Por Santiago Gómez Cañas
Autor del libro: «Historiales de los navíos de línea españoles, 1700-1850»
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Historiales de las embarcaciones menores de la Armada española (XVIII-XIX)
Índice
Antecedentes
El ataque del comodoro británico Graham Moore a las cuatro fragatas del jefe de escuadra Bustamante el 5 de octubre de 1804, en tiempo de paz, se convirtió en «casus belli» para la declaración de guerra a Gran Bretaña en octubre de 1804. Aunque es el más conocido, no fue el único caso.
Meses antes de la declaración formal de guerra, numerosos buques mercantes y de guerra españoles son detenidos en alta mar o capturados.
Así ocurrió con la corbeta correo Urquijo, al mando del teniente de fragata Manuel Fernández Trelles, armada con solo 4 cañones de 6 libras, detenida ilegalmente el 29 de junio por una goleta británica, y unos días después, el 4 de julio de 1803, por el cúter británico Bencher cuando iba de la Habana a La Coruña, llevándose las armas portátiles.
Al anochecer del 30 de diciembre de 1803, a la vista de Mote Cristi, en la isla de Santo Domingo, sufre un nuevo atropello por parte de la fragata británica Eolus, de 34 cañones de a 18 y 24 libras y 10 carronadas de grueso calibre, al mando del capitán Andrew Francis Evans.
Al negarse Trelles a cumplir las peticiones de ir a Jamaica detenida, la fragata cañonea a la corbeta, que se rinde a las cinco horas de combate, destrozada y con muchas bajas.
Sería después liberada, pero los británicos no admitieron reclamación alguna. Lo mismo sucedió con la corbeta correo Infante Don Carlos, salida de Montevideo, al mando del teniente de navío Ramón Lorenzo Romay, y detenida por la corbeta corsaria Endeavour el 6 de abril de 1804.
Sucedieron otras capturas, como la de las fragatas de la Real Armada Santa Matilde, el 23 de octubre de 1804, la fragata Anfitrite, capturada el 19 de noviembre de 1804, o la fragata Santa Gertrudis, salida de Callao y capturada el 7 de diciembre de 1804.
Aunque el caso es menos conocido, también fue capturada en tiempo de paz la goleta Extremeña. Veamos el historial de esta goleta y las circunstancias de su pérdida.
Comisión hidrográfica
Esta goleta fue mandada construir en Guayaquil en 1802, junto a su goleta gemela Alavesa, destinadas a realizar trabajos hidrográficos en la costa del Pacífico.
Por Real orden de 25 de junio de 1801, aún en guerra con Gran Bretaña, se ordena al teniente de navío José Ignacio Colmenares realizar trabajos hidrográficos entre Chiloé y Panamá.
En octubre de ese mismo año se ordena al teniente de navío José de Moraleda y Montero realizar la misma comisión entre Panamá y Sonsonate.
Cumpliendo las órdenes recibidas, el 1º de julio de 1802 Colmenares toma el mando del bergantín Peruano y Moraleda el de la corbeta Castor. Para desempeñar dichas comisiones, se ponen a las órdenes de estos dos oficiales otros dos buques menores, a Colmenares se le asigna la goleta Extremeña, y a Moraleda a la goleta Alavesa.
Ambas goletas fueron construidas en el astillero de Guayaquil, para lo que se utilizaron los pertrechos recuperados de la fragata Santa Leocadia, naufragada cerca de la punta de Santa Elena el 16 de noviembre de 1800, y el material reunido para la construcción de la fragata Ciudad de Lima, que debía sustituir a la anterior, y finalmente no se realizó. Iniciaron sus servicios a finales de 1802 y en 1803.
Puesta al mando del teniente de fragata Mariano lsasbiribil, la goleta Extremeña se hace a la vela de Guayaquil rumbo a Callao en noviembre de 1802.
Obligada a arribar a Santa, a comienzos de enero de 1803, allí se reúne con el bergantín Peruano los primeros días de febrero, navegando juntos hacia el Callao.
En dicho apostadero son alistados los dos buques para iniciar su comisión hidrográfica, zarpando hacia Valparaíso a finales de abril.
Después de invernar y levantar un plano de Valparaíso, inician el 1º de octubre de 1803 una primera campaña hidrográfica, en la que reconocen los puertos de Quintero, Papudo y Pichidangui y regresan a Valparaíso en los primeros días de noviembre.
A mediados de ese mes de noviembre inician una segunda campaña, visitan los puertos de Chiloé, Valdivia, Talcahuano y la isla Santa María, para regresar a Valparaíso a finales de marzo de 1804.
Continuando con su comisión hidrográfica, zarpan de nuevo de Valparaíso el 20 de junio de 1804 el bergantín Peruano, la goleta Extremeña y el falucho San Juan Bautista rumbo al puerto de Coquimbo.
La noche del día 27, en medio de una tormenta, el bergantín pierde el mastelero de gavia y algunos obenques, viéndose obligado a arribar a Valparaíso.
Antes de separarse, el teniente de navío Colmenares da instrucciones a Isasbiribil para que recorra la costa desde Pichidangui hasta Coquimbo.
La Extremeña fondea en Coquimbo el 8 de julio, donde realiza los planos del puerto y realiza los mismos trabajos en Herradura, Tongoy, Guanaquero y en la costa que va de Lengua de Vaca hasta punta de Teatinos.
Isasbiribil recibe el 27 de julio órdenes del Capitán General de Chile, el jefe de escuadra Luis Muñoz de Velasco, de regresar a Coquimbo y expulsar de sus costas a la fragata francesa Teresa, mandada por Francois Perry, y a otros buques sospechosos de realizar contrabando, como la fragata norteamericana Minerva, capitán Robert Jones, que se resiste a abandonar aquellas aguas y amenaza con usar la fuerza, instalando en su batería ocho cañones que tenía en la bodega.
Después de cumplir la comisión de expulsar a los buques extranjeros que realizaban comercio ilícito, la goleta siguió con sus trabajos hidrográficos de reconocer la costa entre Coquimbo y Huasco, levantando los planos de este último puerto y el de Caldera, Caldereta y Ramada. Los oficiales y hombres de la goleta se separan para realizar dichos trabajos.
El teniente Isasbiribil recibe un aviso desde Coquimbo de que un bergantín de bandera británica había apresado al paquebote o bergantín Matulino o Maulino la noche del 24 de septiembre.
La captura
Mientras el bergantín británico y su presa se alejaban hacia el norte, el subdelegado de Coquimbo envía mensajeros para alertar a la Extremeña, uno de los cuales la encuentra al mediodía del 29 de septiembre en La Caldera.
Al haber despachado algunos hombres a sondar Caldereta, y otros a efectuar triangulaciones entre dicho punto y la playa de Puerto Inglés, lsasbiribil no pudo zarpar de inmediato, y solo al final de tarde logra reunir a su dotación y traer a bordo la tienda e instrumentos que tenía en tierra para realizar sus observaciones.
Impedido de zarpar esa noche por falta de viento, utiliza esas horas para alistar su nave para el combate, sacando de bodega las cuatro piezas de artillería de cuatro libras que tenía, así como los escasos 21 proyectiles con que contaba para ellas.
Al amanecer del día 30 se avistó un bergantín y a las ocho y media de esa mañana se reconoció, por su aparejo, que no se trataba del Peruano sino de un buque británico que se dirigía hacia su posición. Viendo que era claramente superior, acerca su nave hacia la playa, fondea sobre dos brazas de agua y se dispone para el combate.
A las nueve de la mañana iza su pabellón y lo afirma con un tiro. A su vez, el bergantín muestra la bandera británica y contesta al disparo, iniciándose el combate.
Una hora después, habiendo agotado sus proyectiles y viendo que se desprendían embarcaciones menores del buque contrario para cortarle el acceso a tierra, lsasbiribil reúne a sus oficiales y deciden varar y quemar la nave para evitar que cayese en manos de los británicos.
Tras despachar la gente a tierra con los documentos de su comisión, él y un pequeño grupo prenden fuego a una capa de azufre que habían esparcido en la cámara, bajando luego a tierra. No pudieron impedir que los botes del bergantín alcanzasen a la Extremeña, apagasen el fuego, la saquen de la varada y la remolquen al lado del bergantín.
Los oficiales y dotación de la goleta se dirigen a Copiapó, donde el teniente Isasbiribil envía un comunicado de lo sucedido al comandante del bergantín Peruano, el teniente Colmenares. Este zarpa de Valparaíso con su bergantín el 5 de octubre rumbo a Coquimbo.
Desde este puerto, el 14 de octubre Colmenares dispuso que su piloto Gaspar Bejarano ponga rumbo a Callao al mando del falucho San Juan Bautista para informar de estos hechos al virrey marqués de Avilés.
Mientras tanto, el Peruano se dirige a Huasco para recoger a Isasbiribil y a sus hombres, pasando después a Coquimbo desde donde realiza una larga patrulla en demanda de la nave enemiga y sus presas.
Isasbiribil desembarca en Pisco para dirigirse a Lima y Colmenares regresa a Valparaíso para continuar patrullando aquellas aguas.
El piloto Bejarano y su falucho son interceptados por dos fragatas británicas el 23 de octubre, a los 15° Sur, viéndose forzado a arrojar al mar la correspondencia que llevaba y ordenar a sus once tripulantes que se hicieran pasar por una nave mercante de su propiedad.
Se trataba de la Cambrigde del capitán Thomas Crow, y de otra fragata estaba al mando de Thomas Bebes, cada una con dieciséis cañones de a 8 libras y más de cuarenta tripulantes.
En el bote que pasó al falucho se encontraban Bebes y el piloto de la Cambridge, quienes abrazaron a Bejarano por haberlo conocido siendo prisioneros, el primero en Guayaquil y el segundo en Bellavista. Llevado a bordo de la Cambridge, Bejarano fue reconocido también por otro piloto de esa nave a quien había tratado en el Callao como prisionero de la corbeta Castor.
Le ofrecieron mercancía pero Bejarano rehusó la oferta, siendo finalmente liberado a medianoche, luego de lo cual continuó con su travesía hacia el Callao, a donde finalmente llegó el 25 de octubre.
El buque británico
El bergantín británico era el llamado Harrington, mandado por el escocés William Douglas Campbell. Antes de los sucesos de los que fue protagonista en 1804, había realizado un viaje a la costa sudamericana, zarpando de Port Jackson, Australia, en octubre de 1802, para realizar la pesca de ballenas, pero estaba cargada con numerosas mercancías, por cuenta de una casa comercial de Bengala, con intención de venderlas ilegalmente si la ocasión se presentaba.
Después de tocar en la isla Más Afuera, del archipiélago de Juan Fernández, recala en los puertos de Coquimbo, Caldera, Huasco e lquique. En el primero de ellos pierde su bote con trece hombres, capturados por un buque español, enviados al Callao y después a Cádiz a bordo de la fragata Aurora, que zarpa con ese destino el 31 de marzo de 1803, mientras el bergantín regresa a Port Jackson en abril de ese año.
En mayo de 1804 Campbell zarpa de nuevo de Port Jackson rumbo a las costas sudamericanas. El bergantín tenía una dotación de 52 hombres, y estaba artillado con 6 obuses de 12 libras, 6 cañones de 6 y 2 cañones de 3 libras.
Al igual que en la campaña anterior, su propósito era la caza de ballenas y vender la mayor cantidad de mercancías que llevaba a bordo, cuyo valor ascendía a unos treinta mil pesos.
Hizo escala primero en Tahití, donde un capitán norteamericano informa a Campbell que España y Gran Bretaña se encontraban en guerra.
Como capitán de infantería de marina de la East India Company, Campbell se creyó autorizado a ejercer como corsario, aunque no podía tener una patente de corso de una guerra que no había comenzado.
Por tanto, sus acciones posteriores serían consideradas como de piratería, no solo por las autoridades españolas, sino también por las británicas.
Campbell puso proa a la isla Más Afuera, donde obtiene noticias de la presencia del bergantín Peruano y la goleta Extremeña en las costas chilenas, iniciando su búsqueda con intenciones hostiles.
El Harrington arribó a la altura de la punta Lengua de Vaca, en la bahía de Tongoy, avistando en ese lugar al bergantín San Francisco de Paula, alias Maulino o Amiento, al mando del capitán Ramón Eraso, propiedad de Manuel Bustamante, que había fondeado en Coquimbo la mañana del 24 de septiembre desde Valparaíso, seguido hasta ese puerto por el bergantín británico.
Las autoridades locales enviaron un bote a reconocer la nave y advertir a su capitán que debía alejarse de la costa, pero Campbell no solo detuvo a los comisionados, entre los que se encontraba Félix de Varleta, sino que también captura al San Francisco de Paula, dejando a sus marineros en tierra.
Las dos naves zarpan al día siguiente y llegan el día 27 a Huasco, donde sus tripulantes se apoderan de 300 quintales de cobre de la Real Hacienda y otros 100 quintales propiedad de Juan Manuel de la Cruz, que se encontraban cercanos a la playa.
En ese lugar desertó un marinero irlandés que, conducido a Coquimbo, fue interrogado después por el teniente Colmenares a su arribo a dicho puerto en los primeros días de octubre, poniendo en alerta a las autoridades españolas de la presencia y actuación del bergantín pirata.
Sucesos posteriores. Conflicto diplomático
Una vez capturada la goleta, el Harrington y sus dos presas parten hacia Port Jackson. Recala primero en Tahiti donde toma como tripulantes a varios nativos de la isla así como de las Sandwich, dejados allí por otros buques británicos.
Al llegar a la isla de Norfolk, Campbell obtiene noticias de que España y Gran Bretaña aún se encontraban en tiempo de paz, pues la declaración de guerra se produce el 12 de diciembre y la noticia llegaría a la zona en fecha posterior.
Comprendiendo el terrible error que había cometido, a fines de febrero Campbell dispuso que las dos presas pasaran al grupo de las islas Kent, donde debían esperar instrucciones, mientras que él se dirigía a Port Jackson para obtener noticias.
Al llegar a Port Jackson, el gobernador Philip King dispuso en el mes de marzo que Campbell y su tripulación quedaran arrestados a bordo de su nave, debiendo enfrentarse a cargos de piratería.
Supo que las presas se encontraban en algún lugar entre Norfolk y Port Jackson, ordenando que dichas naves, que en fuentes británicas se denominan como «Estramina» y «Saint Francisco and Saint Paulo», fondearan en Port Jackson, fueran tratados con respeto a su pabellón, izando la bandera española en ellos.
Para entonces, la situación del bergantín mercante era complicada, tenía importantes vías de agua, dañando la carga que aún tenía en sus bodegas.
La goleta Extremeña pasó a la bahía Jervis para tratar de auxiliar al bergantín español. La presencia de la goleta en aquella bahía fue conocida por las autoridades de la colonia y a principios de abril despachan al tender armado Lady Nelson, que al arribar a bahía de Jervis tuvo que disparar un tiro de advertencia al ver que la Extremeña intentaba escapar, llegando la goleta finalmente a Port Jackson junto con el Lady Nelson.
Del mismo modo, la goleta o cúter Integrity, al mando del teniente Charles Robins, es enviada al grupo de las islas Kent, donde encuentra el 29 de abril al bergantín San Francisco de Paula embarcando cuatro pies de agua al día, pese a los esfuerzos de la escasa dotación que le había pasado el Harrington, a cargo de su segundo maestre Arnold Fisk.
Con el bergantín en su conserva, Robins tuvo que arribar a Port Dalrympe para realizar unas reparaciones urgentes, llegando finalmente a Port Jackson el 17 de mayo.
En contraste con la actitud de otros gobernadores y autoridades británicas, a entender del gobernador King el proceder de manera pirática del capitán Campbell ponía en riesgo no solo las relaciones diplomáticas, sino a otros buques británicas que navegaban en la costa sudamericana.
Ordena al teniente Robins poner rumbo a Valparaíso con el Integrity para llevar sus disculpas al capitán general chileno y al virrey del Perú, informándoles que Campbell y su tripulación estaban detenidos para enfrentar cargos por piratería, asegurando que los interesados podían recoger sus buques, que quedaban bajo su custodia.
El Integrity zarpa el 26 de mayo, pero desgraciadamente se pierde en la travesía, por lo que las autoridades españolas solo tienen noticias de lo ocurrido con las dos presas a primeros de 1807, cuando el bergantín norteamericano Venus llega a Talcahuano y su capitán, Bejamin Kelly, informa sobre los hechos.
Los dos buques españoles permanecieron en Port Jackson con la bandera española hasta principios de 1805, protegidos por el gobernador. Habiéndose declarado la guerra, y al no tener noticias del paradero del teniente Robins, el gobernador King decide poner a la venta ambas presas.
Mientras el caso era consultado con Londres, Campbell fue absuelto del cargo de piratería, al entender que no había tenido intención de actuar de aquella forma, aunque fue reprendido.
Estas capturas fueron materia de un largo proceso diplomático entre el gobierno español y el británico, demandando el primero no solo el castigo de Campbell sino además una compensación por el valor de lo capturado (12.000 pesos por el San Francisco de Paula, 3.200 por el cobre sacado de Huasco, 25.000 por la Extremeña y unos 1.000 más por los instrumentos científicos perdidos a bordo de esta última) y por los perjuicios causados.
Las presas y su carga fueron confiscadas y vendidas, obteniéndose por la Extremeña y su carga 2.627 libras esterlinas 4 chelines y 115 peniques; por la San Francisco de Paula 700 libras esterlinas y por la carga perecedera 829 libras esterlinas 10 chelines y 10 peniques.
Las quejas, en este y los otros casos de capturas ilegales, cayeron en saco roto, por lo que el gobierno español ordena tomar represalias contra el comercio británico el 8 de noviembre de 1804 y declara la guerra el 12 de diciembre.
Dimensiones
70 pies de eslora, 63 pies y 6 pulgadas de quilla, 19 pies y 8 pulgadas de manga, 8 pies y 6 pulgadas de puntal, 10 pies de plan, 9 pies de calado a popa, 8 de calado a proa, 600 quintales de lastre.
Artillado
6 cañones de a 4 libras. Podía llevar hasta 12 cañones.
Bibliografía
- DARÍO ARRÚS, Manuel.: El Callao en la época del coloniaje antes y después de la catástrofe de 1746. Imprenta de «El Callao», 1904.
- ESTENSEN, Miriam. : The Life of George Bass: Surgeon and Sailor of the Enlight-enment. St. Leonards: Allen and Unwin, 2005.
- GARCÍA-TORRALBA PÉREZ, Enrique.: Buques menores y fuerzas sutiles españolas, 1700-1850. Fondo Editorial de Ingeniería Naval. Madrid, 2019.
- PAULA PAVÍA, Francisco de.: Galería biográfica de los generales de Marina. Apéndice. Tomo IV. Madrid. Imprenta de F. García y D. Caravera, 1874.
- The Sydney Gazette and New South Wales Advertiser, 10/3/1805, p. 1; 14/4/1805, pp. 3-4; and 26/5/1805, p. 1.
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- Gaceta de Madrid, nº 57, 1805 p. 631.
Fuentes documentales
- Archivo General de Marina Álvaro de Bazan (AGMAB), Expediciones a Indias (EI), legajo 36, Vivero a Gíl de Taboada nº 23, Lima 23/6/1804.
- AGMAB, EI, legajo 42, carpeta 2164, Vivero a Gil de Taboada nº 154, Lima 30/4/1807.
- AGMAB, EI, legajo 37, doc. 41. Virrey Avilés a Domingo de Grandallana, Secretario de Estado y del Despacho Universal de Marina. Lima 23/11/1804; anexo lsasbíribil a Grandallana, Copiapó 16/10/1804.
- AGMAB. EI, leg. 37, doc. 039. Isasbiribil a Vivero. Lima, 22/10/1804; Vivero a Grandallana. Lima 26/10/1804.
- AGMAB. EI, leg. 38, doc. 001. Pascual Ruiz Huidobro, comandante apostadero de Montevideo, a Domingo de Grandallana. Montevideo, 02/01/1805.
- AGMAB. EI, leg. 42, doc. 079. José Pascual Vivero a Francisco Gil. Lima, 30/04/1807.
- AGMAB. EI, leg. 42, doc. 079. José Pascual Vivero al virrey Marqués de Avilés. Callao, 18/06/1806.