero de cabeza a la todopoderosa flota británica.

Las siguientes palabras de un colaborador de la web, Antonio Laborda, ilustran perfectamente todo esto:

Aún en el caso de que Villeneuve hubiese sido un duplicado de Nelson y hubiese conseguido una victoria aplastante sobre la escuadra británica, este hecho no hubiese alterado el equilibrio naval existente. Los británicos jugaban con el factor psicológico de que la pérdida de una escuadra no suponía ningún contratiempo. La armada británica, en su conjunto, superaba ampliamente a las armadas francesa y española juntas. Esta seguridad les permitía ser más imaginativos, audaces y combativos en la seguridad de que la pérdida del barco sería inmediatamente suplida por otra o varias unidades. Españoles y franceses jugaban, sin embargo, en el límite de sus posibilidades y les hacia ser más conservadores a la hora de plantear sus tácticas de combate.

Composición de las tripulaciones en la escuadra española

Según el Reglamento de tripulaciones de 16 de octubre de 1803 se expresa a continuación el exceso y defecto de las mismas en cada navío de la escuadra española a la salida de Cádiz el 19 de octubre de 1805:

Composición de las tripulaciones en la escuadra española
S‘ significa sobran y ‘F‘ faltan según reglamento. Se aprecia un exceso de 1.464 soldados de infantería y tropa de artillería, y una falta de 723 artilleros de mar en los 1.425 que correspondían por reglamento. Ascendían a artilleros de mar los marineros aventajados, y en la clase de artilleros de mar una sexta era de preferentes. Además, como se ha dicho repetidamente, era muy escasa la destreza profesional en las clases de artilleros de mar y marineros y nula en la de grumetes.

Llama la atención la gran cantidad de soldados de infantería de marina y del ejército embarcados en los buques franceses y españoles.

Así, mientras los británicos con algo más de 17.000 hombres tenían unos 2.500 infantes de marina embarcados, los franceses con 14.000 hombres tenían 4.000 hombres del ejército, en concreto de los batallones del 2º, 16, 67, 70, 79 y 93 de línea y destacamentos del 1º regimiento suizo y el 6º regimiento Colonial, estos dos últimos embarcados en el Algesiras y el Achilles.

La proporción aumentaba hasta un 42% de infantes de marina y del ejército en los buques españoles. Además de la tropa de batallones de Marina, correspondiente por ordenanza a cada navío, los españoles habían embarcado un complemento más de soldados del Ejército (que tan buen resultado habían dado en otras acciones como la de Finisterre) y que correspondían a los Regimientos de África, Burgos, Córdoba, Soria, América, Voluntarios de la Corona y Voluntarios de Cataluña.

De algo más de 11.000 españoles unos 5.000 eran soldados de marina o de tierra. Como ejemplo de la alta proporción de soldados véase el caso del Victory, que embarcaba unos 120 infantes de marina, y el Príncipe de Asturias que llevaba 382 soldados.

Estado que manifiesta la fuerza con que salen hoy día de la fecha los buques de la Escuadra al mando del Exmo. Sr. Don Federico Gravina, con expresión de los que quedan en el hospital. (19 de octubre de 1805)
Estado que manifiesta la fuerza con que salen hoy día de la fecha los buques de la Escuadra al mando del Exmo. Sr. Don Federico Gravina, con expresión de los que quedan en el hospital. (19 de octubre de 1805)

Compárese las cifras totales del esquema anterior con lo que dictaban las ordenanzas sobre cada clase de navío, en cuanto número de hombres que debían embarcar en tiempo de guerra:

Para navíos de más de 112 cañones (sólo el Trinidad)1.065
Para navíos de 112 cañones1.015
Para navíos de 100 cañones880
Para navíos de 80 cañones737
Para navíos de 74 cañones635
Para navíos de 64 cañones569

El número de tripulaciones francesas era similar a las españolas, quizás incluso algo más altas. Las británicas tenían un número sensiblemente inferior, tal y como se puede ver en la tabla siguiente:

Infantes de marina en los buques británicos (Royal Marines)

Navío (cañones)Dotación (Royal marines)
Victory (100)823 (RM 146)
Temeraire (98)755 (RM 130)  
Neptune (98)741 (RM 116)  
Conqueror (74)573 (RM 83)  
Leviathan (74)623 (RM 83)
Britannia (100)788 (RM 78)
Ajax (74)  702 (RM 112)
Orion (74)541 (RM 91)
Agamemnon (64)490 (RM 70)
Minotaur (74)615 (RM 75)
Spartiate (74)620 (RM 80)  
Africa (64)498 (RM 78)  
Royal Sovereign (100)826 (RM 129)
Belleisle (74)  728 (RM 128)
Tonnant (80)688 (RM 88)  
Mars (74)615 (RM 75)
Bellerophon (74)522 (RM 72)
Colossus (74)  571 (RM 81)
Achilles (74)619 (RM 79)  
Revenge (74) 598 (RM108)
Defiance (74)  577 (RM 77)
Swiftsure (74)  570 (RM 80)
Thunderer (74)611 (RM 111)
Defense (74)599 (RM 109)
Dreadnought (98)  725 (RM 100)
Polyphemus (64)484 (RM 64)  
Prince (98) 735 (RM 110)
Buques menoresEuralyus (fr. 36) 262 (RM 38)- Naiad (fr. 38) 333 (RM 39)- Phoebe (fr. 36) 256 (RM 31)- Sirius (fr. 36) 273 (RM 39)- Pickle (10) 42 (RM no)- Entreprenante (8) 41 (RM no)
Fuente: The Trafalgar Companion, Mark Adkin. 2005.

Problemas singulares en la escuadra española

Las levas de este tipo se llevaban a cabo en tiempo de guerra, que era cuando se necesitaban marineros en masa, ya que se armaban todos los navíos disponibles.

En realidad sólo en tiempo de guerra se preparaban los buques que no estuvieran defectuosos. El armar y preparar un buque de guerra era algo muy costoso por lo que si no era necesario no se armaban los buques.

Un ejemplo, a finales del reinado de Carlos III la Real Armada contaba con una magnifica flota de 78 navíos de línea, más de 50 fragatas y un sin fin de buques menores, pero de toda esta flota muchos de ellos estaban en reserva, fondeados en sus bases sin armamento, arboladura, ni provisiones, a la espera de que algún día se los necesitase y se los acondicionase para el servicio.

A principios del siglo XIX España estaba prácticamente en la bancarrota y la gran flota que poseía estaba en los puertos sin preparar a causa del alto coste que esto suponía para las arcas del Estado. Antes de Trafalgar se hizo un hercúleo esfuerzo por aprestar los buques que después lucharían en la batalla. Aún así muchos navíos que podían haber estado en dicha batalla no pudieron utilizarse por falta de fondos, tripulaciones o mal estado del buque.

Así, de todos los navíos que había, a duras penas se pudieron armarse de la escuadra de Cádiz los doce navíos que eran requeridos. En el Extracto del estado de los navíos de la escuadra de Cádiz, firmado por D. Honorato Bouyon el 19 de febrero de 1805 se decía:

«Trinidad»: completo de arboladura y embarcaciones menores, estanco y en buen estado. «Santa Ana»: listo de arboladura, estanco y en buen estado. «Argonauta»: completo de arboladura y embarcaciones menores, estanco y en buen estado. «Terrible»: Completo de arboladura y embarcaciones menores, estanco y en buen estado. «Firme»: Completo de arboladura y falto de botes. Estanco y en buen estado. «Bahama»: Estanco y completo de arboladura. En buen estado. «Glorioso»: Se están construyendo los cuatro palos principales y embarcaciones. Estanco. «España»: Se esta terminando su arboladura. Estanco. «San Leandro». Le faltan alguna menudencias en su arboladura, que se están haciendo. Estanco y en buen estado. «América»: Completo de arboladura y embarcaciones menores, estanco y en buen estado. «Castilla»: Están haciendo las ligeras obras que necesita su arboladura. Falto del tercer bote. Estanco y en buen estado. «San Rafael»: Estanco y completo de arboladura. En buen estado.

Este estado general de la escuadra de Cádiz parece bueno en cuanto a armamento y material, sin embargo, la escasez de pertrechos en los arsenales y la dificultad de abastecerlos, como ocurrió con la falta de llaves para el servicio de artillería, hicieron difícil la completa habilitación de los navíos.

Aunque lo que más afecto fue la falta de gente para las tripulaciones, tanto de maestranza como marinería. Según el estado de fuerza firmado por Escaño el 9 de abril, al «Glorioso» le faltaban 236 hombre de los que le correspondían por Reglamento. A la fragata «Magdalena» le pasó otro tanto, por lo que no pudieron hacerse a la mar. La escuadra del Cantábrico pasaba por las mismas dificultades y el «San Fulgencio» y el «Terrible» a pesar de estar en buen estado para la navegación, tuvieron que trasvasar sus dotaciones al «Santa Ana» y al «Rayo» respectivamente, mientras que el «Castilla» fue desarmado al encontrarse en pésimas condiciones.

En tiempo de paz eran más necesarios los buques menores, con los que hacían labores de guardacostas y vigilancia o protección de convoyes frente a piratas, que los grandes navíos de línea.

Los buques menores eran utilizados como escoltas y llevaban menos tripulación que en tiempos de guerra. Los navíos de 112 cañones en tiempo de paz tenían una tripulación y guarnición de 875 hombres, en periodos de guerra subían a 1048 hombres

Esta diferencia sumada al empleo de todos los navíos y buques para el servicio activo hacían imposible dotarlos con marinería y tropa profesional y de ahí el reclutamiento forzoso y masivo, con las deficiencias que esto ocasionaba. Para la batalla de Trafalgar se aprestó una flota con prisas y falta de muchos recursos.

La arboladura de los buques era bastante mala, de ahí su facilidad para desarbolarse en cuanto había temporales o combate. El gran historiador don Cesáreo Fernández Duro comenta al respecto que entre los años de 1788 a 1808:

En el punto al aparejo, críticos de autoridad, cual lo eran don Luis María de Salazar y D. Alberto Sesma, consideran la exageración de la arboladura, que había ido creciéndose a fin de obtener mayor marcha, sin tener en cuanta el riesgo de averías, y midiendo un navío ingles de 110 cañones superficie velica de 64.283 pies cuadrados, a los españoles del mismo porte se había dado la de 72.290. Los palos y masteleros eran de mal pino de la tierra, por economizar el mayor coste que tenían las perchas de Riga; las jarcias desproporcionadas en menos y lonas de mediana calidad, con lo que cualquier temporal ocasionaba desarbolos.

Más problemas: El general Álava informó el 6 de agosto de 1805 de la falta de pericia de los artilleros de la flota:

En la revista de inspección que acabo de pasar á los- navíos “Bahama” y “San Leandro”, me pareció conveniente hacer que se representase el simulacro de un combate de mar practicándose el ejercicio de cañón á fuego para poder formar juicio del grado de instrucción en que se hallan los equipajes, mas como era la primera vez que disparaban artillería ocurrieron adversos defectos de entidad producidos por falta de tales ejercicios, como el introducir algunos los cartuchos por el revés, dejar otros dentro el atacador, etcétera. Esto me ha hecho conocer la necesidad absoluta de que se verifiquen una ú otra vez en los navíos estos ejercicios que no están en uso, y que por este motivo lo participe á V. E. por si mereciese su aprobación ésta providencia, y el consuno de la pólvora adicionada que podrá este efecto pido al Departamento, disponiendo que se hagan cartuchos de papel y de sola la mitad de la carga ordinaria con el fin de economizar gastos.

Como comentaremos más adelante, los ejercicios de cañón pudieron ser mejorados más adelante en puerto, mientras que la falta de práctica en navegación de las tripulaciones supuso el mayor problema.

La mala situación de todo, y sobre todo de la falta de pagas a oficiales, guarniciones y tripulaciones, hizo a Gravina escribir a Godoy para que enviase fondos para pagar a los hombres.

El Primer ministro Godoy en su contestación, fechada el 14 de octubre de 1805, expone de manera muy clara el lamentable estado económico en el que se encontraban las arcas:

Nuestros dispendios han sido tiempo hace exorbitantes y continúan siéndolo sin guardar proporción, sino excediendo en mucho a los ingresos del Erario. Desde el principio de las hostilidades, es decir en los nueve meses de este año, se han librado en virtud de órdenes mías sobre cien millones de reales para el servicio de la Armada y algún socorro dado también al Ejército. Los 25 navíos, 6 fragatas y algunos buques menores que tenemos hoy armados, las fuerzas sutiles, las vigías y otros objetos de la guerra de mar en sólo Europa, nos cuestan únicamente para su manutención en cada año más de ochenta millones de reales. A este gasto extraordinario debe agregarse el que tienen que hacer los arsenales de los tres departamentos para surtir la Armada de lo necesario, comprándolo a precios mucho más subidos que los de tiempo de paz, y forzando los trabajos para que nada falte a los armamentos, todo lo cual se verifica por medio de un crecidísimo desembolso, superior en bastante cantidad a los 120 millones de reales que es la consignación ordinaria de la Marina en tiempo de paz. De suerte que con 200 millones de reales al año, suma del gasto ordinario y del extraordinario, apenas podremos mantener hoy los arsenales de los tres departamentos, los ramos todos de Marina en ellos y las fuerzas armadas.

Tal es nuestro estado, y él nos obliga, no sólo a omitir todo gasto que pueda excusarse, sino a hacer el desembolso de los pagos indispensables con toda la lentitud posible para evitar los ahogos en que sin esta precaución nos veríamos a cada paso, si no se diese tiempo para que se realizasen las negociaciones que hay establecidas para que no falten a la Marina los fondos necesarios.

He entrado en esta explicación para dar a conocer a S.E., aunque con sentimiento mío, que el pago de sueldos no puede hacerse mensualmente, y que sólo de tiempo en tiempo podrán darse algunas pagas a los embarcados según lo pida la necesidad y lo proporcionen los fondos. Pero las gratificaciones de mesa y demás gastos que no puedan demorarse, se pagarán puntualmente.

Es decir, todos los combatientes españoles lo hicieron sabiendo que no iban a cobrar nada, que hacía meses que no lo hacían y que encima se recortaban los gastos para todo, incluidos los uniformes (los oficiales españoles como Churruca llevaban su uniforme gastado, viejo, «pero dignamente») . En la Royal Navy había habido motines masivos por causas mucho menores que las paupérrimas condiciones en que lo hacían los españoles.

Pero esta situación no había sido siempre así. Hasta el fin del reinado de Carlos III en 1788 las tripulaciones habían sido igual de eficaces que sus homólogas británicas y francesas, sobre todo en funciones de guardacostas y protección de las rutas comerciales y sus convoyes, que era lo que realmente importaba para la conservación del enorme imperio español de ultramar.

A diferencia de la guerra de 1779-83, en la que la flota española estuvo continuamente navegando en escuadras, ahora se encontraban continuamente bloqueadas en sus fondeaderos, lo imposibilitaba de adquirir la tan necesaria experiencia en la mar.

Todo ello unido a la llegada de reyes débiles e incompetentes como Carlos IV y ministros totalmente ineficaces y desconocedores de los asuntos del mar, como Godoy, junto a una Hacienda en ruina, llevaron a una Armada que tanto costó resurgir a lo largo del siglo XVIII a en poco menos de una decena de años a ser un mero títere de los franceses. A esto se le unió una dejadez inexplicable en cuanto a entrenamiento, paga de salarios, reformas de artillería y otros adelantos tecnológicos… que le costaron a España su Imperio.

Todos estos problemas los detallamos en el artículo: ¿Por qué se perdió la Batalla de Trafalgar?

La batalla de San Vicente, 1797
La batalla del Cabo de San Vicente (14 de febrero de 1797) fue el primero de los desastres que sufrió la Real Armada al luchar contra el poderío británico. Los problemas y carencias que se pusieron de manifiesto en esta batalla no fueron subsanados posteriormente y llevó al desastre final en la Batalla de Trafalgar. «La batalla de San Vicente, 1797». Pintura de William Adolphus Knell. Parliamentary Art Collection.

Diferentes tácticas de combatir de británicos y franco españoles

Por otra parte, la mayor parte de los oficiales ingleses habían estado en combate o en situaciones de bloqueo, que les dio mucha experiencia en navegación con cualquier tiempo.

El origen de sus marineros eran sobre todo procedentes de ambientes marinos o mercantes que habían sido presionados para alistarse obligatoriamente por las temibles «bandas de reclutamiento».

Como un buque mercante navega igual que un buque de guerra, estos marineros sabían su oficio y dieron a los británicos una decisiva ventaja en maniobrabilidad. Esto dio una confianza en los hombres y expectativas de victoria que los aliados nunca tuvieron. En términos futbolísticos, los británicos salían siempre a ganar el partido, mientras que los aliados jugaban a la defensiva, esperando que no les metiesen muchos goles.

Los comandantes británicos tendieron a situar sus buques a barlovento de su enemigo, mientras que los aliados preferían el sotavento. Esto dio mayor maniobrabilidad al comandante más agresivo británico y la capacidad de escoger el momento de ataque, mientras que obligaron a su opositor a esperar el movimiento y reaccionar en consecuencia.

Mientras, el buque de sotavento tenía la capacidad de escabullirse más fácilmente si la batalla se hacía demasiado en contra, haciendo de esto una táctica que apuntaba más a la propia supervivencia que a la búsqueda de la victoria.

Las acciones raudas del período habían tendido a ser casi siempre inconcluyentes. Cuando una flota se acercaba a otra para atacar, un navío sólo podía atacar si el predecesor lo había hecho ya.

Esto causó un ataque secuencial donde la batalla se desarrollaba poco a poco. Esto, junto con la táctica francesa de navegación a sotavento, les permitió escaparse fácilmente.

El único camino para vencer era acercarse a la línea de fondo e intentar atacar al enemigo perpendicularmente. Esto era, sin embargo, una táctica aventurada ya que se exponía mucho al enemigo. Era la llamada táctica de cruzar la T.

El barco atacante o la flota podrían ser machacados antes de que pudieran entrar en contacto. Como curiosidad comentar que en la batalla de San Vicente los británicos corrieron serios problemas con esta táctica que el Almirante británico Jervis utilizó, ya que los españoles mandados por Córdoba, se habían dado cuenta de sus intenciones, pero antes de poder tomar medidas adecuadas Nelson escapó de su línea con varios barcos más, acabando con las esperanzas de los españoles. Este gesto fue tachado por varios oficiales británicos como una insubordinación, no dándose cuenta que Nelson había ganado así la batalla que de la otra forma hubiera sido quizás un desastre.

Si la flota se abría camino por la línea, entonces lo obligarían a reformar al lado de sotavento del enemigo. Sólo un comandante valiente y confiado usaría tal táctica y esto era algo que Nelson solía hacer a menudo. Lo que unido a Almirantes incompetentes como Villeneuve hacían que fuera segura una derrota.

Artilleros rápidos

Durante mucho tiempo se ha pensado que los artilleros británicos eran muy rápidos en el disparo de sus cañones, incluso de el triple que sus homólogos franceses y españoles.

Si bien es cierto que pudieran tener más soltura no era tan abrumadora esta afirmación como se piensa, ya que un cañón y sus movimientos, una vez aprendidos, no daba para mucho más. Es decir, una dotación novata en el uso del cañón podía aprender los pasos a seguir en su carga y manejo en poco tiempo, lo que podía aprenderse incluso en puerto.

Salvo el cabo de cañón y un par de artilleros lo demás era sólo el uso de la fuerza bruta y cualquier grumete sacado de una taberna podía hacer fácilmente esa función. Lo que de verdad daba ventaja a los británicos era, como hemos comentado anteriormente, su gran gran capacidad de maniobra en la navegación de altura.

Ahí si que había que tener marineros entrenados. El constante uso de la ventaja del barlovento hacía que los buques británicos atacaran siempre con fuerzas múltiples a sus adversarios, permitiéndoles acercarse a quemarropa, donde podían disparar por las amuras y aletas, o de enfilada, a sus oponentes sin prácticamente sufrir muchos daños.

Esta es la verdadera razón de las grandes matanzas en las tripulaciones combinadas. A tiro de pistola no había que ser un magnífico tirador, que por otra parte dado lo rudimentario de las armas de la época, no había más solución que acercarse al enemigo a tocapenoles, para buscar la victoria.

Si tomamos como verdadera la afirmación de que los artilleros británicos disparaban tres veces más rápido, ¿cómo se explica que en el combate de Finisterre, o en cualquier combate siguiendo la clásica línea de combate, no provocaran muchos daños?

En Finisterre, dos meses antes de la batalla de Trafalgar, los británicos causaron grandes daños a dos navíos españoles sólo cuando estos cayeron a sotavento de su línea y se acercaron tanto a los británicos que estos entonces pudieron utilizar su táctica preferida, esto es, acercarse y machacar al enemigo.

Las carronadas harían el resto. Para eso hacía falta tener buenos marineros, no artilleros. Antonio de Escaño aseguraba que de haber tenido la escuadra combinada mejores marineros con experiencia en la mar, se hubiera conseguido crear una «muralla» infranqueable.

Nelson fue muy hábil al aprovecharse de esta debilidad, pero en condiciones parejas con las tripulaciones de las dos flotas igual de marineras, los británicos hubieran sufrido un grave revés al intentar cortar una línea apretada y bien formada.

Y más con el escaso viento que obligó a los británicos a acercarse a toda vela y de forma muy lenta. El llamado «toque Nelson» por lo tanto sólo era válido para utilizar con escuadras enemigas muy flojas en navegación.

Desafortunadamente, debido al embarque de gente de leva hasta el último momento en la escuadra española, muchas dotaciones no tuvieron ni esos momentos de entrenamiento en la bahía y sí es cierto que no tenían ni premura en los movimientos más simples.

Nuestra colaboradora Christine Bellec apunta unos interesantes datos sobre la superioridad del calibre del disparo de los artilleros ingleses:

El calibre de las balas inglesas era diferente. No utilizaban el 36, sino el 32. No olvidemos que la libra francesa (489,5 g) era más pesada que la inglesa (453,6 g). O sea, una bala de 36 pesaba 17,6 kg y la bala de 32 inglesa 14,5 kg. El Contralmirante Rémi Monaque, en su libro Trafalgar, nos demuestra que esta diferencia de más de 3 kg era considerable para los hombres que cargaban los cañones en condiciones acrobáticas y particularmente peligrosas. Por lo tanto los artilleros ingleses, fuera de su constante entrenamiento a la mar, beneficiaban de mejores condiciones físicas y hasta diría humanas que los franco-españoles en Trafalgar.

Remi Monaque cita a Decrès explicándoselo a Napoleón:

De todos tiempos, he visto a los artilleros disparar con sólo pólvora sobre el enemigo porque el 36 les cae de las manos, y que el cargador prefiere estar callado y sólo disparar con pólvora más que permanecer expuesto al fuego del enemigo, cuando se trata de coger otra bala y colocarla dificultosamente en la boca del cañón. Se lo he comentado al general Ganteaume quien prefiere el cañón grueso. Le he expuesto mis motivos y me dio la razón, confesándome que en los combates que dio, constató que se utilizó más de la mitad en saquetes que en balas. Eso nos hace estremecer, pero es cierto.

Por otra parte, la bala de 32 inglesa era casi del mismo alcance que la bala española y francesa, y no hacía menos daño.

Tácticas en el combate de Trafalgar

El 9 de octubre de 1805, Nelson llamó a sus capitanes a bordo para explicar su plan de batalla, con su famoso «Memorandum».

Los británicos debían acercarse a los francoespañoles en dos líneas independientes, la columna de barlovento mandada por Nelson en el Victory de 100 cañones, y el Almirante Collingwood en el Royal Sovereign de 100 cañones mandando la columna de sotavento.

La propia columna de Nelson debía romper la línea francesa justo delante del comandante en jefe de los enemigos, que se suponía estaba en el centro de la línea mientras la división de Collingwood debía atacar doce navíos del final de la línea.

Esto aislaría hasta veinte de los navíos enemigos en la retaguardia lo que daba a los británicos una superioridad numérica, permitiéndolos envolver y derrotar la retaguardia del enemigo antes de que la vanguardia pudiera virar y acudir en su ayuda.

Si aquello ocurría, los británicos ya pensarían en el momento cómo resolver aquella amenaza nueva, o dar la caza si la vanguardia decidiera huir.

Como los navíos principales en cada una de sus columnas serían rodeados por los enemigos y aislados de los demás navíos británicos hasta recibir su ayuda, Nelson colocó sus tres puentes más poderosos en la vanguardia para concentrar su potencia de fuego. Tal plan de lucha cercana favoreció la táctica británica de tiro al casco.

Para vencer esta táctica, había un número de posibilidades que podrían ser empleadas. Los franco españoles podrían navegar juntos e invertir su dirección si los británicos se acercaban, para que la retaguardia de la línea se hiciera la vanguardia.

Esto haría que las columnas británicas se enfrentaran al frente de la línea. En vez de concentrarse en la retaguardia y aislar la vanguardia, los navíos de vanguardia podrían ir en auxilio de los demás.

O bien, los aliados podrían disparar por sus costados perpendicularmente a los británicos cuando estuviesen cerca y luego resistir y correr a sotavento para evitar ser atacados a su vez perpendicularmente por los navíos británicos cuando estos se acercaran a la línea.

La táctica decidida era «de la igualación de la línea». Al creer que Nelson tenía sólo veinte navíos de línea a su disposición, Villeneuve tuvo la intención de formar «un Cuerpo de batalla» de aquel mismo número y el resto dejarlo en un «escuadrón de observación», como una reserva para atacar al enemigo donde se concentrase.

En realidad, sin embargo, esta táctica no podía llevarse a cabo debido al mal estado de las tripulaciones. Al descubrir a los británicos el 21 de octubre, se comprobó que estos tenían más de veinte navíos y que su «Cuerpo de batalla» estaba por lo tanto excedido en número.

Aquello le obligaron a Villeneuve a colocar su reserva en la vanguardia para forma una línea larga muy irregular con grandes claros, por donde se colarían los británicos.

Plano con la táctica utilizada por Nelson en la batalla de Trafalgar.
Plano con la táctica utilizada por Nelson en la batalla de Trafalgar. National Maritime Museum, Londres.

La antigüedad de los navíos combatientes

A continuación podemos observar unos datos interesantes sobre el estado de antigüedad de las tres flotas participantes en la batalla.

Se puede observar que la flota francesa está formada por barcos bastantes nuevos, cuya media de edad total no llega a los 10 años.

¿Porqué los franceses tenían tantos barcos de construcción reciente?, pues porque había perdido en los años precedentes una cantidad considerable de navíos, principalmente por la captura de los británicos. Es interesante ver como los barcos más antiguos de esta flota francesa corresponden a tres navíos de construcción extranjera, el Swiftsure y Berwick capturados a los británicos y el Intrépide, antiguo navío español cedido a los franceses.

En el otro lado opuesto se encuentra la flota española, con casi 25 años de media de edad, y con el navío más antiguo de la batalla: el Rayo de 57 años. Esto se debía a que España no perdió tantos navíos frente a los británicos como para ser un problema (1793-1799 y 1800-1806).

Hay que apuntar que, debido a la situación económica, la escuadra española no tenía ningún buque construido en el siglo XIX, siendo todos del siglo XVIII, algunos ya bastante viejos como hemos comentado.

Los británicos se encuentran en una situación intermedia con navíos viejos como tres de más de 40 años y otros con apenas unos meses.

Antigüedad de la escuadra británica

Navío (cañones)Año de construcción y bajaAños hasta Trafalgar
Victory (104)1765- —40
Temeraire (98)1798-18387
Neptune (98)1797-18188
Conqueror (74)1800-18225
Leviathan (74)1789-184816
Britannia (100)1762-182543
Ajax (74)1798-18077
Orion (74)1787-181418
Agamemnon (64)1781-180924
Minotaur (74)1793-181012
Spartiate (74)
(ex-francés)(1)
1793-185712
Africa (64)1781-181424
Royal Sovereign (104)1787-184918
Belleisle (74)
(ex-francés)(1)
1793-181412
Tonnant (80)
(ex-francés) (1)
1791-182114
Mars (74)1794-182311
Bellerophon (74)1786-181519
Colossus (74)1803-18262
Achilles (74)1798-18657
Revenge (74)1805-18490
Defiance (74)1783-181322
Swiftsure (74)1804-18301
Thunderer (74)1783-181422
Defense (74)1763-181142
Dreadnought (98)1801-18574
Polyphemus (64)1782-181323
Prince (98)1788-183717
Media de años de la flota británica15,3 años
(1) El ‘Spartiate’, ‘Belle isle’ y el ‘Tonnant’ fueron en su origen navíos franceses, pero fueron apresados por los británicos. En los navíos británicos consta también el año de baja, ya sea por diferentes causas (vendidos, desguazados, hundidos o quemados).

Antigüedad de la escuadra francesa

Scipion (74)18014
Formidable (80)179510
Duguay-Trouin (74)18005
Mont-Blanc (74)179114
Intrépide (74)
(ex-español)(1)
179015
Indomptable (80)179015
Fougueux (74)178520
Pluton (74)18050
Héros (74)18014
Bucentaure (80)18041
Neptune (80)18032
Redoutable (74)179114
Aigle (74)18005
Algésiras (74)18041
Swift-Sure (74)
(ex-británico) (2)
178718
Argonaute (74)17987
Achille (74)18032
Berwick (74)
(ex-británico) (2)
177530
Media de años de la flota francesa9,2 años
(1) El ‘Intrépide’ fue el español ‘Intrépido’, uno de los seis navíos transferidos a Francia a principios del XIX para ayudarlos a colmar las fuertes pérdidas de los franceses de navíos frente a los británicos. (2) El ‘Swift Sure’ y el ‘Berwick’ habían sido navíos británicos que después fueron capturados por los franceses.

Antigüedad de la escuadra española

Neptuno (80)179510
Rayo (100)174857
San Francisco
de Asís
(74)
176738
San Agustín (74)176639
Santísima
Trinidad
(140)
176936
San Leandro (64)178718
San Justo (74)177926
Santa Ana (112)178421
Monarca (74)179411
Bahama (74)178817
Montañés (74)179411
Argonauta (80)17969
San Ildefonso (74)178520
Príncipe
de Asturias
(112)
179411
San Juan
Nepomuceno
(74)
176639
Media de años de la flota española24,2 años

La artillería de las tres escuadras

Artillería en los buques españoles

Puede ver la tabla más grande aquí.

Navío/
(Sistema Construcción)
Baterías
Alcázar, castillo y toldilla
1ª Batería
Cal
2ª Batería
Cal
3ª Batería
Cal
Cañones
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Pedreros
Cal
Carronadas
Total*
Navío de 1ª clase
Santísima Trinidad/
(J. Juan)
32
36
34
24
36
12
18
8
16
24
4
4
 
 
136

Navíos de 1ª clase (112 cañones)

1ª Batería
Cal
2ª Batería
Cal
3ª Batería
Cal
Cañones
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Pedreros
Cal
Carronadas
Total
Príncipe de Asturias/
(R. Landa)
30
36
32
24
30
12
6
8
14
48
6
24
 
4
4
118
Santa Ana/
(R. Landa)
30
36
32
24
32
12
10
8
10
48
2
32
6
24
4
4
122

Navíos de 1ª clase (100 cañones)

 
1ª Batería
Cal
2ª Batería
Cal
3ª Batería
Cal
Cañones
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Pedreros
Cal
Carronadas
Total
Rayo/
(Gaztañeta)
30
36
32
24
30
8
 
 
 
4
4
 
4 de a 28
96

Navíos de 2ª clase (80 cañones)

 
1ª Batería
Cal
2ª Batería
Cal
3ª Batería
Cal
Cañones
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Pedreros
Cal
Carronadas
Total
Argonauta/
(Retamosa)
30
36
32
18
 
16
8
12
30
 
4
4
 
90
Neptuno/
(Retamosa)
30
36
32
24
 
12
12
10
36
8
24
 
8
4
1 de 10
93

Navíos de 3ª clase (74 cañones)

 
1ª Batería
Cal
2ª Batería
Cal
3ª Batería
Cal
Cañones
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Pedreros
Cal
Carronadas
Total
San Ildefonso/
(R. Landa)
58
24
 
6
8
10
30
6
24
 
 
80
San Juan Nepomuceno/
(Gautier)
28
36
30
18
 
8
8
10
36
6
24
 
4
4
82
Bahama/
(Gautier)
28
24
30
18
 
10
8
6
30
4
24
 
6
4
78
Monarca/
(R. Landa)
28
24
30
18
 
6
8
10
30
6
24
6
4
 
80
San Agustín/
(Gautier)
28
36
30
18
 
6
8
10
30
6
24
4
4
 
80
San Francisco de Asís/
(Gautier)
28
24
30
18
 
8
8
10
30
6
24
 
4
4
82
San Justo/
(Gautier)
28
24
30
18
 
18
8
1
32
 
 
4
4
6 de a 28
83
Montañes/
(Retamosa)
28
36
30
18
 
8
8
10
30
 
 
 
76
Navío de 3ª clase (64 cañones)
 
1ª Batería
Cal
2ª Batería
Cal
3ª Batería
Cal
Cañones
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Obúses
Cal
Pedreros
Cal
Carronadas
Total
San  Leandro/
(R. Landa)
26
24
28
18
 
10
8
 
1
32
 
4
4
6 de a 32
71
Notas: En el total no se incluyen esmeriles, pedreros y los obuses de a 4 libras, ya que solían utilizarse emplazados en las lanchas y botes para desembarcos y otros servicios en los mismos, por tanto no eran utilizados en combate contra otros navíos. Los guardatimones no se incluyen en el computo de artillería, ya que en esa posición se solía emplear los últimos de la 1ª batería. Fuente: Elaboración propia en base a los Estados de Fuerza firmados por los propios Comandantes de los navíos a la salida de Cádiz de la escuadra, el 19 de octubre de 1805. «Campaña de Trafalgar (1804-1805) Corpus Documental». Tomo II. José Ignacio Gonzalez-Aller. Editorial del Ministerio de Defensa. 2004.

En los navíos españoles había varias carronadas de diversos calibres ligeros en algunos navíos, pero no en un número significativo y tampoco en todos los buques, como para ser realmente determinantes en la batalla.

La carronada de a 10 libras del «Neptuno» es posible que no se hallara montada, ya que no consta munición para ella. Las 4 carronadas de a 28 libras del «Rayo» tampoco tienen munición en su Estado de Fuerza, por lo tanto también es posible que se encontraran desmontadas.

Los otros dos buques que también llevaban carronadas sí consta que tenían su munición, y en el caso del «San Leandro» fueron ampliamente utilizadas en el combate, desarbolando, por ejemplo, el mastelero de juanetes de proa al «Royal Sovereign» con una de ellas.

Los dos obuses de a 32 libras del «Santa Ana» es posible que también fueran carronadas, puesto que no había obuses de ese calibre. Lo mismo pasa con el «San Justo» y con el «San Leandro», los dos con un obús de a 32 libras.

En todo caso todos los navíos españoles, por lo menos, portaban un número elevado de obuses marinos, que podían suplir en parte las funciones de las carronadas.

Artillería en los buques británicos

Navío (porte nominal)1ª bateria2ª bateria3ª bateriaAlcázar/castilloCarronadas
Victory (100)30×32 lib28×24 lib30×12 lib12×12 lib/2×12 lib2 x 68 lib en el castillo de proa
Temeraire (98)28×32 lib30×18 lib30×18 lib8×12 lib/2×12 lib?
Neptune (98)28×32 lib30×18 lib30×18 lib8×12 lib/2×12 lib?
Conqueror (74)28×32 lib30×18 lib14×9 lib/2×9 libFueron añadidas 6×18 lib en la toldilla y 2×32 lib en el alcázar
Leviathan (74)28×32 lib28×18 lib14×9 lib/4×9 libLos 9 lib. fueron reemplazados por carronadas
Britannia (100)28×32 lib28×24 lib28×12 lib12×6 lib/4×6 lib?
Ajax (74)28×24 lib28×24 lib14×9 lib/4×9 lib8×32 lib (En alcázar) remplazando los 9 lib. de allí.
Orion (74)28×32 lib28×18 lib14×9 lib/4×9 lib?
Agamemnon (64)26×24 lib26×18 lib10×9 lib/2×9 lib?
Minotaur (74)28×32 lib28×18 lib14×9 lib/2×9 lib?
Spartiate (74)28×32 lib30×18 lib2×18 lib/2×18 lib14×32 lib en alcázar y 6×32 lib en castillo
Africa (64)26×24 lib26×18 lib10×9 lib/2×9 lib?
Royal Sovereign (100)28×32 lib28×24 lib30×12 lib10×12 lib/4×12 libProbablemente tenía 6×18 lib en toldilla y otras remplazando algunos cañones de 12 lib del alcazar y el castillo.
Belleisle (74)30×32 lib30×24 lib2×9 lib/14×32 lib en alcázar, 2×24 lib en castillo y 2×24 lib en toldilla
Tonnant (80)  32×32 lib32×18 lib2×18 lib/14×32 lib en alcázar y 4×32 lib en castillo
Mars (74)28×32 lib30×24 lib12×9 lib/4×9 lib?
Bellerophon (74)28×32 lib28×18 lib14×9 lib/4×9 lib2×32 lib en castillo y 6×18 lib en toldilla
Colossus (74)28×32 lib30×24 lib4×24 lib/2×24 lib10×32 lib en alcázar, 2×24 lib en castillo y 6×18 lib en toldilla
Achilles (74)30×32 lib30×18 lib4×18 lib/2×18 lib10×32 lib en alcázar, 2×24 lib en castillo y 6×18 lib en toldilla
Revenge (74)30×32 lib30×18 lib12×9 lib/2×9 lib2×32 lib en castillo y 6×18 lib en toldilla
Defiance (74)28×32 lib28×18 lib14×9 lib/4×9 lib?
Swiftsure (74)28×32 lib28×18 lib4×18 lib/2×18 lib10×32 lib en alcázar, 2×32 lib en castillo y 6×18 lib en toldilla
Thunderer (74)28×32 lib28×18 lib14×9 lib/4×9 lib?
Defense (74)28×32 lib28×18 lib14×9 lib/4×9 lib?
Dreadnought (98)28×32 lib30×18 lib30×18 lib8×12 lib/2×12 lib?
Polyphemus (64)26×24 lib26×18 lib10×9 lib/2×9 lib?
Prince (98)28×32 lib30×18 lib30×12 lib10×6 lib/2×6 lib?
Buques menores
Euralyus (fr. 36)26×18 lib6×9 lib/2×9 lib6×32 lib en alcázar y 2×32 lib en castillo
Naiad (fr. 38)28×18 lib8×9 lib/2×9 lib6×32 lib en alcázar y 4×32 lib en castillo
Phoebe (fr. 36)26×18 lib8×9 lib/2×9 lib?
Sirius (fr. 36)26×18 lib8×9 lib/2×9 lib?
Pickle (10)8×12 lib
Entreprenante (8)10×12 lib
Fuente: The Trafalgar Companion, Mark Adkin. 2005.

Artillería en los buques franceses

Según Napoleón, en su correspondencia sobre el estado de la flota francesa en Tolón el 26 de marzo de 1805, esta adolecía de la falta de carronadas, ya que sólo tenía carronadas el navío «Neptune», aunque en puerto había unas 300 carronadas que se hubieran podido instalar, más otras 36 mandadas desde Brest, pero que no fueron finalmente montadas.

Napoleón, como buen artillero que había sido, sabía de la importancia de tener buena artillería, y aunque ordenaba que se montasen carronadas en los buques, extrañamente esto no se pudo realizar. Por lo tanto, con toda probabilidad, sólo un navío francés las llevaba.

El Contralmirante Magon solicitó que se montasen dos carronadas de pequeño calibre en su navío, el «Algesiras», que se hallaban en el parque del Arsenal de Cádiz, y que provenían del naufragio de un bergantín inglés, aunque desconociéndose si le fueron instaladas finalmente. Es posible que sí llevaran al menos 4 obuses de bronce de a 36 libras.

Nombre1ª bateria2ª bateriaalcázar/castillo
Scipion (74)30×36 lib30×18 lib14×8 lib/6×8 lib
Formidable (80)30×36 lib32×24 lib12×8 lib/8×8 lib
Duguay-Trouin (74)28×36 lib30×18 lib14×8 lib/6×8 lib
Mont-Blanc (74)30×36 lib30×18 lib14×8 lib/6×8 lib
Intrépide (74)28×36 lib28×24 lib12×8 lib/4×8 lib
Indomptable (80)30×36 lib30×24 lib12×8 lib/6×8 lib
Fougueux (74)28×36 lib30×18 lib14×8 lib/6×8 lib
Pluton (74)28×36 lib30×18 lib14×8 lib/6×8 lib
Héros (74)30×36 lib30×18 lib14×8 lib/6×8 lib
Bucentaure (80)30×36 lib30×24 lib12×8 lib/6×8 lib
Neptune (80)30×36 lib30×24 lib12×8 lib/6×8 lib
Redoutable (74)30×36 lib30×18 lib14×8 lib/6×4 lib
Aigle (74)28×36 lib30×18 lib14×8 lib/6×8 lib
Algésiras (74)28×36 lib30×18 lib14×8 lib/6×8 lib
Swift-sure (74)28×36 lib28×18 lib14×8 lib/4x8lib
Argonaute (74)28×36 lib30×18 lib14×8 lib/6×8 lib
Achille (74)28×36 lib30×18 lib12×8 lib/6×8 lib
Berwick (74)28×36 lib28×18 lib14×8 lib/6×8 lib
Fuente: The ships of Trafalgar, Peter Goodwin

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